Capítulo XVIII

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Una luz... es la primer luz que puedo ver después de tanto tiempo de estar sumergida en la oscuridad absoluta.

Sin dudarlo un segundo, camino paso a paso para aproximarme a ella. Conforme estoy más cerca, siento una calidez agradable y familiar rodear mi cuerpo; asimismo, veo un hermoso paisaje volverse cada vez más nítido: es el jardín de mi antigua casa de la infancia, en el que solía jugar durante horas en mis ratos libres. En este momento lo puedo recordar todo, absolutamente todo. Desde lo que viví cuando era una niña hasta cuando fui secuestrada por ese culto extraño, Mint Eye. Aunque tengo recuerdos amargos y dolorosos, todo lo que soy capaz de sentir es una paz indescriptible. ¿Acaso estoy muerta y este es el paraíso? ¿El verdadero paraíso y no el que me querían hacer creer en Mint Eye?

Al estar lo suficientemente cerca, el halo de luz desapareció por completo, dejando a la vista no sólo el jardín, sino la casa completa, que era enorme. La nostalgia se hizo presente, provocando que unas lágrimas recorrieran mis mejillas, y este sentimiento sólo pudo incrementarse en el momento en el que escuché la voz de mis padres diciendo mi nombre a mis espaldas.

¿Realmente estoy muerta? Si es así... si puedo estar junto a ellos nuevamente... no me molestaría en lo absoluto.

—¡Sunhee! ¡Hija! —dijeron ambos.

De inmediato me volteé y pude verlos a los dos, sonriéndome y haciéndome un gesto de saludo con la mano. Se veían exactamente igual a como los recordaba, tan amables y dulces como siempre. Mi corazón desbordó de felicidad y corrí en dirección a ellos, quienes me atraparon en un fuerte abrazo. No tenía ni idea de si lo que estaba viendo era un sueño o una simple ilusión, pero podría jurar que sus cuerpos emanaban un suave calor, al igual que un aroma agradable. Se sentían por completo reales.

—Papá... mamá... —sollocé, aferrándome con mayor fuerza a ellos.

—Ha pasado mucho tiempo, nuestro pequeño Sol —dijo mi padre.

—Te has convertido en una hermosa mujer, hija mía —esta vez fue mi madre.

Las lágrimas continuaban brotando de mis ojos sin detenerse. Esto no podía tratarse de un sueño, y aunque fuese de esa manera, me hacía feliz.

—Ustedes... ustedes... —balbuceé. Tenía muchas cosas qué decir, pero era incapaz de formar una oración completa.

—Aunque me alegra verte, hija, no deberías estar en este sitio —continuó mi padre—. Has estado dormida durante mucho tiempo... ¿no crees que es momento de regresar?

—¿Eh? ¿Dormida?

De mis últimos momentos no recordaba mucho. Sólo llegaban a mi cabeza imágenes no muy agradables en las que estaba encarcelada con Jihyun mientras Rika nos torturaba, pero no más que eso.

Jihyun...

Sentí una punzada en el pecho. Todo lo que pude desear era que se encontrara bien, que Rika no le haya hecho daño alguno, no a él. Si toda la locura de Rika me había afectado únicamente a mí y era la razón de que estuviese viendo a mis padres en este momento, estaba bien, siempre y cuando Jihyun se encontrara a salvo. Después de todo, él siempre fue toda mi felicidad, aun estando lejos. Aun cuando supe que Jihyun se había comprometido con otra mujer y aquello había roto mi corazón en mil pedazos, no dejó de ser mi único y gran amor.

Y yo sólo puedo desear... que mi amor esté a salvo y sea feliz. Lo que tanto he querido para él desde que tengo uso de razón.

—Has tenido muy preocupados a tus amigos, Sun —dijo mi madre.

The Compass [Jihyun Kim | Mystic Messenger]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora