Oye weon, me gustai; Lee Know |Skz Chilencis|

II

ESTABAMOS DESAYUNANDO PAN CON HUEVO REVUELTO, y es que, en Perales —una playa culia terrible escondida en el sur que casi nadie conoce— no hay mucho donde elegir para comprar, y apenas habían dos quioscos que se salvaron del tsunami del 2010.

—¿Y qué piensas hacer para tu cumpleaños?—la tía me preguntó con curiosidad.

—Bueno... creo que falta igual un mes—dije obvia, bebiendo un poco de té— pero creo que nada

—¿Nada?—preguntó confundida.

—Bueno, en realidad, solo van las chiquillas y hacemos una pijamada, eso es todo—levanté mis pulgares— y también vamos a almorzar con ustedes, además, ya sabe que mi mamá esta peleada con la familia de mi papá y con la suya, y sin olvidar que ese señor esta en Canada, así que, no hay mucho donde elegir —admití.

—Tampoco tu tienes más amigos—atacó mi mamá.

—Bueno, Marina, tu tampoco tienes muchos amigos—me defendió la amiga de mi mamá— pero bueno, ¿qué te gustaría hacer?

Mire al Lee Know, quien estaba mirando el teléfono y riendo como weon.

—No se usa el teléfono en la mesa, desubicao—dije tirándole un pan, cambiando el tema.

Y es que, no era muy fan de celebrar mi cumpleaños.

—¿Qué te pasa?—se quejó, tomando el pan que cayó frente a él y le pegó un mordisco— podemos llevarla al Mampato, ya sabes, para que no se muera de un infarto la niña

—Ja ja, que andas chistoso—rodeé los ojos.

—Nooo, es buenísima idea—dijeron nuestras mamás— ¿te tinca Fantasilandia?—termino mi mamá.

—No—dije honesta— salgan ustedes ese día, celebren por mi

—Que eres fome Miss—mi mamá me dio un empujón cariñoso— ¿en serio no quieres nada?

Asentí—no es como que cumplir 17 sea muy importante... es solo un número

—Yo digo que Fantasilandia estaría bien—admitió el Lee, y por primera vez, el tono en su voz fue distinto al hablarme— digo, deberías salir más de tu casa y pasarla bien

—¡Si!—aplaudió mi mamá.

FALTABAN UN DÍA PARA MI CUMPLEAÑOS y estaba de vuelta en casa, mirando la tele en el living con aburrimiento. Y es que, mi mamá volvió a su pega luego de un mes de vacaciones y de nuevo estaba sola. Y, por si se lo preguntan, tampoco le respondí al Eunwoo, ni hasta este momento, y no me culpen, pero es que, no tenía ganas de mirar mi teléfono.

Me levante del sillón para ir a la cocina, arrastrando los pies y sacando de uno de los cajones una bolsa de Cheetos y del refrigerador una botella de Coca Cola, para volver al sillón y poner Netflix, colocándole play al drama Boys Over Flowers, matando el tiempo. Pensé en llamar a la Magda, pero ella esta de vacaciones con la Michie en la Serena, y el I.M debe estar jugando LOL con sus otros amigos, por lo que, definitivamente estaba sola.

—A que edad aparecen dos weones de Shinwa y se pelean por mi—comenté como weona, mirando la tele.

  Y suspire, más aburrida que la cresta. Incluso, estaba tan desesperada, que por un instante, se me ocurrió llamar al MinHo para poder compartir un rato, pero terminaríamos peleando y no tenía ganas de pelear, al menos no hoy.

Suspire apagando la tele y fui a bañarme, me vestí y arregle un poco para salir. Tomé una mochila chica y metí lo necesario para salir un rato.

—Día culiao fome—me quejé, colocando mis audífonos y dejando la música en aleatorio.

Y decidí caminar, sin antes avisarle a mi mamá para que no se preocupara. Cantaba bajito, imaginando que era la protagonista de un video musical de bajo presupuesto. En cierto punto, me deprimía ver parejas comiéndose en las plazas, por el mero hecho de que ni siquiera tenía pretendientes — y es que, tampoco me esmeraba mucho en conquistar a alguien, porque no es lo mío—, pero sería lindo si quiera, tener algo. Pero Eunwoo ni siquiera era una opción, ambos estábamos fuera de la liga del otro, simplemente por el mero hecho de que el era un weon mino super tierno y yo.. bueno, yo soy inalcanzable y más pesada que la cresta.

Y no se que en que momento, termine tomando una micro que me dejo fuera del mall Arauco Maipú.

—Excelente, gaste luca —aplaudí como weona al bajarme para entrar al edificio.

Y decidí ir al Starbucks a comprarme un café, y es que, tenía una tarjeta para comprarme cafés y no gastar más plata de lo debido. Y al tener el frapuccino mocha en mis manos, decidí explorar el mall que conocía de memoria.

Fui a la Antartica a capear descuentos, más que nada, para autoregalarme algo.

—Hola, ¿buscas algo en especial?—una voz sonó a mis espaldas.

—Solo estoy mirando, gracias—dije sin siquiera molestarme en mirar quien estaba hablándome.

  Tomé un par de libros de romance juvenil que estaban a 5.990 cada uno y los pagué, para salir de la tienda y seguir mi travesía, yendo a las escaleras mecánicas y subiendo al segundo piso.

ESTABA DE VUELTA EN MI CASA, ESTABA ECHADA EN MI cama, con mis múltiples bolsas sobre el escritorio, a pesar que había gastado una cantidad razonable en muchos descuentos en autoregalo, me había dejado tranquila que pude obsequiarme cosas que quería. Mi mamá me había llamado hace unos minutos, avisando que tendría turno de 48 horas en la clínica y que lamentaba no poder acompañarme en mi cumpleaños, pero tampoco me importaba mucho. O al menos, no como en años anteriores... este era distinto, me sentía desesperadamente sola.

Tomé mi mochila y decidí ir al Líder que quedaba cerca de mi casa, para comprarme una torta y unas velas, para cantarme a mi misma, y tampoco demore mucho en conseguir una torta de tiramisú, que de cuea, la encontré. Y al volver a mi casa, la guarde en el refrigerador junto a las velas y me acosté en el sillón.

Decidí dormir una siesta, además, apenas eran las ocho y media de la tarde.