Déjame estar contigo.

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Que dijeron? Volvió a morir...¡Pues si! Pero salí de mi tumba pa traerles más de esta historia. Ya nada mas informandoles que estamos a poco de acabar con ella.

***

La mirada perdida del castaño y su porte abatido, le hacían sentirse sin ganas de molestarle.

Esa mañana había tenido una discusión con su madre por el hecho de no reconsiderar su compromiso con la chica Kushinada y pronto su padre le estaba reclamando igual. Kyo había dejado una cosa clara:

"NO. no pienso casarme con ella y no voy a tomar el mando del clan"

Eso fue motivo suficiente para que su padre se enojase tanto, que terminó por lanzar contra él, una ráfaga de fuego que apenas alcanzó a esquivar. No le iba a permitir abandonar aquello sin pelear primero y la única forma de que se lo permitiría, sería que acabase muerto o él matara a su propio padre primero. Pero no estaba dispuesto a luchar, por lo que luego de confundir al Kusanagi mayor con un ataque de su fuego, huyó de ahí. Si, cobardemente era la  primera vez que abandonaba un combate, pero este era de vida o muerte... para su padre, porque dado su entrenamiento, era claro que el Kusanagi menor ya había superado las habilidades de su progenitor.

- Me mandaran a matar si  se enteran de la razón por la cual deje el clan- murmura por lo bajo el castaño. Su amigo no sabe que decir, debido a lo delicado de la situación y está vez sus bromas no hacen su típica aparición.

Y es que a estas alturas y pese a su confusión, no se cree capaz de poder seguir con esa lucha que se supone hay entre los clanes. No se siente capaz de poder matar a Yagami y cumplir con su objetivo.

**
Su respiración mezclada con los gemidos de la habitación le tienen en un estado de éxtasis absoluto, incapaz de poder decir algo más que sólo el nombre de quien se encuentra dándole esa sensación de placer.

-I-iori- murmura con dificultad, mientras el heredero del clan rival empuja más fuerte y sujeta su torso con fuerza, pero sin llegar a dañarle.

Besos y suspiros, todo mezclado. Sudor recorriendo la cien del que se encuentra arriba y gemidos acallados por los besos apasionados de ambos rivales.

¿Cómo llegó a esto? Pues...
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Luego de caer en cuenta de que su misión principal ya no tenía un motivo de ser, decidió ir a buscar al pelirrojo. No sabía porque, no esperaba tampoco palabras de consuelo de parte de este por haber dejado su clan, simplemente se dejó llevar por lo que sentía y la verdad es que las ganas de ver a cierto sujeto malhumorado  de pocas palabras, era  lo que deseaba.  Desde la última vez que se habían visto, ya hacía una semana, no tenía noticias de Iori. No había llamadas, ni mensajes, ni siquiera tenía a un Yagami insistente buscándole como siempre, está vez era el; Kyo Kusanagi quien se encontraba buscando a su rival. Que irónica era dicha situación.

Seguro que Yagami estaría riéndose a sus espaldas por lo que había logrado; tener a a Kyo a su merced.

No pasó mucho para que luego de haber llamado a la puerta, apareciese un Iori con jeans, playera blanca y cara de poker en el marco de la misma  con un atisbo de sorpresa surcando su rostro al toparse de frente con el castaño, pero dicha sorpresa es reemplazada casi al instante  por una sonrisa cínica que no hace sino avergonzar al Kusanagi  y hacerle sentir molesto por lo bajo que ha caído en esa situación... mira que ser ahora el que  busca a su rival cuando era al revés dicho asunto.

"Maldito Yagami" - piensa entonces al ver la sonrisa del pelirrojo y al notar lo bien que se ve en esa ocasión, ya que a pesar de lucir un conjunto de ropa "normal" sigue viéndose demasiado atractivo.

-¿Vuelves tan pronto? Eres insaciable,  Kusanagi ¿Quién lo diría? - odia ese tono burlón que el contrario está usando mientras se recarga en el marco de la puerta, odia haber iniciado aquello y odia ser él quien continúa con ello, pero le es imposible no hacerlo... Yagami se vuelve adictivo una vez que le has probado.

Tampoco va a dejar que dicho sujeto le intimide y menos que le gane en ese retorcido juego. Es cierto que le lleva ventaja, pero no va a dejárselo tan fácil. Podrá no estar alcoholizado está vez, pero eso no quiere decir que por ello deba actuar con timidez. Kyo Kusanagi no es así... aunque a estas alturas de la situación, ya no sabe cómo debe actuar frente a Yagami.

Sonríe entonces como suele hacerlo cuando va a molestar a su rival y con el mismo tono que Iori ha usado, comienza diciendo;

-Bueno... mi presencia no parece desagradarte como tanto me lo aseguras. Incluso tu mismo disfrutas de ello - el pelirrojo sonríe apenas, pero hay un brillo en su mirada que el Kusanagi predice como peligroso -¿Me dejaras afuera, estúpido?

Ante ello, Iori está acercándose a su rostro y luego de mirarle a los ojos fijamente, susurra un:

- No tentes tu suerte, Kyo. Porque podrías salir herido - se encuentra tan cerca de los labios contrarios que Kyo casi puede sentir su respiración caliente sobre su boca, pero tan pronto como ha terminado de decir aquellas palabras, se aleja y se aparta de la puerta, lo que el castaño toma como una señal de que puede entrar.

Ni bien lo ha hecho, cuando el poseedor de las llamas púrpuras ya lo tiene contra la pared, con su sonrisa casi maquiavélica surcando sus labios y su cuerpo muy pegado al  suyo. No es más que un roce de ambos cuerpos y el cuerpo del castaño ya ha empezado a arder. Se odia por sentir esto, se odia por saber que es Yagami quien lo provoca y se odia más  porque antes de ir a buscar al heredero del clan rival, ya sé había admitido algo.

Yagami Iori... le atrae más que cualquier chica que haya visto. El maldito tipo que no paraba de perseguirlo para matarlo, le gusta. Y Kyo Kusanagi ya no puede negarlo, menos ahora que se deja hacer mientras su nemesis le desviste poco a poco en su ida a la  habitación y lo único que piensa es:

"Joder. Yagami es tan malditamente atractivo"

**

El cuarto está silencioso. Esta vez no lo han hecho con Kusanagi ebrio. Ambos están en sus cinco sentidos y luego del agotador acto, puede ver al pelirrojo colocarse sus pantalones y caminar al pequeño balcón que hay afuera de su habitación. No hace más que recargar su peso en el barandal y revisar su celular.

Esta curioso al respecto  y se siente celoso de ser menos importante que un maldito aparato. Es decir, es obvio que el de cabellos rojos no es el tipo más dulce, pero acaban de...

-Estúpido Yagami - murmura luego de haberle dado la espalda a  donde se encuentra el otro.

-¿Y ahora que? - la voz potente le sobresalta y lo único que puede hacer es cubrirse más con las sábanas e intentar dormir - ¿Piensas pasar la noche aquí?

- Es tarde. No pienso irme, idiota. Quiero dormir.

- Como sea, Kusanagi. Sólo aparta que ocupas toda la maldita, cama.

Estaba seguro de algo, Yagami no admitiría nada, pero dada su poca resistencia a compartir cama con él  y seguir con dicho "juego", era claro que matarlo ya no estaba en sus planes.

Al menos esa noche, podía dormir tranquilo, sintiendo el calor de su rival y estando consiente de ello mientras se deja arrastrar al mundo de los sueños.

A night of drinking and...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora