Capítulo 32

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YG: Me gustas.

-Lo miraste por algunos segundos, él solía ser muy bromista contigo, así que creías que se trataba de una broma. Te acercaste y le diste un leve golpe en su brazo, a la vez que reías de una forma muy forzada.

TN: ¡Ya Min Yoongi, no juegues conmigo!

YG: Sabía que no me tomarías en serio, pero es cierto. En verdad me gustas, demasiado.

-La risa se fue por completo y abriste tus ojos, viste como sonreía y sus mejillas se pintaron de un color exageradamente rojo.
No era una broma, no estaba mintiendo.
En verdad le gustabas.

TN: Yoongi, y-yo...

YG: No debes decir nada, tampoco te disculpes, es patético que las personas pidan perdón por no corresponder los sentimientos de los otros.
Pero bueno, ¿no hay nada de malo, cierto?
Me gustas y quería que lo supieras, no para darte lástima o persuadirte de lo que sientes por Hoseok. Solo lo hice porque es justo para mi corazón librarse de este secreto.

-No sabías qué decirle, lo único que se te ocurría era pedirle disculpas, excusarte de alguna manera, pero él no quería escuchar eso.
Escuchaste su risa, rompiendo con aquel incómodo silencio que se había formado, su mano se posó sobre tu cabeza y despeinó tu cabello.

YG: Ya, tonta. Promete que nada cambiará entre nosotros, no quiero perder a la única chica que soporto tener cerca.

TN: ¿Te molestas si lloro?

YG: ¿Y por qué vas a llorar?

TN: No lo sé.

-Tu mirada se fijó en el suelo y las lágrimas comenzaron a bajar sin parar. Yoongi bajó de su bicicleta y te abrazó, esa era la primera vez que mantenías ese tipo de contacto con alguien que no fuera Hoseok, Nam o tu padre.

YG: Basta ya, no me gustan las niñas lloronas.
Sonríe, ¿si?
Hey, mírame.

TN: ¿Qué? -Alazaste tu mirada y limpiaste las gotitas que resbalaban por tus mejillas.-

YG: Ahora que seguramente Hoseok será tu novio, pido el puesto del mejor amigo.
¿Me lo cedes?

TN: ¡Min Yoongi, grandísimo idiota!

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TN: ¡Min Yoongi, grandísimo idiota!

-Esta vez fuiste tu quien se lanzó a los brazos de Yoongi. Te aferraste a su cuello y seguiste con tu llanto.
Debías aceptar que te sentías mal, a pesar que él no lo mostrara sabías que en el fondo no la estaba pasando bien. Tan solo imaginar que no podías hacer nada para aliviar aquel pesar, te estaba matando por dentro.

-Pasaron algunos minutos y él anunció que debía marcharse, subió a su bicicleta y se despidió. Veías como se alejaba agitando su mano.

*Al día siguiente*

RM: Levanta ya ese trasero, debemos ir al instituto.

TN: No quiero.

RM: ¡No me obligues a hecharte agua!

¡Hobi! Los amigos no se besanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora