Sexto capítulo; A la oscuridad.

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No veía absolutamente nada. Intento aclararme la vista. Lo consigo. Solo veo un papel en blanco y un lapiz.

Estoy tumbada en el suelo. Sola.

No recuerdo nada de lo que paso ayer despues de aquellas duras palabras.

Cojo el lapiz. Blanco.

Investigaciones psicopaticas.

Me paro a pensar, que solo lo han puesto para asustarme. Solo es un juego y lo superare. Un juego, solo un juego que tengo que ganar para ser feliz, y hasta que no lo haga no podré ser libre.

Me acerco al folio y comienzo a escribir

Sinceramente no se que más daría si estuviera loca, si no pensará igual que todo el mundo, si fuera diferente. Pero no. No puedo serlo.
Creo que el miedo de no encajar es más grande que la realidad en sí. La realidad de que no encajo.
Creo que ese miedo, es el que no me deja vivir. El miedo a fallar a ser el admereir de todo el mundo. De ser la loca. De no ser como ellos. De nunca ser querida.

De nunca poder hacer algo bien, sentirme orgullosa de ello. De no poder nunca reirme sin miedo a si lo estaré haciendo bien...

Se me acaba el folio. Me muerdo el labio y empiezo a escribir en el suelo de madera.

La gente te hace sentir que no vales, que no puedes llegar a cumplir tu sueño. Te quieren ver llorar, simplemente por el hecho de verse ellos mejor que alguién y van a por la más débil, la que llora en la ducha para que nadie se de cuenta, la que tiembla con suspiros, la que no le salen las palabras. La de los miedos. Y te machacan. Y te da miedo despertarte al pensar que puede que no cambie nada.
Que todo siga igual.

Me giro. Empiezo a llorar.

Quizás piense demasiado, pero es la única forma que tengo de poder hablar sin que nadie me juzge.
Quizás nunca llegaré a ser normal, a lo mejor me quedo aquí encerrada toda mi vida. Con la habitación llena de letras. De palabras que no significan nada escritas.

Pero lo son todo en mi cabeza.

Contaré a la oscuridad de este suelo un secreto. El secreto de las lágrimas.

Salen a la superficie de tu piel porque las palabras ocupan su sitio. Porque no quieres hablar. Y en vez de hacerlo, lloras.

Y piensan que es malo. De cobardes.

Yo creo que es de valientes, tener la suficiente capacidad de sentir dolor que provoca np poder hablar.

Y sí, puede que llorando no seas guapa, ni bonita. Puede que nunca lo seas. Puede que te mires el espejo y no veas nada.  Porque no existe la belleza en tí. ¿Pero que más da?

Te preocupas porque la gente lo hace. Comes sano porque atrae más estar en mejor forma física. Sonries, porque amargas si estas triste. Hablas para complacer y callas para satisfaccer. Te fastidias, porque no sabes que hacer para gustar a la gente en general. Para causar una impresión que nunca vas a dar.

Termino. Termino porque el lapíz se me rompe. Y empiezo a escribir en mi mente. Cosas que podrían pasar, pero nunca lo harán. Sueño. Sí, se podría decir que sueño despierta.

- Ya tenemos la primera tesis - me asusto.

- Abriendo puertas.

Vivir para morir.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora