Alya Louise Baudelaire era la simple vecina del chico Potter, pero ahora está tomando el tren a su tercer año de Hogwarts descubriendo su pasado y dándose cuenta que «Todos pueden traicionar a todos»
Perdiendo y ganando gente. Cayéndose y levantándo...
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LOS HECHIZOS NO VERBALES INUNDABAN MIS PENSAMIENTOS —Expulso— dándome pase libre a ganar ventaja, pensándolos con sabiduría y rapidez para terminar por lanzarlos en un movimiento casi elegante, estudiado y así terminar por derribar a mi oponente.
— Estas desconcentrado, Barnett —Me mofé del chico pelinegro.
— Imposible mantenerme concentrado con una belleza tan exquisita como la de usted frente a mi, señorita Bella —Coqueteó como de costumbre jadeando por la falta de aire.
— Pues hazlo, chico, que terminaras convaleciente en cama por estar perdido en mi belleza, al igual que Sirius hace unas semanas —Ataqué como de costumbre a sus estudiados halagos.
— ¿Te he dicho que eres inteligente? —.
— Lo sé, estoy al tanto de mi rango de inteligencia, gracias, ahora, sigamos entrenando —Levanté de nuevo mi varita.
— Mis piernas no dan para más y estoy psicológicamente agobiado —Se quejó saliendo a paso cansado de la habitación.
— ¿Agobiado? Agobiado Kreacher de tener que vivir con alguien como tú —Me burlé de el— Tus quejas son tan abundantes que puedo oirlas sin que hables —Era algo normal entre el pelinegro y yo, el me coqueteaba y yo lo rechazaba, el pan de cada día.
— Bastante amable de tu parte, aprecio el amor con el que me tratas —Sarcástico— de igual manera es hora de bajar, la reunión esta por empezar, el chico Potter estará ahí —Soltó el nombre de Potter como si fuera la cosa que más curiosidad le causaba en el mundo y quizá era así.
Estábamos girando por el pasillo cuando nos encontramos con Kreacher susurrando las típicas cosas sin sentido como: "Pobre de mi ama" o "Que desgracia, sangre sucias en esta sagrada casa".
— Vamos Kreacher, no seas tan gruñón —Hablé firme hacía el, el pequeño elfo me respetaba un poco más que a los demás. Este solo me vio y se retiro con fastidio— Hoy no es su día.
— Nunca es su día —Refunfuño Barnett.
Gire de nuevo para dar con las escaleras y bajar a la reunión junto al pelinegro, pero una persona en las escaleras nos detuvo. Genial, Harry Potter llegó.
— Bella —murmuró viéndome.
— Gafas —Le correspondí, vivir con Sirius te transforma. Lo básico, adaptarse o morir.
— ¡Barnett! mucho gusto —Interrumpió o mejor dicho rompió el incómodo momento el pelinegro alzando su mano frente a Harry haciendo que este la estrechara— Conocí a Bella aquí en Grimmauld Place, pero no creo que me haya contado sobre ti ¿tu eres? —Esa era claramente una mentira.
