"Primera Vez."

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-Tengo mucha pereza Lis...

Cerré los ojos al decir aquello, sintiendo mi cuerpo pesado como un tren al ser arropado por el suave colchón de mi cama, Lisa quien estaba sentada en un costado de está se limito a verme sonriendo levemente mientras negaba con su cabeza. Aquel día había despertado sintiendo mucha pesadez en mi cuerpo, mis ojos apenas se mantenían abiertos y las fuerzas se habían ido, muy pocas veces me pasaba aquello y a decir verdad, sabía perfectamente de que se trataba.

-¿Quiere que le traiga el desayuno a la cama señorita Jennie?

Pregunto Lisa con un tono preocupado en su voz, un bostezo se escapo de mi boca negando levemente hacia ella.

-No tengo hambre Lis, solo quiero seguir acostada.

Eran muy pocas las veces en las que me sentía de aquella manera, específicamente me pasaba cada que me iba a llegar mi período, era como un tipo de aviso que me daba mi cuerpo y estaba acostumbrada a seguir con mis habituales actividades cuando me sucedía esto puesto que siempre debía de ayudar a mi madre en las cosas del hogar o en atender a mi padre y estoy segura de que si Joseph estuviera aquí ya me habría levantado a atenderlo, pero al no estar y no tener realmente ningún tipo de responsabilidad mi cuerpo se negaba rotundamente a obedecer mis órdenes.

Habían dado las seis de la mañana cuando Lisa entro a mi habitación, usualmente a esta hora bajábamos a desayunar para empezar con las clases o para ayudar a Alessia en alguna tarea, pero sinceramente no quería hacer nada.

"Me pregunto si a Lisa le dará pereza también."

Pensé observando a Lisa quien se encontraba sentada con la espalda perfectamente recta en la cama y con su mirada enfocada en la cortina de la ventana seguramente perdida en algún pensamiento.

-Lis...

Dije, mi tono de voz saliendo como un murmullo en la silenciosa habitación provocó que la atención de Lisa fuera hacia mi, aquella mañana Lisa había dejado su cabello suelto por lo que esté caía como cascadas en sus hombros, aquello junto con la tenue luz que entraba por la ventana de mi habitación hacia verla más atractiva de lo normal pues acentuaba de una maravillosa manera sus facciones.

Pensando bien en lo siguiente que diría, suspire cerrando mis ojos un momento.

-Lis... ¿Te acuestas conmigo?

Mantuve mis ojos cerrados evitando así ver la reacción de Lisa al rechazarme -si aquel era el caso- y, llenando mis pulmones de aire aguante la respiración mientras esperaba su respuesta mordiendo mis labios de manera ansiosa. Pasados unos segundos decidí rendirme y abrir los ojos para encararla con toda la vergüenza expresada en mi rostro sin embargo, antes de abrir los ojos sentí como el colchón a mi lado se hundía levemente y la presencia de Lisa me invadía por completo.

Solté el aire que tenía retenido en mis pulmones abriendo levemente los ojos tan solo para poder cerciorarme de que realmente Lisa se había acostado a mi lado, la felicidad que invadió mi cuerpo al ver a Lisa sentada a lado mío en la cama era tan grande que de pronto la pereza había desaparecido de mi cuerpo.

-Señorita Jennie.

Una sonrisa apareció en el rostro de Lisa seguramente al ver la cara tan graciosa que estaba haciendo por tener los ojos entre cerrados, abrí mis ojos completamente correspondiendo su sonrisa para después hacer un pequeño mohín con mis labios y fruncir mi ceño al ver a Lisa sentada a un lado mío y no acostada como yo quería. Lisa inclinó su cabeza levemente al verme hacer aquella acción preguntándome con sus ojos que estaba molestándome por lo que, con cuidado y tratando de no sobresaltar a Lisa moví mi cuerpo un poco en la cama levantando el edredón para dar palmadas a mi lado con mi mano.

DONCELLA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora