Capítulo 2: Ayla

41 8 12
                                    




Me quedo mirando el lugar hipnotizada por su belleza, es hermoso, uno de mis sueños es poder viajar por todo el mundo y poder conocer distintas culturas, escuchar nuevos idiomas y poder conocer gente de otros países. Nunca he salido de mí país, por falta de dinero, pero este viaje es más que suficiente, no puedo pedir más si esto ni siquiera lo estoy pagando yo.

Veo un lugar donde venden comidas, voy para allá y me pido una limonada.

—Gracias. - Le digo al que me la vendió. - ¿Puedo servírmela en otro lugar?

—No. - Me dice, muy serio. Me pilló por sorpresa, pensé que la respuesta obvia era sí.

—Bueno, era solo una pregunta, nada grave. - le digo

—Claro que puedes, era solo una broma. - Me sonríe amablemente.

Se me escapó una risita, me debí ver visto muy chistosa al estar tan confundida.

—Me tomaste por sorpresa.

—Eso noté, el lugar es hermoso ¿No?

—Es maravilloso, que suerte por ti poder verlo todos los días

—Si, algo así.

—¿Todo bien?

—Si, todo bien. - por más que trató de disimularlo vi una mirada triste en sus ojos.

—Bueno, adiós. -No sabía su nombre.

—Luka

—Adiós Luka.

Ese chico me pareció muy tierno, viéndolo parecía de 19-20 años, supongo que trabaja aquí por vacaciones o quizá siempre, no lo sé. Su cabello es café y ojos marrones, piel bronceada, pero se nota que es de piel blanca. Quizás no sea tan aburrido el viaje, hasta puedo hacer nuevos amigos, serán tres semanas aquí, por suerte.

Me voy a las sillas que están en la arena, perfecto para relajarme y tomar el sol, no sería malo broncearme un poco. Me quito el pareo mientras espero que mi familia llegue, me arrepiento de haber dejado mi libro en la maleta, es de mi autora favorita, Elisabet Benavent, le tengo muchas expectativas a este libro y espero las mejore.

Veo mi teléfono, y no tengo internet, verdad que se me ocurrió la fantástica idea de auto liberarme del internet durante estas vacaciones, pues bien, ya no me parece tan fantástica. Me fui a caminar para no aburrirme y mojarme los pies.

Mientras camino, alguien choca conmigo por lo que se me cae la limonada y me moja todo el cuerpo y la parte de arriba del bikini.

—Mierda, perdón, en serio. No fue mi intención, estábamos jugando con mis amigos y no te vi. - Miro a mi derecha y estaban jugando vóleibol. - ¿Estás bien?, siento arruinarte tu prenda.

—Estoy bien. - Le sonrío amablemente. —Para mí que no fue tu culpa, estoy teniendo mala suerte.- Ambos reímos a la vez.

—¡Mario! Solo trae la pelota, sigamos jugando. -El chico que lo está llamando me mira y ladea la cabeza. — ¿Tú no eres trenzas?

—¿Ya párale no?, soy Ayla y no me digas tu nombre que no me interesa. - Por supuesto, tenía que ser el, muy sexy la verdad, bueno, pero ese no es el punto, su metro 85 y ojos no me provocan nada siendo tipos chamulleros como él.

Se le sale una carcajada. — Soy Marco.

¿Polo? – Admito que fue un chiste muy malo, pero daba risa. A Mario se le salió una risotada por lo que Marco lo fulmina con la mirada. Bueno, tan malo no.

Sus otros dos amigos los llamaban, para que fueran a jugar.

-—Adiós Ayla. - me dice Mario

—Adiós trenzas. – Dice Marco. — Por cierto, te queda bien el refresco en tu cuerpo, te ves mas sexy.

Aunque la sangre hierve en mis venas y quiero gritarle todo lo que se me venga a la cabeza, solo lo ignoro. Tipos como él no merecen la pena. Antes de irme veo a mi lado y hay una pelota.

—¿No se les olvida algo?.- Tomo la pelota y hago un saque perfecto, la pelota sale disparada rápidamente y con fuerza, y aunque la red estaba bastante lejos, la pasó sin problemas haciendo un punto, sus amigos no pudieron responderla.

—Veo que juegas. - Dice Marco, un tanto ¿Asombrado?

—Un poco.

—Eso no fue, un poco. Únete con nosotros, juguemos un rato. El equipo perdedor invita a unas limonadas al equipo ganador, es obvio que ganaremos y así Mario te compensa la tuya.

—Está bien.- Digo, un tanto dudosa ¿Será buena idea?

Jugamos lo que fueron una hora y media y como dijo, ganamos. Al terminar, fuimos todos a por limonadas.

—Hola Luka, nos das cinco limonadas por favor. Soy Ayla, por cierto.

—Bonito nombre, no sabía que habías venido con tus amigos. Oye ellos...- Me iba a decir algo pero me adelanté.

—No son mis amigos, aunque casi todos son muy simpáticos.

—El moreno de ojos verdes de allá... te está mirando.

—Estoy comprando las limonadas, deben estar impacientes.

—No, no eso, sino que, ya sabes... - De verdad no estaba entendiendo nada.

—No te estoy entendiendo, Luka.

—El culo vale, descaradamente te está viendo el culo.

Me volteo indignadísima, era Marco, me acerco hacia él con la sangre hirviendo en mis venas.

—Y tú que miras ¿eh? – Noto como el calor se estaba apoderando de mis mejillas, debo estar como un tomate.

—Ya lo sabes, Trenzas. – Me mira fijamente.

—Que idiota. - le doy un empujón en el pecho, cosa que ni siquiera lo hace retroceder. —Me voy. – Digo más para mi que para los demás.

Me fui súper molesta. Voy donde estaba antes, a mi silla en la arena y veo que toda mi familia está ahí, vieron mis cosas y debieron suponer que era mi puesto.

-—Ayla, te vimos con unos chicos y no quisimos molestarte ¿Te la pasaste bien?

—Si, claro, solo jugamos voleibol.

-¿Ganaste, cierto? - Pregunta mi papá.

-Es de esperarse. - le respondo, riéndonos.

-Mira que te traje, supuse que lo querrías. -Dice mi mamá. Saca de su bolso de playa, un libro azul, en la portada ''Un cuento perfecto'' de Elizabet Benavent.

¡Gracias! - Era justo lo que necesitaba, me siento y empiezo a leer.

Antes de empezar el libro, me vienen recuerdos de él, la vez que intercambiamos ropa, nos divertimos tanto, yo con sus pantalones y sudadera, el con mi falda y mi polera. Luego, recuerdos de su cara accidentada, su cabeza, la expresión del conductor al verlo en ese estado.


Soy súper nueva en esto, puede que no sea la mejor historia pero haré lo mejor que pueda. Dejen su voto ,significaría mucho para mí, sigan leyendo la historia si les gusta, gracias:) LA HISTORIA SERÁ RELATADA POR DOS PERSONAJES, AYLA Y...

DOS O MÁS CAPÍTULOS A LA SEMANA

Llámame como quierasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora