Ya eran las 12:30 de la noche y yo todavía estaba con mi vestido y zapatos empapados sonando cada vez que daba un paso, y ni hablar de mi pelo, al ser largo este mojaba todo el suelo y se demoraba una eternidad en secar. Tal vez sea una desagradecida por no dirigirle en todo el camino la palabra mientras llegábamos a su cabaña, pero no tenía motivos para hacerlo.
El hotel se componía de cabañas muy bonitas para cada huésped o grupo. Algunas rodeaban la piscina, otras estaban más cerca de la playa y otras más alejadas, por suerte su cabaña estaba mucho más alejada que la mía, ya me estaba empezando a preocupar por mis padres, no quería que me pillaran y arruinar las vacaciones y menos tener que explicar donde se encontraba mi hermana.
-Veo que no me dirigirás la palabra en todo el camino- me dice – Espero un gracias de tu parte por ayudarte – Me sonríe con esa sonrisa tan linda que me daban ganas de arrancarme la cara.
-No tendrías porque ayudarme si no me hubieras tirado a la piscina, estoy estera mojada, no lo ves. -Le digo molesta.
Él se río y no entendí por qué – Vale, lo siento. - Me dice.
-Un lo siento no soluciona las cosas.
-Pero un lo siento las mejora.
Tenía razón, sí que las mejoraba.
-Esta es. – Llegamos a las cabañas que parecían ser las más costosas del lugar.
-Por fin, mis zapatos no paran de sonar con el agua metida ahí dentro.
El se ríe y solo dice – Mala elección de zapatos.
-Mala elección de compañero, mejor dicho. -Le digo recalcando la palabra compañero.
Entramos, y para ser cuatro hombres en una habitación estaba muy ordenada.
-Se lo que estás pensando, pero Mario ama el orden.
-Así veo
-Bueno, te vas a secar o que. – Me dice más ordenándome que preguntándome.
-Si, adiós.
Entro al cuarto de baño y cierro la puerta, me saco el vestido y quedo en ropa interior de encaje color negro, luego me quito los zapatos y los calcetines me los dejo puestos porque o si no, lo más seguro es que me voy a resbalar.
Me agacho y empiezo a buscar el secador, ¿Dónde dijo que estaba?, al no recordar o tal vez nunca me lo dijo, le pregunto:
-¿Dónde está?
-¿Qué cosa?
-Mi dignidad – le digo sarcásticamente- que más va a ser Marco, el secador de pelo.
-¿Eso fue un chiste? ¿Un chiste de trenzas? ¿De ti? Esto no me lo creo -Se ríe. Que quede claro, yo sí, hago chistes.
-Ja. Ja. Muy chistoso.
- Arriba del lavamanos, en el mueble donde están las demás cosas. -Me responde.
Lo saco de donde estaba y voy a enchufarlo hasta que veo que aparece por la puerta del baño una araña, le tengo terror a esas diminutas y terroríficas arañas.
--En unos minutos subo el siguiente capítulo, el siguiente será un poquito más largo narrado por Marco. Gracias:)--
ESTÁS LEYENDO
Llámame como quieras
Teen FictionAyla es una adolescente de 17 años que viaja con su familia al Caribe, se encuentra con el chico más sexy y fastidioso de todos. Su mejor amigo la enseñó a valorarse, pero la tentación es mayor. -Supongo que no quieres que te bese - Me dice susurran...