Capítulo 4: Ayla

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Definitivamente ese lugar no era, no podía creer lo que había visto, sabía que Marco era así, se ligaba con una y al siguiente día con otra. No porque haya tenido sexo, claro, si no el lugar donde lo tuvo y la forma de chamullar a penas me vio.

-Ayla ¿Estás bien? Pareces un tomate – Se ríe.

- Ese definitivamente no es el lugar donde guardaron el alcohol. – Le digo a Mario.

-Qué raro, Liam me dijo que Marco había dejado las cosas allá.

-Pues de que Marco está ahí, está ahí. – Siento como se me vuelve a subir la sangre a la cabeza y estoy aún más colorada.

-¿Qué dices? – Me mira confundido, hasta que al parecer comprende que ha sucedido. - ¡¿Lo has pillado follando?! – Se ríe a más no poder. – A que por eso has salido roja como tomate. -Intenta parar, pero se sigue riendo a carcajadas.

-¡Baja la voz!

-Bueno, bueno. Pero no puedo creer la mala suerte que tienes. – Lo miro con cara de pocos amigos.

-Como quieras, solo baja la voz.

-¿Te ha dado vergüenza?

-Qué dices, claro que no, es... es súper normal, solo... no me gusta encontrarme a gente, ya sabes..., haciendo lo suyo, en plena acción, cuando ellos...

-Así que es normal ¿no?

-Ya sabes... la personas... ellos o nosotros podemos... No nosotros juntos, claro, si no que por separado... solo me refiero que...- Al parecer mi nerviosismo no pasó desapercibido, ya que me mira y estalla en risa. ¿Lo habré hecho muy obvio que yo nunca lo he hecho?

Mario empieza hablar, pero alguien lo interrumpe, Marco.

-Y a quien tenemos por aquí, hola. - Saluda a mi hermana, que ha llegado casi al mismo tiempo que él – Hola nena. -Me saluda.

-Marco. -Saludo solo para no ser grosera.

-¿Se conocen? Dice mi hermana.

-No le contaste de nuestra aventura trenzas.

-¿Trenzas? – Pregunta mi hermana confundida.

-Que aventura hablas, Marco Polo. - Le digo con cara de pocos amigos, al parecer mi apodo no le causó ni una gracia tampoco.

-Ella sí que te ha visto en una aventura- Dice Mario, se me cae la cara de vergüenza, le dije que no dijera nada.

-Con que has sido tú, tú abriste la puerta. Ya desearías estar en el lugar de ella -Abro los ojos como platos, no puedo creer lo que me ha dicho, ¿Cómo puede ser alguien tan engreído?

-Ni en mis sueños. -Le contesto tratando de mostrarme despreocupada y segura. Tratando de esconder toda la vergüenza que me ha dado tocar el tema.

-Pero al menos estoy en tus sueños ¿no? – Que gilipollas ¿Porque sus respuestas son tan jodidamente buenas?

-No seguiré tu jueguito si eso es lo que esperas. Mejor enséñanos donde están los tragos, que aquí ya se acabaron y claramente recién no los pude encontrar.

-Sígueme. -Me dice Marco.

Fuimos a donde estaban las cosas. Vi a mi hermana muy interesada en Mario, por lo que decidí dejarla a solas con él. El lugar estaba repleto de gente por lo que no le encontré peligro.

-Aquí están, era por esta puerta, no esa – Me señala la puerta que abrí hace un rato equivocadamente.

-Créeme que nunca más la volveré abrir. – Se ríe con mi comentario.

-¿Sabes algo? -Me dice, más serio de lo normal.

- Dime

-Es una vergüenza, no le vayas a contar a nadie ¿sí? -No tenía ni una pisca de borracho, así que supuse que me quería contar algo, a veces a los extraños resulta más fácil contarles las cosas.

-Ya

-Gracias. Aquí voy. -Suspira cerrando los ojos. -Me gusta más el whisky que el tequila- Me saca una sonrisa, de verdad creí que iba a ser algo serio.

-Bueno, pues es una vergüenza terrible. -Le digo siguiéndole el juego- No hay nada peor en este mundo.

-Lo mismo digo, así que yo digo que hay que tomarlo, en sabor puro, ¿Dos shots, trenzas? Pero de whisky, por supuesto.

-Acepto

Yo no tomo, de hecho, creo que he tomado unas dos veces en toda mi vida, y ni siquiera cuenta la primera, ya que solo probé. Así que, aprovechando que el me miraba con picardía directamente a los ojos, tratando de seducirme, bajo mi mano y tiro la mitad del trago al suelo, no soy estúpida.

-Uno, dos, tres. -Ambos tomamos a la misma vez.

Cuando lo acabamos, ni uno de los dos dijo nada. Nos quedamos mirando como si nunca nos hubiésemos visto, veo sus ojos y no logro descifrarlos ¿Qué es lo que quiere? ¿Por qué sigue tratando de liarse conmigo?

Lentamente, se acerca a mí, quedándonos con las narices a punto de chocar, nuestras respiraciones se mezclaban, él baja su mirada a mis labios, y sin poder evitarlo, miro los de él.

Duramos unos segundos así, hasta que siento el tacto de su mano en mi cintura, quiero sepárame, pero la tentación es mayor. Su mano sigue pegada a mí, quiero tocar su espalda, pero no me debo dejar engañar. Me mira a los ojos y nuevamente los labios y se acerca lentamente. Sus labios rozan los míos, no voy a mentir, quiero dejarme llevar, pero a penas el rose se va a convertir en un beso, me alejo.

Al alejarme, sonrío satisfecha por su reacción.

-¿No creías que me iba dejar besar por ti cierto?- Su expresión, era la más chistosa que he visto nunca, confundido y algo molesto, y a la vez, si no estoy loca, algo de picardía.


Me motivaría mucho si votaran en mi historia, síganla leyendo si les gusta :) GRACIASSS

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