Capitulo 78

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Camila estaba muy preocupada por su amiga. No había dejado de llamarla en todo el día y no le contestaba al teléfono. El día anterior, la velada había concluido con un silencio incómodo. Dinah había ignorado a su novio y este se había pasado toda la noche mirando a la joven como si fuese lo único en el mundo. Pero sin decir una sola palabra. Camila y Lauren se habían abstenido de involucrarse en la disputa esperando a que su amigo enfrentase la noticia. Pero nada había pasado. La pareja se había marchado juntos, dejando a Camila muy preocupada.

¡Y ahora no le cogía el maldito teléfono! quiso gruñir la joven colgando de nuevo. Era la décima vez que lo intentaba. Se hartó de esperar noticias y después de sus clases, se dirigió al departamento de Dinah ¡No había nadie! Decidió probar en casa de Austin. Al llegar a la enorme mansión, supo que la encontraría allí. Su coche estaba fuera.

No tuvo que esperar mucho para saber de ella, pues fue su amiga la que le abrió la puerta. La cara de la muchacha se iluminó al verla y la abrazo como si hiciese años que no la veía. Camila lo achacó a los cambios hormonales y no dijo nada.

- ¡Gracias a Dios! No sabes lo mucho que te he necesitado hoy ¡Me voy a volver loca! -grito Dinah en un gesto desesperado- ¡O acabaré convirtiéndome en una asesina!

-¿Qué pasó? -preguntó Camila confundida, mientras se dejaba guiar hasta el interior de la casa.

- ¿Recuerdas lo callado que estaba Austin anoche? Pues ya averigüé el porqué. Andaba planeando la mejor forma de fastidiarme -gruñó la chica, tirándose sobre el gran sofá blanco de la enorme sala.

- ¡Oh! Ya imagino que Lolo a su lado debe parecer un feminista -bromeó Camila, sentándose junto a ella- ¿No te deja hacer nada como si fueses una invalida, verdad?

- ¡Aparte! Pero de verás ¡se volvió loco! -exclamó Dinah, mostrando un rostro temeroso.

- ¡Exagerada! Él solo quiere mimarte y consentirte porque vas a ser la mamá de su bebé -explicó la castaña, quitándole importancia.

- ¿Tú crees? -preguntó su amiga, levantándose y saliendo de la sala- ¡Sigueme y verás!

Camila la siguió con una sonrisa en la cara. Todo estaba bien entre sus amigos. Austin parecía haber asimilado su futura paternidad y ahora solo deseaba mostrárselo a su novia. Ella podía entender eso.

Llegaron hasta la primera planta y Dinah abrió lentamente una habitación. Camila entró en ella, quedándose paralizada en el centro de esta. Las paredes estaban cubiertas por papel pintado, con un bonito fondo amarillo, nada chillón, y ositos con coloridos globos. Una enorme cuna ocupaba parte del cuarto, abarrotada de un zoológico de peluches de todo tipo. Había todo lo necesario para cuidar y mantener a una guardería de recién nacidos. E incluso, cosas que no necesitaria hasta que el bebé fuese algo más mayor.

Camila miró petrificada la habitación. No se le pasó por alto el indiscutible olor. El papel del cuarto estaba recién puesto, y por tanto el resto también acabaría de ser colocado.

- ¿Cómo...? ¡Si se enteró anoche! -exclamó sorprendida.

- ¿Me lo dices o me lo cuentas? -suspiró Dinah cansinamente- Una legión de empleados lo pusieron todo esta mañana ¡Oh y por supuesto a mi no se me permitió ni mirar! No fuese a pasarme algo por estar a menos de un kilómetro de esa cola apestosa que usan para el papel pintado- refunfuñó la chica, girándose para alejarse de la imagen que tanto la hacía enojar.

- Mira el lado positivo, al menos sabes que está de acuerdo con lo de tener el niño -bromeó Camila, abrazándola mientras bajaban las escaleras- ¡Y yo me quejaba de Lolo!

Camila se soltó en carajadas mientras su amiga seguía con el ceño fruncido. Definitivamente ninguna estaba dispuesta a soportar a unos novios sobreprotectores. Pero ambas parecían haber decidido esperar a que se acostumbrasen a la nueva situación antes de descuartizarlos por agobiantes.

Amigas Desconocidas (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora