Capitulo 33

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Camila se dio un respiro y desapareció durante unas horas de la tensa compañía de su amiga. Con la excusa de convencer a Dinah para que la acompañase a la fiesta, había conseguido librarse de la mirada inquisidora de Lauren. Mientras esta acabó a solas con Austin.

Las dos parejas de amigos charlaron durante rato de los temas típicos para matar el tiempo hasta que les fue imposible no contar sus problemas.

- Chechee no sé qué más hacer con ella -admitió Camila desesperada.

- Pero yo no la he visto distinta contigo. Es más, te iba a preguntar si ya eran novias, porque la vi abrazarte muy fogosamente cuando hablabas con Joaquín el otro día -explicó su amiga sorprendida.

- No tengo ni idea a que vino eso, pero te aseguro que desde que... ¡tú sabes! No hemos hablado a solas como antes. Cada vez que nos quedamos solas discutimos por cualquier tontería. Y yo lo intento olvidar porque sé que me merezco que este enojada ¡Pero no aguanto más! Da igual cuanto me sacrifique para que todo siga bien. Ella no hace nada por ayudar -concluyó al borde de las lágrimas.

- Tranquila -le rogó Dinah mientras la abrazaba- Hablen e intenten llegar a un acuerdo.

- ¿Un acuerdo? -le gritó Lauren a Austin por su sugerencia- Lo que quiero es que se aleje de mí y deje de torturarme.

- Ella lo está pasando mal -afirmó Austin serio- Yo finjo como ustedes que todo va bien. Pero no soy tonto, la veo sufrir

- ¿Sufrir? ¡Ja! -espetó furiosa- Ella está encantada con las atenciones de todos a su alrededor

- Lolo no te guíes por los celos y habla con ella -le sugirió su amigo intentando mantener la calma.

- ¡No puedo! Cada vez que me la acerco y me sonríe soy incapaz de razonar. Y acabo gritándole la primera tontería que me pasa por la cabeza y largándome antes de tirarme sobre ella como una perra hambrienta -confesó Lauren desesperada.

- ¿Ari y tú no...? -preguntó sorprendido.

- ¡No! Ni con ella ni con nadie -musitó enfadada levantándose de la silla con tal brusquedad que la dejó caer- Antes de saber que era tan bella ya soñaba con ella e incluso,... -se recriminó una vez más en silencio por lo que hizo- le hice el amor a una desconocida pensando en ella.

- ¡Dios! ¡Estás mal! -exclamó Austin atónito.

- Pero ahora ni así. No hay manera que este con otra. Ni se me apetece. No sé que demonios me pasa. Estoy rodeada de chicas guapas y dispuestas y en lo único que pienso es en descuartizar a quien este más cerca de esa torturadora.

- ¡Estás enganchada! No tienes salida amiga -dijo el muchacho mientras le pasaba un brazo por el hombro- Admite lo que sientes por ella y haz algo para conseguirla ¡Deja de negar lo evidente!

- ¡La deseo! -confesó angustiada Lauren- No sabes cuanto.

- Pues haz algo al respecto -sugirió Austin dando la conversación por finalizada.

No podía hacer nada. La detestaba tanto como la deseaba. Era todo lo contrario a lo que ella pensaba que era. Superficial, coqueta, insensible y mimada. Le gustaba que todos estuviesen pendientes a cada una de sus necesidades, importándole un rábano la de los demás. Ella estaba sufriendo y Camila no solo no hacía nada para remediarlo sino que la torturaba más con su belleza.

"Hacer algo al respecto" ¿Qué podía hacer ella? Solo había una manera de sofocar el deseo y no pensaba acostarse con ella otra vez. Por mucho que la deseara, no lo haría. Daba igual las noches de insomnio pensando en ella o que estuviese al borde de la locura cada vez que la veía aparecer con un nuevo modelito que mostraba sus vertiginosas curvas. No pensaba ceder. Había prometido no caer y ¡no lo haría!

Cuando prometió no volver a acostarse con ella, lo hacía con la intención de mantener su amistad. Pero estaba claro que ya no había amistad. Si se acostaran... Solo era una hipótesis, se dijo. Pero si lo hiciese, no estropearían nada que no lo estuviese ya. Solo que no podía estar con alguien tan manipuladora. Aunque solo sería sexo, argumentó a favor de la idea. Y ya había estado con Ariana, que era un clon de ella.

Se había dado cuenta, a pesar de lo mucho que quisiese disimular frente a ella, que Camila era exactamente igual que Ariana. Ambas solo buscaban los halagos y la atención de los demás, sin importarle ningún otro tema. Solo que Camila era mucho mejor haciendo de arpía. Había fingido tener sus mismos gustos, interés por los deportes, la naturaleza y el intelecto, cuando en realidad lo único que quería era que estuviese ahí para consentirla en todo lo que ella quisiese. Y eso había hecho durante años. La consideraba tan única y especial, que le habría bajado una estrella del cielo si lo hubiese pedido.

Echaba tanto de menos estar engañada. Daba igual que todo hubiese sido mentira, era tan feliz con esa amiga falsa. Pero el teatro terminó y ahora solo tenía la opción de encarar la verdad. Y la realidad, por poco que le gustase, era que Camila era la mujer más superficial que había conocido y que su amistad era imposible.

Pero daba igual cuan mala fuese o lo imposible que fuese volver a ser las de antes, la deseaba más que a nada en este mundo. Daba igual su interior podrido, con un exterior así se lo pasaba. Y se maldecía por la aprobación que daba su cuerpo con ese pensamiento. Estaba claro que nunca se libraría de esa sombra que lo perseguía incluso en sueños.

- Pero ¿qué pretendes que haga? -le decía mientras tanto Camila a su amiga- ¿No has escuchado que ya no sé qué más hacer?

- ¡Lo sé! pero si tan mal están las cosas, no pierdes nada por hablar con ella -afirmó Dinah comprensiva- Aprovecha la fiesta de Austin y acorrálala. No le quedará de otra que hablar contigo.

- Hará lo de siempre y se largará sin haberme dejado hablar. O comenzará una pelea absurda por cualquier cosa, evitando decir lo que en realidad piensa. A no ser que... -se interrumpió Camila emocionada ante la perspectiva de poder hablar sin interrupciones.

- No pensarás amordazarla ¿verdad? -bromeó Dinah ante su cara iluminada.

- Es una idea, pero no -comentó Camila desechando la idea fácilmente- Tengo un plan y necesito tú ayuda para llevarlo a cabo.

- Sabes que puedes contar conmigo para lo que necesites.

Si Lauren no quería hablar con ella se iba a tener que aguantar, porque no le quedaría otra opción. Ya se había hartado de ser la niña buena, sonriendo como una imbécil ante todo lo que decía, aunque fuese despectivo. Ella no era ninguna hueca que se dejase vapulear por alguien, simplemente porque estuviese enfadada. Si había algo que la enfurecía, que hablara de ello o que bebiese agua. Que su madre siempre decía que era muy buena para el enfado. Lo que no pensaba permitir era un insulto más. Si ella quería despreciarla por lo ocurrido ¡perfecto! Pero antes tendría que escucharla.

Habían sido semanas muy duras para ella. Y no tenía la menor intención de acabar una relación tan larga e intima, agachando la cabeza y marchándose como si fuese la culpable del fin del mundo. Ella se marcharía, sí, y se acabaría su amistad, pero antes esa cabezota la escucharía. Aunque fuera lo último que hiciese en su vida, ¡esa cretina sabría lo que opinaba de su comportamiento!

Amigas Desconocidas (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora