Capitulo 66

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Con mucho esfuerzo, Lauren alejó a Camila de entre sus brazos. Aunque su cuerpo se resistía a dejarla, su corazón necesitaba un respiro. Tenía que huir de esa habitación, antes de que acabase padeciendo un infarto. Camila estaba dormida. Ella caminó de puntillas hasta estar lejos del cuarto.

Los pasillos estaban oscuros y fríos. Y sorprendentemente, se sintió muy cómoda en ellos. Bajó la escalera perezosamente, distrayéndose con cada losa del suelo que veía. Caminaba hacía el jardín, pero una luz la distrajo. Se acercó lentamente hasta el despacho levemente iluminado y se asomó al interior desde la puerta. No se escuchaba ningún ruido. Ninguna voz. Ninguna discusión, en un lugar donde ella había deseado gritar lo suficiente para quedarse afónica.

Solo estaba el cuerpo inmóvil de un hombre. Michael parecía dormido. Descansando la cabeza sobre sus antebrazos, en el escritorio. En una mano tenía una copa y la otra estaba apretada con fuerza. Indicativo de que no estaba dormido. Lauren recordó todos los consejos de Camila. Pensó en lo culpable que puede hacerle sentir el pasado a una persona. Puede que ese hombre no hubiese estado lejos de ella a propósito. Pero era un desconocido y pese a que pudiese tener grandes explicaciones, ella no podía verlo como nada más. Recordó de nuevo las palabras de la Camila.

Suspiró exasperada ¿Podría escucharlo sin que ese hombre diese por hecho que lo aceptaba? La duda la invadió. Pero de nuevo la imagen angelical de Camila fue en su encuentro. Sonrió dándose valor y recorrió el breve trayecto hasta el escritorio.

- ¿Ahora tengo que quitarte la copa o llenártela? -preguntó Lauren burlona, haciendo que el hombre se incorporará inmediatamente para mirarla.

- Lo único que te he enseñado en mi vida y no te ha quedado claro -se recriminó su padre.

- Soy egoísta. Así que beberé sola -dijo Lauren retirándole la copa y llenándola, antes de sentarse en el sofá y beberla de un trago. Con el vaso en una mano y la botella en la otra.

- ¡Bien! No creo que aguantara beber una gota más -aseguró Michael, frotándose los ojos cansadamente.

- Supongo que solo está permitido beber hasta desmayarte cuando se trata de una mujer -comentó Lauren, vaciando su copa de nuevo.

- Solo está permitido cuando no entiendes algo o no hay solución. Y normalmente, eso siempre implica a una mujer -se mofó el hombre.

- Dijiste anoche - comenzó a decir Lauren muy seria- que pasaste el primer año de matrimonio borracho ¿Fue por culpa? ¿Por abandonarnos? -preguntó sin rencor, por simple curiosidad.

El rostro medio risueño de Michael, se ensombreció. Parecía haberse perdido en sus pensamientos. Con brusquedad salió de ellos para enfrentarse a la pregunta. Y miró a su hija con semblante sincero y vulnerable.

- No sabía que Clara estuviese embarazada -aseguró Michael, deseando recuperar su copa- Bebía para olvidar que mi corazón la amaba tanto que era incapaz de estar en la misma habitación que otra mujer.

- Tuviste dos hijos -le recordó Lauren.

- Afortunadamente, mi esposa se quedó embarazada pronto. Así nuestras familias no se involucrarían si sabían que no hacíamos una vida juntos. Teniendo un heredero, lo demás era irrelevante.

- ¿Y Tay? -preguntó Lauren, desconfiada.

- Fue lo único que me pidió su madre -suspiró Michael cansado- Se sentía sola y quería intentar un matrimonio real. Pero yo no fui capaz de dárselo. Así que cedí ante la idea de tener otro hijo.

Había tenido a dos hijos, que gozaron de todas sus atenciones, con una mujer a la que no amaba. Sin embargo, la hija de la mujer a la que amaba, ni siquiera fue consciente de su existencia. Lauren deseó creer su historia. Lo deseó tanto que le sorprendió. Pero al fin y al cabo, pesé a ser un desconocido, era su padre.

Amigas Desconocidas (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora