Capítulo Tres

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¡Dedicado a Cesia_Vlogs, creadora de tan hermosa portada.




Bajo la pena de un llanto mortecino, una tempestad de emociones se violentó dentro de mí, y conducía los más tristes y abrumadores pensamientos que me fueron capaces de quebrar el alma. Lloraba, lloraba y gritaba, y a cada rato humedecía la tela blanca de la camisa en un intento por ahogar el perenne sollozo. Me encontraba dolorido por la injuria inmerecida, y mi voz escapaba tenue, como el canto de un búho que se pierde en la oscuridad del bosque ¿Acaso sería motivo de tristeza que aquel que había usurpado el trono de mi corazón sólo sintiese por mí gran desdén y odio?

La habitación se hallaba gris y silenciosa, pues toda luz con él se había marchado ¿Por qué me causaba desconsuelo encontrarme abatido y solo, y sentía la añoranza de unos brazos cálidos? ¿Por qué somos incapaces de permanecer en soledad? ¿No es allí donde surge lo más puro del sentimiento?

La puerta se abrió con ligereza, y dos figuras negras hicieron presencia con paso dudoso. Los agujeros sombríos de sus ojos me miraron con tristeza y extrañeza, y un abismo de piedad, como si yo no fuese más que un espíritu que se alzase melancólico en las sombras del ocaso.

-¿Tan patético soy? -pregunté con la voz quebrada y alejé tristemente mi rostro.

-No -negó Sarah Tanner-. Eres el chico más hermoso y dulce que hemos conocido, y siempre estaremos agradecidos por eso.

-¿Qué estáis haciendo aquí?

-Llevas mucho tiempo fuera del salón, demasiado diría yo, y comenzamos a preocuparnos, cherry -respondió serenamente Clayton.

Tanner se arrodilló a mi lado, y Clayton la siguió e hizo lo mismo. Sus ojos ensombrecidos viajaron por los cabellos desparramados en el suelo, luego se detuvieron en el valle de lágrimas que se había convertido mi rostro y finalmente se encontraron con el brazo torcido, ese que dolía tanto.

-¿Quién te hizo todo esto, Ardah? -preguntó Tanner en un tono premeditadamente triste y abatido, pero al ver la expresión de mi rostro añadió en un tono brusco: ¡¿Fue él verdad?! ¡Fue el canalla de Alessandro!

Clayton se sentó en el suelo, casi temblando.

-Tuvimos un encuentro no muy agradable esta mañana, y Ardah y yo lo delatamos con la señorita Merry -le dijo Clayton-. Sabía que estaba furioso, pero no creí que tomara replesalias tan pronto.

-¿Y qué más te podrías esperar de él además de golpes e insultos? ¡El odia a todo lo que no sea su estúpido primo y las facilonas con las que sale! -le contestó ella con furia.

-No hables así, no enfrente de Ardah.

-Eso es lo que más me jode ¡Qué mi mejor amigo lo ama con locura! -respondió indignada-. ¡No entiendo cómo puedes quererlo! ¡No después de tanto! -clavó sus ojos de miel en mí-. ¿No te das cuenta que es un desagradable, qué solo vive de su ego y de la opinión de la gente?

-¡Sarah! -replicó Clayton-. ¡Suficiente! ¡Ardah no está para sermones, vamos a sacarlo de este asqueroso lugar y llevarlo a mi casa! Allí hablaremos con más calma.

-Lo siento -me dijo-. Nunca creí que diría esto, pero Clayton tiene razón, vámonos a su casa, allí tendrás tiempo de explicárnoslo todo.

-No quiero hablar de esto -le dije en un hilo de voz, y continué llorando en silencio-. No me obliguéis, por favor.

Las expresiones de su rostro se suavizaron, y me acariciaron el cabello y la espalda con lástima y ternura.

-Entonces no lo haremos, mi vida, no te preocupes -dijo Sarah y vi como sus ojos se hicieron pequeños cristales y me rodeó con sus brazos. Clayton también su unió a nosotros, y entonces recibí el calor que tanto necesitaba mas no el que anhelaba, y aún así llegó a ser mucho más tierno y hermoso que ese, porque era el de mis amigos.

Ojos EmbriagadoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora