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- ¿Me dices que te golpeo? ¿ El profesor de karate te tiro al suelo en tu segunda clase? - Pregunté sin poderlo creer.
-Si, todos me miraban como si fuese idiota. - Dijo frustrado. - No volveré.
- Obviamente no lo harás, tendrías que ser un imbécil para hacerlo. -
- ¡Es lo que le dije a Miguel! - Pareció pensarlo un segundo. - Bueno, use otra analogía pero si. ¿Cómo te fue en Ballet? Ya conseguiste una parte importante como la flor extraña, ahora como van las prácticas.
- ¿Te sorprendería si dijera que difíciles? - Pregunté y el hizo una mueca.
- La verdad que no, el ballet me aterra, no se como haces para caminar en puntas... -
-Con mucha práctica obviamente... ¡Oye! Podrías unirte, - dije parándome de la banca del parque donde estábamos sentados. - Y si lo haces podrías bailar conmigo.
- Claro que no, Eli ya me intentó unir a Cobra Kai y míralo ahora con su cresta de perico. - Dijo riendo. - No dejare que me convenzas y también termines así, o peor, que yo termine así.
- Tranquilo, Eli lo hizo sin mi supervisión, si tu intentas hacerte un corte de cabello extraño te golpearé hasta que mueras. - Me volví a sentar. - Además era obvio que no ibas a hacer ballet, ni siquiera bailaste en un bobo baile escolar.
- No voy a negar lo que acabaste de decir pero te voy a obligar a que comas el maldito trozo de pastel que mi madre me dijo que te diera. - Dijo y me estampó una porción en la boca, haciendo me tuviese que llenarme la boca con el pastel. - Mira eso, de verdad te lo comiste, vas a estar una hora masticando eso. - Asentí con la boca llena.
- Ya terminé. - Dije luego de unos minutos y al mirarnos soltamos una carcajada. - Eres un real idiota Demetri. - Lo abracé por los hombros y el apoyó su cabeza en la unión de mi cuello y hombros.
- Gracias, tu también. - Luego de que Eli también se unió a Cobra Kai, Miguel y el dejaron de juntarse tanto con nosotros, Miguel de por si ya era ocupado pero seguimos en contacto, siempre hablábamos, pero Eli se volvió un poco... extraño, entonces al igual que con mi hermano, los débiles nos juntamos uniendo fuerzas. Luego de mis practicas de Ballet el me pasaba a buscar en su bicicleta e íbamos a algún parque a decir idioteces. - Estás muy transpirada. - Dijo con uno expresión de asco.
- Eso es lo que pasa cuando haces ejercicio, no lo sabes porque nunca moviste tus brazitos, pero así se siente. - El se comenzó a alejar de mi pero al ser más fuerte lo tomé por el cuello de la camisa y mi instinto natural fue mojarlo con el sudor que saqué de mi frente, pasando mi mano sudada por su cara.
-Eres un asco.
- Vámonos, está comenzando a oscurecer. - Dije riendo. - Te lo merecías por hacerme comer ese gigante trozo de pastel.
