Capítulo 13: Pasado

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El lugar olía a perfumes de marca, puros y dinero, mucho dinero. La gente entraba y salía caminando con gracia por la entrada del auditorio privado. El gran candelabro con cientos de gemas se balanceaba en el techo, y para los ojos de una niña de 11 años era una clara amenaza contra sus cabezas.

— Deja de ver hacia arriba como una tonta, siéntate bien.

— Si padre — respondió rápidamente ante la firme voz del hombre a su lado, irguiendo la espalda y juntando sus rodillas bajo la falda de su vestido.

Su negro cabello estaba peinado en una media coleta, cayendo sobre sus hombros. Un vestido rojo decoraba su cuerpo, y sus piernas estaban cubiertas por unas medias negras que trataban de ocultar todos los moretones y cortes en ellas.

Las dos puertas laterales se cerraron ruidosamente, en cada puerta dos pares de hombres armados resguardaban las salidas. Ellos no eran los únicos, a los lados del proscenio, otro grupo de hombres cargando largas armas caminaban de un lado a otro inspeccionando al público.

— Damas y caballeros, bienvenidos una vez más a la subasta clandestina más grande de todo Japón, es un honor estar otro año con ustedes, trayéndoles lo que nadie más les traería. Así que, sin más preámbulo, empecemos.

Un gordo hombre tras un micrófono dio comienzo al evento. Una linda mujer vestida en poca ropa salió presentando el primer producto por el que lo ricos de la zona se pelearan.

— Yū — la llamó.

Kasumi simplemente asintió antes de comenzar a liberar una pequeña y delgada capa de gas negro de sus manos. Salió de sus manos pegadas a la silla y se arrastró hasta llegar al suelo, donde empezó a esparcirse por el suelo de todo el lugar, por suerte la alfombra era tinta, así que era casi imposible que alguien lo detectara.

Una hora después, la subasta estaba llegando a su mejor punto, y el producto más valioso acaba de ser mostrado por la mujer de pocas ropas.

— Este tesoro fue increíblemente difícil de conseguir. Sacado directamente de uno de los laboratorios experimentales de héroes déjenme presentarles esto — dijo mostrando un collar negro con una pequeña lucecita roja — es lo mejor en el mercado para los aficionados de tortura, no solo da descargas y se calienta, lo interesante es que puede borrar el quirk de él portador. Nunca salió al mercado allá afuera porque sería demasiado peligroso, pero cayó en las manos equivocadas aquí ¿No es así? — preguntó ganándose las risas de los presentes — en ese caso empecemos 600,000 Yen.

Las ofertas siguieron hasta llegar al millón y medio, y justo cuando estaban a punto de cerrar la subasta, un hombre en traje gris con grandes y gatunos ojos se puso de pie levantando la tarjeta con su número.

— Vaya, pero si tenemos otro comprador, ¿Cuánto ofrece joven hombre?

— Oh no, no ofrezco nada — sonrió dejando de lado su tarjeta y tomándose de manos tras él— eso ya es mío de cualquier modo, Yū — ordeno tomando la máscara de gas que estaba escondida bajo su asiento y colocándola en su rostro.

La gruesa capa de gas que estuvo acumulado la última hora se elevó cubriendo a todos los presentes, quienes cayeron uno a uno estrepitosamente. Los guardias ni siquiera alcanzaron a apuntar cuando terminaron en el suelo.

Cientos de disparos comenzaron a escucharse fuera de la sala, y segundos después por las puertas laterales hombres armados con máscaras de gas entraron disparándoles a los que creían podrían seguir vivos, los cuales no eran muchos.

— Buen trabajo Yū — el hombre palmeó la cabeza de la niña a su lado antes de dirigirse a el área de bodega de la subasta — recolectores por acá, el resto cuiden las entradas.

Haze [Bakugo Katsuki]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora