II.

664 88 5
                                    

Unos minutos después de que Mitsuki se fuera, un suspiro quedo proveniente del bello durmiente hizo que los demás en la habitación voltearon a verse entre sí y corrieran a rodear la cama del rubio.

—¿Estas bien? –preguntó Masaru, mientras que le sonreía gustoso al ver que su hijo al fin abría los ojos —Nos diste un susto de muerte.

Y-Yo –Bakugō abrió los ojos de forma indescriptible y se aclaró la garganta tragando un poco de saliva para susurrar —¿Dónde esta Bakugō-san?... –el rubio abrió sus ojos en sorpresa al escuchar su voz tan ronca.

—¿Katsuki? ¿De qué hablas hijo? –el castaño ayudo a su primogénito a sentarse en la camilla y este vio a su alrededor.

Primero tocó su cara, sintiendo las manos rasposas y ásperas; de inmediato puso ambas frente a su cara y las vio, muy grandes y llenas de heridas viejas y una que otra nueva pero al fin y al cabo heridas que jamás había visto en su vida.
Después de ello tocó su cabello sintiéndolo muy corto, sin pensarlo dos veces tomo uno de los mechones de bajaban salvajemente por su frente y vio lo vio, sorprendiendose al ver el color de este —¿Hijo?

—¿Estás bien Bakugō? –Kirishima lo vio abrazarse a su mismo y tocarse los bíceps mientras que levantaba la cara poco a poco, viéndolo con terror —¿Hermano?

—Y-Yo no soy Ba-Bakugō –al borde de la hiperventilación, el rubio grito al mismo tiempo que en otro lado, un gritó alarmó a todos dentro y fuera de la habitación.

—¿Esa fue Yaomomo? –preguntó Denki soltando un baumanómetro que se había encontrado por ahí y con el que había estado checandole la presión a Sero en el cuello.

Sin pensárselo dos veces, el rubio salió de la camilla y corrió hasta donde creyó había salido aquel grito.

—¡Katsuki! ¡Espera! –Masaru intentó tomarlo del cuello de la bata de hospital, pero él fue más rápido y lo esquivó haciendo que Bakugō padre trastabillará y cayera a la camilla. Masaru frunció el seño y se acomodó los lentes; usó sus brazos para de un brinco pasar por encima de la camilla al puro estilo parkour en donde su hijo estaba y corrió detrás de él sin pensarlo dos veces.

—Eso es muy varonil –Kirishima adulo al hombre.

—Quiero hacer eso a su edad –dijo en shock Tetsutetsu poniéndole la mano a Denki en el hombro.

—Dios mío, –dijo Kaminari igual de sorprendido que todos —¿el señor Bakugō cuenta como sugar daddy?

—¡Kaminari! ¡Tetsutetsu! ¡Kirishima! Dejen de babear –los regañó Sero ya sin el baumanómetro —será mejor que vayamos a ayudarle al padre de Bakugō. Él no está en sus cinco sentidos ¿y si provoca una explosión?

—¿Lo imaginan? ¡Boom, boom crash! Fuegos artificiales por doquier. Al fin haría honor a ese nombre tan tonto que propuso al inicio del semestre en clase de Midnight.

—Gracias por la imagen Kaminari –Sero rodo sus ojos y se cruzó de brazos.

—No hay de qué.

Kirishima comenzó a correr hasta la puerta y vio a sus amigos —¡Sero tiene razón! Es nuestro deber como héroes y amigos de Bakugō!

—¡Claro que sí! –le siguió la corriente Tetsutetsu.

—¡Andando Bakusquad...! ¡Y Tetsutetsu! –Kaminari alzó los brazos junto a sus amigos, recibiendo un caderazo de Sero —¡Ouchi!

—¡Apretemos el paso! –dijo Kirishima corriendo hacia afuera del pasillo, donde fue seguido por los muchachos.

No fue difícil para ellos el encontrar de dónde provenía aquel grito hacia donde había ido su amigo, pues fuera de la última habitación al fondo del pasillo donde habían varias enfermeras reunidas y el escándalo dentro no hizo más que acrecentar la preocupación en los jóvenes héroes.

switchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora