IV.

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El viernes había llegado, gracias a dios, y en el salón de la clase A se veía a Ashido mucho más ansiosa de costumbre, a Iida platicar animadamente con Midoriya, Todoroki, Shōji y Sero sobre la fiesta sorpresa que estaban preparado.
Las chicas por su lado hablaban con Aoyama y Koda sobre la comida que se serviría esa tarde, de los invitados que asistirían, de lo buenos que fueron Nezu y Aizawa por dejarles hacer esta fiesta hasta tarde para celebrar que su querida amiga estaba de vuelta junto con el rubio...- o bueno, la ahora pelinegra.

Era increíble que dos semanas habían volado tan rápido y que la salud del cuerpo la Yaoyorozu le permitiera el alta tan pronta, todo gracias a los esfuerzos del personal médico, los enfermeros y unos besitos de Recovery Girl.

—¡Chicos acerquense! –llamó Mina a todos, subiéndose al pupitre de Jirō, recibiendo un regaño por parte de Iida sobre la propiedad de la escuela y cómo influye en la educación de una futura heroína —¿Ya todos saben lo que les toca?

—¡Sí! –Hagakure abrazo a Tokoyami y tomo a Ojiro del brazo diciendo :—¡a nosotros nos toca recibirlos en la entrada!

—Yo me encargo de hacer los postres –Sato le sonrió a Pinky.

—Yo compraré los aditamentos para decorar y hacer la comida –dijo tan serio como siempre Shotō, sacando una tarjeta de crédito de quien sabe donde.
Era obvio que no era suya.

—Y yo lo acompañaré para que no compre algo que no tenga que ver con la fiesta-kero –la chica rana puso su dedo índice en el mentón.

—¡Yo tengo la piñata! –Iida alzó su mano con mucha emoción y un obvio sonrojo.

—Uraraka-san, Jirō-san, Koda-san, Kirishima-san, Kaminari-san, Shōji-san, Aoyama-san, Sero-san y yo nos encargaremos de la decoración de la sala común –Midoriya sonrio con dulzura.

—¡Bien! ¡Y el resto de nosotros nos pondremos a cocinar, pues haremos comida para un ejército! –Ashido levantó la mano apuntando al cielo, con la ferviente esperanza en su corazón que a sus amigos les gustará la sorpresa.

(...)

Las dos últimas clases pasaron volando, pues Mt. Lady se había enterado de la bienvenida que la clase A le iba a dar a Yaoyorozu y Bakugō y prácticamente se auto-invito e incluso ayudó a los alumnos a salir para tener todo preparado para antes se las 4:00 de la tarde, la hora estimada en la que iban a llegar ambos chicos.

—¡Arriba Sero! –le gritó Pinky a su amigo, instruyendo donde sería buen lugar para poner las decoraciones de colores que irían de una esquina a otra con fin de que el lugar se viera más alegre —¡No! ¡Así no Todoroki-kun! –Ashido fue corriendo hasta Shotō, quien ayudaba a Uraraka a inflar globos; pero obviamente lo hacía mal, al punto de casi reventarlos.

—¡Wow! –la vocecita más dulce que se puede escuchar en la UA, hizo que todos voltean a ver a la puerta —¿Porqué están haciendo esto?

—¡Eri-chan! –saludó Midoriya cargando un mueble que estaba destinado a ir hasta el fondo para que hubiera espacio suficiente para bailar —¡Aizawa-sensei! No pensábamos que llegaría tan temprano –dijo nervioso.

—Sí bueno, cuando vi que mis alumnos no estaban en su aula tomando clase con Mt. Lady y al preguntar nadie me daba razón de ustedes –el pelinegro alzó una ceja —pensé en venir a ver si todo estaba bien.

—¡Profesor! ¡Por favor –Mina se acercó a Shōta con ojos de tlacuache aplastado —vamos a muy buen tiempo pero aún nos faltan cosas! ¡Déjenos terminar de arreglar!

—¿Puedo ayudar? –preguntó la pequeña Eri tomada de la mano de Aizawa, viéndolo con ojos de súplica y con una sonrisa que solo eclipsaba su tierno sonrojo —¿Puedo ayudar, señorita Rosa?

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