V.

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Abrió sus ojos por los molestos rayos de sol que iban atravesando el ventanal de su habitación, todo por no haber cerrado las cortinas la noche anterior en cuanto Momo llegó a su habitación luego de quedarse un buen rato con Bakugō.
Con una mueca se talló los ojos y fijó su vista hasta un punto muerto en su habitación. Ya era la mañana del sábado, el día anterior había sido una locura total en la "pequeña" reunión que habían hecho por la alta médica de ella misma y Bakugō.

Había visto bailar con una precisión increíble a Mina, Tōru, Ochako y un muy avergonzado Midoriya al ritmo de Madonna. Había visto a Iida beber y ponerse increíblemente feliz y relajado hablando con todos de la forma más coloquial que se pudiera imaginar una.
Kyoka le había quitado el mando de DJ a Present Mic para que así dejara de poner música de los años 80's (y no era que no le gustaran las canciones viejitas, Momo sabía que Jirō las amaba solo que no era ambiente para poner todas esas canciones tristes seguidas). Kaminari calló en knock out abrazado de una planta que adornaba el pasillo cercano a las escaleras. Los profesores Midnight y Mic obligaron a Aizawa a beber y bailar con ambos (mientras que Nemuri sostenía a una muy dormida Eri) ¡oh! Y Nezu no bajo de la cabeza de Vlad King en toda la noche.

Oh, claro y como olvidar la joya que coronó su final en la fiesta, a Shotō vomitándole encima.

Pero bueno, no lo culpaba, gracias a ese incidente le dio la excusa perfecta para poder escapar de la fiesta e ir a descansar.
Había visto dormir a Bakugō, había besado su frente y-

—¡Oh, dios mío! –dijo ella levantándose de golpe. ¿Estaba loca? ¿La vida le importaba tan poco? ¡había besado la frente de Bakugō Katsuki —pero...- pero él ya se había dormido, ¡sí! –se ánimo ella sola —¡él ya estaba dormido!

Suspiro y contó mentalmente para tranquilizarse. Solo había besado su frente y él ya estaba dormido, además que era su cuerpo... pero si ella estaba en su cuerpo, ¿no quería decir que Bakugō había besado su frente? ¿Aún cuando fue ella quien lo controló para besarlo pero- ¡AH! —¡Rayos! –dijo cuando aquel grito mental hizo mella en Momo.
Después de varios momentos de mentalizar que Bakugō existía y recordar cada momento vergonzoso de su vida, Momo se levantó de la cama y al bajar los pies sintió el frío del piso, por lo que mejor optó por ponerse sus sandalias.

—¿Qué? –preguntó ella bajando la vista y encontrándose el enorme pie de Bakugō intentando calzar la sandalia de plástico que usaba para cuando se bañaba. Le dio un poco de risa ver como ese pie considerablemente grande intentaba entrar en el calzado de por lo menos 4 números arriba de lo que estás eran.
Hizo a un lado las sandalias y mejor se apuró a ir al baño descalza.

La hora de ir al baño fue un circo la primera semana. Había evitado tocarse el cuerpo lo más que podía, pues sentía que era una falta de respeto para su compañero el tocarlo sin su consentimiento.
Al segundo día, él le gritó aún postrado desde su cama como era que tenía que sostenerse y lo importante que era el levantar la tapa de la taza de baño.
Momo jamás pensó que los hombres solo sacudieran su... bueno, su eso, para limpiarse. Definitivamente era más fácil ser hombre que ser mujer.

Al terminar de mear, Momo sacudió eso y fue de inmediato al lavabo para lavarse las manos y después la cara junto con los dientes; al levantar la vista, vio de más cerca la cara de Bakugō y observo los pequeños granitos que habían salido de lado derecho de su frente, las pequeñas e imperceptibles pecas que tenía en su nariz, toco su mentón sintiendo la barba comenzar a salir aunque la había depilado un día antes y por último sus manos pasaron a sus labios, viendo lo carnosos que estos eran.

Bakugō era guapo... dios, Bakugō Katsuki enserio era hermoso. Sus rasgos físicos eran verdaderamente de otro planeta, la forma de su cuerpo era lo que Momo pensaba, increíblemente... sexy.

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