1. Felicidad

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Adoraba despertar en los brazos de Jace después de cada noche que pasaba, adoraba que él tocara mi cuerpo , él sabia que era suya, toda suya...
Y no había un solo momento en que no se lo recordara, sabía que eso nos llenaba de felicidad tanto a él como a mí.

Desde la guerra mortal había llegado a su fin, resultando nosotros victoriosos, él y yo pasábamos más tiempo juntos como pareja, no teníamos que preocuparnos de que alguien nos hiciera daño. Claro, algo que no fueran demonios, los demonios nunca se acabarían y lo sabíamos de sobra.
Además de que Jace continuaba siendo mi instructor, asi que pasar el tiempo con él ocupaba toda mi agenda. Y en realidad no me desagradaba para nada el tener que ver a Jace las 24 horas del día. Él sabía cómo hacerlas más divertidas.

Abrí los ojos finalmente, dejando que la luz que entraba por la ventana cegara mis ojos por unos cuantos segundos, parpadeo varias veces y se da media vuelta para darle la cara a un Jace aún dormido y con la respiración tranquila. Era una dicha verlo así, tan calmado y pacífico.
—Buenos días Jace.— susurré cerca de su oído, para después dejar un pequeño beso en su mejilla.

El aún con los ojos cerrados me tomó por la cintura y comenzó a besar cada parte de mi cuerpo, paso sus manos por mis muslos y yo no dejaba que el soltara mi boca, eran tan dulce. Ahora viviamos juntos, después de tanto tiempo insistiendo a mi madre ella por fin accedió a dejarme vivir con Jace, creo que ella también quería privacidad con Luke, así que lo que tenía que hacer para obtenerla era echarme de casa. Ambas resultabamos beneficiadas.

Jace continuó dejando besos por todo mi cuerpo, besaba mis runas, besaba mi cuello, ascendiendo lentamente hasta llegar a mis labios, donde se detenía por un buen rato... Si, habíamos empezado aquella bonita mañana de jueves haciendo el amor.

-¿Quieres que prepare huevos?- le dije mientras yo seguía envuelta en sus brazos, con la cabeza recostada en su pecho. El acariciaba mi mejilla con una de su manos con suavidad.

-Suena bien, pero ¿sabes que suena mejor?- susurró cerca de mi oído, mientras en su voz aparecía ese tono seductor.

-¿Qué?- contesté, mientras una sonrisa se formaba en mis labios, sabía que diría algo que le haría reír.

-No movernos de aquí hasta mañana

- No, que perezoso te has vuelto. ¿Donde está mi instructor rubio que me hacía despertarme a las 6 de la mañana para calentar en la sala de armas?

-Tengo a mi chica que me ayuda.

-¿Yo?

- Si, dandome todo directo a la cama.-me dijo acercandome hacia el picaronamente.

-Creo que tendremos que suspender el servicio a la cama, te está afectando más de lo que creí.— dije con un fingido tono de autoridad.

-Y eso ¿por qué?

-Para que dejes de olgazanear

-Ok. Lo que diga la pelirrojita gruñona.- me dijo mientras le lanzaba un almohadazo a la cara.

Sali de la cama para ducharme cogi la ropa tirada en el suelo y...

-Jace! ¿Para que crees que tienen broches los sujetadores? este es el cuarto que rompes.

-Ups!- dijo inocentemente.

Me rei y puse los ohos en blanco tuve que coger otro.

Sali del baño, hice los huevos en lo que el se duchaba.

Desayunamos en calma y nos fuimos al instituto, debía seguir aún con mi entrenamiento.

-Hasta que al fin llegan!- dijo Isabelle con los brazos cruzados. -¿Que no les alcanza la noche?- Dijo mientras se reja a carcajadas.

Me puse roja al notar que también Alec, doblaba la comisura de su labio a modo de sonrisa.

Nos fuimos a la sala de entrenamiento, estuve practicando hasta que le propuse algo a Jace.

-¿Que te parece una pelea?

-En tus sueños.

-¿Por que?

-Es obvio que yo ganaria.

-¿Estas tan seguro?- le dije mientras el me a sentía con la cabeza.

-Ok. Un trato si yo gano, tendré a Jace Herondale a mi entera dispocision esta noche.

-Y si yo gano... Tu, a mi entera dispocision...toda la semana.

-No, bueno pero yo dos semanas.

-Ok.
Empezamos a pelearnos el primero que derribara aal otro ganaba, el era mas fuerte pero en estos últimos meses yo me había vuelto mas agil que el. El decidió derribarme rapidamente pero yo lo esquive rapidamente y me subi a su espalda, intento sacarse pero salte y le si un empujon haciendo que se tambaleara pero no cayo. Después de cinco minutos esquivandole... el gano.

-Te dije que nadie puede conmigo- me presumia mientras estaba presa en sus brazos.-Ahora Clary Fray a mi entera dispocision ¿que pasara?,

te daré una lista mas tarde.

Se levantó y me tendio una mano para levantarme, me pego su cuerpo y me dio un beso muy dulce.

-Te veo luego, tengo que ir a ver a Alec y a pensar que hacer contigo en la semana.

 Herederos de los ángeles •CDS• (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora