13. ¿Quieres fumar?

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27 de abril, 1998

11:39pm

André.

-Lo siento, Pérez yo...-Susurré cuando sentí el alcohol tocar mis heridas, quejándome un poco.

-Shh, te estoy sanando. -Susurró con dulzura.

Nos encontrabamos en el suelo de la sala de su departamento, ambos sin camisa y Mathya con un botiquín a su lado curando mis heridas por la pelea con el tonto novio de mamá.

Nunca me agradó ese hombre, desde un principio siempre fue un ser asqueroso y despreciable conmigo a las espaldas de mamá aparentando ser alguien que no rompe ni un plato.

-Al menos le diste una paliza. -Rió Pérez sacándome de mis pensamientos. - Le rompiste la nariz, con eso te recordara un buen tiempo.

-No me gustó cómo nos habló. -Murmuré entristecido. - y al final de todo no pudimos tener nuestra cita en paz.

-¿Quién dice que la noche terminó?

Sonriendo se levantó y tomó el teléfono local que estaba a una esquina de la pequeña pero elegante sala de estar.

-¿Comida china? -Preguntó.

-Pizza.

-Comida china y pizza. -Concluyó haciendo un movimiento gracioso con sus manos.

Mathya hizo una llamada algún restaurante de comida rápida y volvió hasta donde yo estaba.

-Asi que...-Comenzó a decir y yo ya supe lo que diría. - es tu cafetería, ¿Por qué no me habías dicho?

-No lo sé realmente, no lo ví relevante.

Asintió con su cabeza y yo me acosté en el suelo con algo de dolor, el suelo estaba frío y las heridas me dolían y eran molestas.

El se acostó a mi lado y poco a poco acercó su mano a la mía, levemente rozando, ambos mirando el techo blanco.

Mathya me tocaba y sentía una corriente eléctrica en mi columna vertebral, sentía mariposas en el estómago, era algo especial solo su roce.

Pasamos varios minutos así, en silencio mirando el techo.

-¿Quieres fumar? -Sugerí de los nervios.

-Me drogo lo suficiente cuando estoy contigo.

Suspiramos casi al mismo tiempo, mirándonos para reír por esa acción.

Él se dió vuelta para subirse arriba de mi, yo me senté y pude sentir su respiración pesada junto con su aliento mezclándose con el mío.

Subí mi mano a su rostro, como tocándolo asegurándome que fuera real.

-Tus ojos...cambian de color, André.

-Pasa conforme a mi estado de ánimo, a mis emociones y sentimientos...-Deje la palabra al aire, mirando sus ojos oscuros.

-Estan celestes...¿que significa eso? -Si pudiera explicar la expresión de ternura que tenía Mathya en ese momento realmente estaría celoso y encantado de que otros lo presenciaran, sus ojos estaban grandes y solo se consentraban en los míos.

-Que me gustas, que me gusta lo que veo y que estoy inmensamente feliz.

No le dí tiempo de reaccionar cuando uní sus labios con los míos en un beso suave y apasionado, pasando la punta de mi lengua por la comisura de sus labios.

Él soltó un suspiro cuando el timbre de la puerta sonó.

-Yo voy. -Sonrió levantándose, él no llevaba camisa así que tomo mi abrigo abierto del suelo y se lo colocó por arriba para ir abrir la puerta y recoger la comida.

Frucí el ceño confundido cuando escuché una conversación y la voz emocionada de Pérez, y la curiosidad me ganó, así que me levanté y camine hasta la puerta, saliendo detrás de él.

-De verdad no sabía que trabajabas con tu padre. -Rió el castaño, cuando se volteó y me vió. - Oh, Thomas, él es André mi amigo.

Tragué saliva, lo decía con tanta naturalidad, tan fácil que parecía que hasta él se lo creía.

-Yo te conozco. -Habló el moreno entrecerrando los ojos, mirando mi dorso desnudo. - ¡Ah, si! eres el hijo de Adrien D' Angelo.

-Si, ese mismo. -Corté, mirando la comida en sus manos.

-Entiendo. -Rió un poco, me miraba burlón y con recelo, eso me hacía sentir incómodo e impotente y Mathya se había dado cuenta de eso.

-Gracias por la comida. -Dije arrebatándole la comida de las manos.

Entré y a los minutos también lo hizo Pérez, pero se veía desconcertado.

-¿Estás bien? -Fruncí el ceño acercándome, pero no me dejó, dió un paso atrás.

Cerró los ojos y paso las manos por su cabello, estaba estresado, lo sabía, me había aprendido de memoria sus gestos.

-Voy por cigarrillos, necesito algo de aire. -Suspiró y se puso de cuclillas para darme un beso rápido en los labios. Se cerró por completo el abrigo, llevo la capucha sobre su cabeza y tomando las llaves comenzó a caminar a la puerta.

-Se va a enfriar la comida...-Hice un puchero, frotando mis mejillas, las confusiones y los cambios de humor de Mathya eran complicados, pero lo entendía, solo que aveces lograba dañarme.

Las estrellas de tu garganta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora