8. ¿Confusión?

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20 de Abril, 1998.

"Paso por ti en una hora"

Dejó André con letra inclusiva en una hoja de papel en la mesa de noche al lado de mi cama.

El reloj apuntaba las 4:58pm, y no había sentido cuando el rubio se había marchado, había dormido tan cómodo entre sus brazos que el sueño me fue corrido.

Sentado en el borde de mi cama, con la luz entrando por el balcón, abrí la gaveta primera y tomé dos fotografía Polaroid, en una de ellas estaba yo posando al lado de una pintura de Payaso de algún conocido artista, y en otra, estaban los pies de André y los míos, tomadas no hace mucho cuando visitamos un lago a las afueras de París.

Dejé las fotografías al lado del despertador y me levanté en un bostezo para buscar que ponerme, no tenía idea que tenía planeado hacer André pero sentía que debía estar algo formal.

5:50pm

Me había tardado mucho más de lo esperado encontrar algo adecuado que ponerme, nada me convencía hasta tomar una camisa de botones de mangas cortas semi abierta, color blanca con estampados de angeles de pinturas griegas, jeans claros, zapatos blancos.

También me había arreglado un poco el cabello, extraño, sí. Había hecho una coleta alta dejando mi flequillo caer por mi frente.

—Llegas tarde. —Sonrió el rubio frente el auto, usaba un abrigo cuello alto color blanco, un saco como hasta las rodillas color beige, un pantalón a juego y zapatos de alguna marca cara.

—Dramatico. —

Al estar ya frente a él le regale una sonrisa y baje la mirada.

—Antes de irnos. —Lo oí decir y alcé de inmediato la mirada, tenía algo en sus manos, como una caja pequeña de terciopelo negro.

Lo abrió lentamente y dejó ver un collar de plata y oro, se veía sencillo pero realmente caro.

—No es por nada especial. —Añadió nervioso por mi silencio. —Pero te quedaría muy bien.

—André no tenías por qué. —Mordí mi labio inferior sin despegar mi vista del collar. — Pero es muy lindo, gracias. —

El rubio alto me hizo darme la vuelta para colocar en mi cuello aquella cadena que relucía y adornaba a la perfección.

Cuando rozó sus dedos por mi nuca cerré los ojos por el escalofrío que me envió ese tacto, dándome vuelta apenas terminó de colocarlo, si seguía más tiempo sintiendo sus dedos en mi piel me iba a desesperar.

6:15pm.

—¿Falta mucho?— Pregunté algo impaciente desde el asiento del copiloto.

—En realidad, ya llegamos. —

Su Cadillac aparcó frente un gran teatro donde habían muchas personas.

Se veía moderno pero con ese estilo antiguo, era extraño de explicar.

Bajamos del auto y caminamos hasta la entrada que estaban algunas personas hablando, André le dijo algo al hombre bien vestido de la entrada y con una sonrisa lo dejo pasar.

—Esto es tan...elegante. —Susurré tomando inconscientemente su brazo, para mirar el techo lleno de pinturas griegas, cuadros y todo lo demás que le daba ese ambiente elegante.

—¿Lo crees? —Sonrió mirando al frente, acariciando mi brazo que estaba junto al de él, para lentamente bajar nuestras manos y entrelazarlas, no me molestó para nada su acción.

Las estrellas de tu garganta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora