20. La charla.

9 2 0
                                    

André.

Eran como las 2am y me levanté a tomar agua, habia logrado que Mathya se quedara dormido luego de estar llorando, no lo forcé a que me dijera la razón, sabía que solo quería desahogarse y lo entendía.

Entre a la cocina y pase unos minutos tratando de ubicar los vasos, cuando una voz me sobresaltó.

—Están en el gabinete frente de ti. —Dijo dulcemente Martha.

—Me asusté...—Susurré en una risita. Tomando el vaso indicado para tomar agua, ella vestía una pijama y estaba apoyada a la isla de la cocina. — ¿Usted quiere?

—Si, porfavor, cariño.

Le extendí el vaso y luego de tomar agua nos quedamos en silencio unos segundos.

—¿Insomnio? —Dijimos al mismo tiempo, haciéndonos reír.

—Si, algo así. —Dijo ella.— Hoy es un día dificil para Mathya, creo que sabes cuánto le afectó la partida de Ashley.

—Si, algo me ha contado.

—Luce diferente este año. —Susurró como reflexionando. —Creo que se debe a tu compañía, el nunca ha sido de muchos amigos cercanos, además de que lo veo más animado, ¿no crees? —Sonrió y se sentó en el taburete frente a la isla, yo hice lo mismo.

—Si, cuando lo conocí él lucía triste y vacío, pero sin embargo conmigo nunca fue así, lo era cuando estaba solo aunque él creyera que no me daba cuenta. —Suspiré. — Sé que solo lo conozco hace cuatro meses, pero no me importaría darle lo que fuera para ver una sonrisa sincera en su rostro...Mathya me importa mucho porque sé que es un gran muchacho, de verdad lo es, el único que no se da cuenta de eso es él, pero creo que eso lo hace ser tan Mathya..

Dejé la palabra al aire cuando caí en cuenta con quién estaba hablando, rápidamente miré su rostro esperando encontrarla sorprendida o extrañada pero no fue así.

Ella tenía una sonrisa en sus labios que no sabía cómo decifrar, me miraba con ternura y eso me puso levemente nervioso.

—Gracias.

—¿Uh? ¿Por qué, señora Pérez?

—Por estar ahí para mí hijo, por sacarlo de su tristeza, sé qué tal vez aún falta un buen recorrido pero, si tú eres razón de su felicidad quédate en su vida para siempre, solo si lo quieres, por supuesto. —Rió por lo bajo— Y debes admitir que mi chico es fácil de querer.

—Nos quisimos rápido...—Reflexioné.— Yo lo amo demasiado para el poco tiempo que lo conozco, no se que mierda tiene Mathya pero es un chico increíble, no ha fallado como madre, usted puede estar segura de es...—Me detuve cuando rebobiné lo que habia dicho.

¿"Lo amo"? mierda, estaría en problemas, la había cagado.

—Yo...lo siento..lo que quise decir...—Dije rápido cuando me topé de nuevo con la misma sonrisa tranquila.

—¿Por qué te disculpas? —Rió por mi nerviosismo— Está todo bien, Andrea. ¿Creen que no me di cuenta? virgen santa, la manera en que se miran es muy evidente, ¡y no me malinterpretes! no estoy diciendo que esto sea malo, todo lo contrario. —Ella se volteó para quedar frente a mí y subió su mano a mi mejilla. —Nunca discutiría con la felicidad de mi hijo, si su felicidad viene de otro hombre, ¿que más da? mientras se amen y sean felices, no me importa, yo lo apoyaré siempre.

Mis ojos se llenaron de lágrimas sin pensarlo y ella las limpió con delicadeza cuando comenzaron a caer por mis mejillas.

—Además, eres un chico amable, respetuoso y lo mas importante, lo amas de verdad y lo respetas, y para mí eso es suficiente. Así que, no importa lo que diga la gente, ellos no van a vivir por ustedes.

Las estrellas de tu garganta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora