Nicudy: Contra Toda Prueba [En Proceso] [18+]

Ch. 39: Un Último Intento

POV. Nick Wilde

Cada mañana es una rutina. Despierto. Judy viene y da de comer. Habla conmigo. Luego se va. Me parece escuchar llantos de niños pequeños. Kato, el hermano de Judy llega a veces y me revisa. Incluso el Sr. Hopps viene todos los días para hacerme compañía por un momento.

Me aprendí los nombres de los que entran a mi habitación. Incluso de esa zorra desértica que parece que no le agrado.

Pero fuera de miradas sucias, nunca me ha tocado.

Judy.

Vaya. Pensar que hace unas semanas soñaba con ella. No sabía que existía.

Era como mi ángel guardián durante las noches oscuras cuando no podía sostenerme por el dolor y las heridas ensangrentadas.

No recuerdo muy bien dónde estaba. Pero recuerdo una vista muy hermosa.

El cielo era azul y los edificios eran oscuros y había muchos árboles. No recuerdo mucho más.

Ya han pasado unos cuatro días. Está anocheciendo. Hoy por fin abrieron la ventana y me dejaron dormir sin el bozal.

Me mantengo observando la noche mientas las estrellas aparecen.

Puedo oler algo.

Huele delicioso.

De pronto, la puerta se abre y mis ojos se abren como platos. Una coneja gris con el pelaje mojado, una camiseta de tiras y unos pantalones cortos entra descalza con una toalla, secándose sus orejas.

"Hola, ¿cómo te sientes?" Me pregunta y en una para tiene un plato con un pedazo de algo. Huele a zanahorias.

"B-bien. Gr-g-gracias por p-preguntar..." Le digo al cabo de unos segundos y con mucho esfuerzo.

No puedo evitar notar lo hermosa que es. Mis sueños no le hacían justicia.

"Te traje un trozo de pastel de bayas y zanahorias. Espero que te guste, pero sino está bien. No soy buena cocinando." Dice Judy entre risas.

No puedo evitar sonreír un poco. "Gr-g-gr-gracia-as..." Le digo mientras me incorporo. Antes, apenas podía moverme sin que me dolieran los músculos y los huesos.

Aunque sólo han pasado unos pocos días, es increíble lo que comida de verdad y ungüento puede hacer por uno.

Judy cierra la puerta detrás de ella y viene hacia mi. Se sienta al borde de la cama y me entrega el plato con la botana.

Lo tomo y le doy un mordisco. Algo saludable, pero es comida y no estoy en posición de quejarme.

"Ja, ja, ja, puedo ver que no es tu gusto," Judy habla mirando mi cara.

"¿Q-qué?" Le pregunto.

"Cuando algo no te agrada, arrugas la nariz y tu boca se arquea en U invertida. Es muy gracioso." Me dice riéndose.

Se ve más tranquila.

Normalmente de la pasa ansiosa. Como si tuviera miedo de que fuera a explotar o algo.

Trato de sonreírle. "Est-ta m-mu-muy bue-no..."

Su sonrisa nunca se apaga. "Mentiroso."

Me acabo el trozo de pastel y pongo el plato en la mesa de noche que ahora puedo alcanzar.

"¿Qué tal tu cabeza? ¿Haz podido recordar algo más?"

La pesadez vuelve a mi. No sé qué decirle. Apenas puedo recordar más de lo que le dije el primer día que hablamos.