Ch 16: Un Bello Secreto

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POV. Heidi Vulpina

La maternidad es algo hermoso. Aunque no lo he experimentado.

Cuando tenía dieciséis años, quedé embarazada de mi pareja. Holt Carter. Nos amábamos.

Mis padres se llenaron de vergüenza cuando fuimos a decirles. Nos separaron. Me llevaron a otra ciudad y me enseñaron en casa hasta que di a luz.

Luego, dieron al bebé en adopción.

Ni siquiera pude verlo.

No pude darle un nombre.

Desde ese entonces, no he podido ser yo. Ame tanto a Colt que, cuando por fin nos volvimos a encontrar, le conté lo que había sucedido. Lloramos, pero ya todo había cambiado y no tenía sentido estar en el pasado.

Él se casó y estaba a punto de tener un hijo propio. Sin mí.

Lo odié por ello, pero jamás le dije. Le deseé lo mejor y me fui a la ciudad.

No pude volver a estar con otro hombre. Cada vez que lo intentaba, eran sus ojos los que veía. Eran sus patas las que me tocaban.

Decidí intentar algo diferente. Mi compañera de cuarto mientras estaba empezando en la policía me enseñó un lado más suave y cuidadoso.

Me mostró lo que se siente cubrir tu alma con cariño y deseo mientras te permites explorar una realidad en la que las reglas no existen.

Ella fue la primera hembra de la que me enamoré.

Tuve otras más. Me gustan aún los machos, pero no es lo mismo. Una vez que pruebas de ambos, es difícil mantenerte con uno solo.

Luego de unos años, logré mi meta. Me convertí en una agente de la policía y con esfuerzo llegue a las fuerzas especiales.

Había visto y escuchado de todo...

Pero nada me preparó para lo que ví aquella mañana.

Fui despachada para un 10-62 en el Distrito Forestal.

Cuando llegamos a la escena, tuve que inhabilitar al sospechoso. El maldito era un pequeño pero muy inestable becerro... o eso parecía.

Tuvo un encuentro con unas drogas nuevas de un nuevo punto y sufrió traumatismo. Perdió la cordura y entró en la casa de unos desconocidos.

La casa de unos zorros desérticos...

Mató con un cuchillo de pan al esposo. Le rebanó la garganta y lo apuñaló cuatro veces en el esternón. A la mamá la ahorcó con un cable de una lámpara.

Y... a su hijo menor lo arrojó del segundo piso. Cayó encima de una estatua del rey Pezeidón, ensartado en su tridente. Murió después de varios minutos. Luego, el becerro se suicido. Al parecer, puso una bala en su boca.

No podía con el panorama. No sabía cómo llamaría a sus parientes para explicarles. Como el chico... murió.

Pero... Lo que más me impresionó, era aquella marca que cubría su oreja derecha. En forma de luna creciente... la misma luna que llevo en mi oreja derecha.

Desperté después de varias horas en el hospital. Me dijeron que me desmayé.

Cuando me di de alta me dirigí a la morgue. No se supone que debía hacerlo, pero tenía que.

Mi hijo.

Muerto a los dieciséis años.

Después de eso me di cuenta de algo. No le deseaba a nadie ese dolor de perder un hijo. Una parte de su ser.

Nicudy: Contra Toda Prueba [En Proceso] [18+]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora