Capítulo 14

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Harry y yo tuvimos una conexión, que si bien, no fue momentánea, fue deslumbrante, amigable y muy electrizante. Aunque estoy mintiendo al decir que no se dio de forma fugaz, nuestro humor se hizo compañero de inmediato y entendíamos casi siempre nuestro comportamiento corporal, nuestros gestos... Echaría de menos esta conexión que muy pocas veces he sentido en mi vida, pero no podía conservarla.

Las risas y el amor en esta semana en Italia entre familiares, y en mi caso amigos, había pasado de forma tan amena, tan relajante. El tiempo se me escurría entre las manos y no sabía cómo detenerlo, lo único que podía hacer era vivir lo que me estaba pasando, aunque constantemente entre las distintas actividades que pasaban me encontraba pensando cómo es que esto me puede estar pasando a mí, cómo había logrado estar en Italia, con Harry Styles y su familia teniendo un desayuno en una terraza preciosa en una casa espectacular; lo único que puedo pensar es que tuve que haber hecho algo increíble en mi vida pasada.

—Podríamos ir al pueblo después del desayuno, así podremos conseguir algunos ingredientes para la cena de año nuevo, ¿qué dicen? —pregunta Amanda mientras da una gran mordida a su manzana.

—A mí me gusta el plan, me gustaría comprar algunos recuerdos antes de volver a casa —comenta Michael.

El resto asentimos a la propuesta, desde que llegamos no hemos podido ir al pueblo, principalmente por la condición de la familia, o más bien, por la atención que tendría Harry sobre su espalda. Si bien, nunca ha demostrado molestia a esta parte de su vida, se puede entender que cualquier persona desea descansar en sus vacaciones de cualquier indicio que señale su trabajo.

En cuanto terminamos nuestro desayuno todos nos dirigimos a nuestras respectivas habitaciones para poder estar listos e ir hacia nuestro destino. Me siento muy entusiasmada por la cena de año nuevo, es una de mis fechas favoritas del año, y este es completamente diferente y no dudo que sea uno de los mejores, me permito pensar de forma positiva y animada respecto a los dos días restantes de vacaciones, pues no quiero que me invada la nostalgia antes de tiempo.

El punto de reunión se da en la sala de la casa, poco a poco van llegando todos, y en la espera Amanda me platica un poco sobre sus planes del próximo año, realmente voy a echar de menos su vivacidad. Pero mi atención pasa al lindo chico con rulos y bronceado perfecto que viene bajando las escaleras, esto se convierte completamente en una escena cliché de alguna película en la que el chico espera a la chica en la sala de su casa y queda completamente asombrado al verla descender de su habitación.

Pero la diferencia es que Harry no lleva un lindo vestido, sino que, viste con soltura una camisa y short de manta blanca y unos usados vans del mismo color. Ni siquiera tiene que esforzarse por lucir bien cuando todo le queda tan de maravilla. Y no puedo ignorar lo lindo que resaltan sus tatuajes entre el bronceado y el color de su ropa.

Capta mi mirada y me sonríe apenas un poco, dejando ver el hoyuelo de su mejilla izquierda. Él sabe el efecto que tiene en mí y en todas las mujeres, y no voy a mentir, me encanta.

*

El pueblo es encantador y viejo, y yo me siento en un sueño, incluso podría decir que me creo la mismísima Julia Roberts en Comer, Rezar y Amar. Todos nos encontramos caminando en grupo mientras nos detenemos en algunos puestos del pueblo, no hay tanta gente y suponemos que se deben a las vacaciones, lo cual agradecemos.

Harry se pone a mi lado para así poder caminar juntos, de inmediato comenzamos a platicar sobre Italia y compartimos algunos datos históricos sobre lo que sabemos del país, ambos concordamos con querer tomar clases de italiano el próximo año, y no sé cómo la conversación llega a Japón, pero él se encuentra entusiasmado con todo lo que respecta al país, la cultura, la gente, los idiomas, la comida... Sus palabras están llenas de fascinación y yo me siento muy contagiada y motivada.

UNA NAVIDAD EN HOLMES CHAPEL (H.S)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora