Libro n°3 de la saga: "Improntas Quileutes".
"-Es adorable con su cabello rosa.
-No te fíes por su apariencia, ella es un demonio en carne propia. No sé como Seth la ama."
👤 Seth Clearwater
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
･ﾟﾟ･:.｡..｡.:ﾟ::✼✿ - ✿✼:ﾟ:.｡..｡.:･ﾟﾟ
La joven Ariadna caminaba de un lado a otro en su habitación, escuchando a Kim y Marlene hablando de los posibles atuendos que se podría poner la chica. Leah las miraba con desinterés y jugaba con un cubo rubic que había encontrado en la habitación de Ariadna.
La azabache y la castaña estaban en un completo desacuerdo. Marlene quería que su prima usara algo delicado para la salida de la chica, mientras que Kim decía que debía ir casual. Ariadna solo las veía desparramar y tirar todas sus ropas.
-Es una cita, debe ir con algo lindo y delicado.-Habló Marlene, sosteniendo un vestido suelto de color blanco con estampado de corazones pequeños negros.
-Debe ir casual.-Defendió Kim, mostrando un jean gris con una blusa blanca.
-Debe ir cómoda, eso es lo que importa.-Intervino Leah, cansada de tanto parloteo.-Ariadna, ponte lo que usas usualmente, Seth quedará bobo igual con lo que te pongas.
-¿Tú crees?.-Dudo la pequeña, mirando a la loba con ojos de cachorro.
-Claro que sí, lo traes babeando, hasta cuando vamos a dormir lo oigo decir tu nombre.-Contó Leah.-Te verás genial.
Ariadna sonrió a la loba y se encaminó a la montaña de ropa, sacando un Jean negro y un suéter gigante. Ignoro las quejas de su prima y Kim, y se encaminó al baño para cambiarse. Cuando termino, se miró al espejo y acomodó su cabello, se sonrió a sí misma y salió del baño.
Leah tenía razón, ella había oído decir a los chicos más de una vez molestando a Seth porque amaba verla con suéteres grandes porque la hacían ver más pequeña. Además, si le gustas al chico en realidad, debe gustarle todo de ti, ¿No?.
Paro en seco en medio del pasillo.
¿Desde cuándo sentía preocupación por cómo vestirse para gustarle a un chico?. Frunció el ceño y maldijo. Le gustaba ese cachorro, y si que lo hacía. Lo creía poco posible, llevaban poco tiempo conociéndose y en un principio lo trató mal, ¿Por qué le gustaba ahora?, no lo sabía.
Regreso a la habitación y corrió a todas las mujeres para quedarse sola y buscar respuesta a su pregunta. Se sentó en su cama y comenzó a recordar todos los momentos que compartió con el chico, tratando de buscar el momento exacto en el que él le comenzó a gustar.
Sin darse cuenta, estuvo una hora así. Lo más raro, que Seth no había llegado a la hora que acordaron, y eso la decepcionó. Salió de la habitación y vio a Marlene solamente en la cocina. No había rastro de ninguno de los lobos y le preocupó, hace media hora debieron volver.
