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Llegué llorando a la casa de polo, y pareciera que el tiempo no estaba de mi lado, porque se puso a llover fuerte como si estuviera furioso. Tenía la cara hinchada, solo quería descansar. Caminé casi dos horas para llegar a donde estaba el autobús; soñé que podía ser feliz algún día con tener una familia llena de amor y confianza, pero no se pudo, no se pudo dar.

— ¿Cariño? —dijo Polo—. Pasa, pasa.

Dijo un tanto agitado, no puedo insinuar algo imaginable, pero eso no me importó por el hecho de que no pude más y lo abracé llorando otra vez. No tenía idea de lo que iba a pasar, quería escapar otra vez por culpa de todo.

Tantas cosas y yo le perdoné mucho. Casi me llevan a un hogar de menores por culpa de ella, a cambiar de "padre" cada mes, y que resultaron ser estafadores, no lo soportaría, tenía a Polo, a su novio y a Connor, creo.

— Cariño, tranquila, te cuidaré, ¿vale? —Su cariño era inmenso hacia mí—.

— ¿Recuerdas cómo nos conocimos? —Tragué saliva y limpié unas lágrimas.

— Tenías 9 y yo 10, estabas sola bajo una rueda de camión, jugando bajo la lluvia llorando, no supe por qué, eras pequeña y bella como ahora, tu familia siempre fue complicada, todo el sector sabía tus problemas y yo quise que sintieras amor.

— Eres lo mejor del mundo y te amo como tal.

—Eres lo mejor del mundo.

— Si lo sé, el problema aquí es que dejaste a ese chico con tu madre.

Que arda junto al infierno.

— ¿Usted es Polo, familiar de Sabrina?

— Sí, ella cómo está.

Al parecer, el golpe desde el día miércoles ha mejorado, pero sigue bajo observación. En caso de entrar en coma, se le avisará a usted porque es el único presente aquí.

MENSAJE;

— ¿Dónde estás? Eh llamado con el diablo metido en las nalgas para saber dónde te fuiste.

De eso no te preocupes, ya me fui del lugar y ahora estoy en mi nueva casa.

Me puse nervioso y mil revoltijos me dieron hasta obtener la respuesta.

— Déjame tranquilo, estoy bien.

¿Cómo es que se desmayó de esa manera? Sé que estaba mal, pero me imaginaba uno no tan mayor, que pasara si cae en coma. ¿Qué hago? ¿A quién puedo llamar, si no es a su madre, qué debo hacer?

— Luca... ¿Qué haces aquí?

—Pensé que Sabrina ya estaba estable, pero parece que no es así, ¿verdad?

— Al parecer no ha mejorado mucho. Que te digo va de mal en peor.

No sabía qué decirle, estaba nervioso, sigo pensando en que no debería sufrir, no sé cuándo esta chica se liberará de esta situación tan fastidiosa. Su madre, prácticamente una adolescente, y su padre, forman una segunda familia. Sabrina solo existe entre ellos dos. Será peor cuando le diga que irá por un tiempo a la casa de su abuela paterna, cuando pasa que al final ella no tenía nada. Fue solo un arranque de escape de amantes, me duele la cabeza, ir a comer algo.

— ¿Polo?

— Sí, pasó algo.

— Sí, la paciente salió de todo riesgo, sabe de casualidad quién es Perla —preguntó la enfermera.

— Su abuela paterna, la llamé para que viniera, aunque no sé a qué hora me imaginó que se topara con el padre de Sabrina.

La joven asintió y se marchó con más tranquilidad. Mientras tanto, hice lo mismo, le solicité a Luca que fuera a verla y felicitarla por no rendirse.

Bella Sin Zapatos © [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora