EXTRA

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Ha pasado mucho tiempo desde que las cosas cambiaron tanto, no sé cómo estará mi mamá, pero al menos está en un lugar lejos de mí.

Me tomé un año sabático para venir a la casa de mi abuela y vine con Luca. Quería que conociera el lugar que desde pequeña me hizo feliz sin saber lo que eran las tragedias, los problemas, sobre todo los líos amorosos que para mí no dan abasto. Aunque pareciera que iría todo bien, pasó a ser algo no tan malo. Trabajo en una pequeña empresa escribiendo canciones sobre mis traumas de toda la vida, me veo un futuro aquí escribiendo y aprendiendo a producir canciones.

Tomando el tema con Luca nos dimos una oportunidad, ha cambiado bastante y aunque si somos jóvenes estamos en terapia para conocernos mejor y apoyarnos mutuamente, con Polo las cosas cambiaron bastante ya casi no hablamos uno por sus estudios y lo otro por su confesión de que nosotros si somos hermanos de sangre solo que para él y para mí asimilamos de perspectivas totalmente diferentes, ambos llegamos al acuerdo de alejarnos para sanar. Él por su parte y yo por la mía.

— ¿En qué piensas? — Luca me abrazó por la espalda — te ves sería

Giré para tenerlo frente a frente y lo besé. Él me siguió el beso que pasó de dulce a algo más caluroso. Bajo su mano para subir mi falda lentamente, nuestras respiraciones se agitaban más rápido que ya lo podía escuchar cualquier persona. Lo alejé de mí y yo le di paso hacia el porqué estábamos en la ventana de la habitación.

— Sabrina — mi abuela llamo — ven un momento.

— Dime — respondí agitada.

Y lo noto perfectamente... qué vergüenza sentí.

— Tengo que ir a la boda de tu papá, me quedaré unos días para aprovechar de ver a Jorge, es abuelo de no me acuerdo, pero es bastante guapo. Si no fuera por la edad, te daría otro tío, pero no puedo.

— Que te vaya bien y si vas a la playa de aquí cerca no te olvides de usar bloqueador, no quiero llegar y ver a un cangrejo como nieta.

Se fue con su muleta y obviamente retando al tío Juan que le apuraba porque ya se iban a casar y no iban a alcanzar a comer de la torta matrimonial. Me sentí bien al saber que mi papá está dando una nueva oportunidad al amor, después de todo amo mucho a la mujer equivocada.

Fui a la cocina para ver si seguía aún hay y si solo que esta vez estaba cocinando tenía muchas cosas para solo dos platos, no podía hacerme la loca y quería saber hasta dónde podíamos haber llegado, pero puedo esperar solo hasta la noche, si es que no se le ocurre hacerlo por segunda vez.

Bella Sin Zapatos © [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora