Danáe Slide tenía una misión en la cual no podía fallar bajo ningún pretexto: matar al director de la universidad de Princestown antes de que este cometiera la mayor masacre contra estudiantes jamás vista antes.
Pero sus planes no salen como ella es...
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No pude escapar de las cuatro Valquirias que se lanzaron sobre mí para atraparme y Demian no me pudo ayudar por las otras cuatro que lo sujetaron a él. Nos redujeron a ambos y terminamos con la cara contra el suelo y las manos atrapadas entre las de esas personas. Josh envió a Phillip a que revisara el baño con un ademán de cabeza y supe en menos de media milésima de segundo lo que se iba a encontrar allí. Salió con las pruebas en la mano y una sonrisa incrédula adornándole el rostro.
―Mira lo que he encontrado aquí. La chiquilla fue rápida para seducir al muchacho y embarazarse.
Josh lanzó una risotada y tomó una de las pruebas, mirándola con la misma incredulidad que Phillip.
―¿En serio muchachos? ―negó sonriendo y me recordó a la sonrisa del científico de Valquiria. Mis ganas de matarlo también aparecieron―. Creí que serían más inteligentes que esto ―les hizo un gesto con la cabeza a sus soldados para que nos levantaran. Intenté con todas mis fuerzas liberarme, pero fue imposible. Ellos me tenían bien sujeta―. El chico servirá de espía en el Proyecto Valquiria.
De soslayo vi como Demian se removía para quitarse a los soldados de encima, sin éxito alguno. Era muchos aun para la fuerza sobrenatural que ambos teníamos.
―No tienes idea de lo que estás diciendo ―dijo él al ver que sería imposible liberarse―. Podría traicionarte en cualquier momento y vender tu ubicación a los de la organización. Además, me matarán apenas pise el jardín. Ya los traicioné una vez y no lo perdonarán.
Josh negó con la cabeza, haciendo un ruidito molesto acompañando el gesto.
―No lo harás. No nos traicionarás ―se acercó a mi novio con la intención de parecer amenazante, tal y como lo había hecho cuando nos enfrentó y prohibió salir―. ¿Sabes por qué? ―me señaló con un dedo, sin apartar en ningún momento su mirada de la de Dem―. Porque la tengo a ella.
―No la matarías. Es demasiado valiosa como para hacerlo.
―Quizás no, pero si puedo torturarla. Puedo arruinarla tanto que terminará suplicando que la mate de una vez. Así que piensa muy bien lo que harás y sigue todas mis instrucciones si quieres volver a verla. Lo que has hecho en el pasado no es un problema, ya está todo solucionado.
Pude ver la duda en Demian y la victoria en los ojos de Josh. Sabía que tenía a Dem apresado y no había manera de que lo traicionara si yo era la que estaba en juego, aun cuando la vida de ambos corría peligro si él llegaba a ser descubierto en las instalaciones de la organización. Sería una súper soldado con habilidades ultra desarrolladas, pero no podía con un cuartel lleno de gente como yo y mucho menos sola. Además, él estaba tan acostumbrado a protegerme desde hace cinco años que jamás se le pasaría por la cabeza hacer algo que me hiriera de una manera u otra. Demian agachó la cabeza, completamente derrotado. Quise interrumpir, decirle que todo estaría bien, que no había necesidad de que nos separáramos de nuevo... Hasta que me di cuenta que una de las Valquirias tenía una pistola en su mano derecha y no dudaría en dispararnos si nos resistíamos mucho.
―Haré lo que quieras si me juras que nada le ocurrirá a ella. Al primer rasguño que sienta proveniente de Danáe te juro yo que te quemaré vivo a tal punto que no podrán reconocer ni tus huesos.
―Tranquilo Colton ―respondió Josh, volviendo a su faceta amigable―. Mientras hagas tu trabajo estará todo bien ―separó la vista de mi compañero y la llevó a los soldados que lo sujetaban―. Llévenlo a Valquiria y que le den todo el equipo necesario para infiltrarse y que no sea descubierto.
Los ojos negros de Demian me pidieron perdón mientras lo alejaban de mí.
Flypper me hacía compañía los días que estuve recluida en una habitación, o, mejor dicho, jaula. Días que se hacían eternos sin saber nada del exterior ni de cómo estaba Demian. Cada tanto solía sentir un pinchazo y no podía evitar preguntarme durante todo el día como estaría él, si lo habían descubierto o si seguía infiltrado en las instalaciones.
Pero ese día en particular fue diferente. Flypper había venido a mi habitación con una bandeja llena de comida ―mi apetito se había incrementado de una manera increíble esa última semana―, dispuesta a escuchar mis historias de las misiones en las que había participado cuando sentí un pinchazo en el hombro. No le di mucha importancia hasta que ese pinchazo se transformó en un dolor agonizante y un grito salió de mi garganta, alertando a Phillip de que algo no iba bien con Demian. Me llevaron a una sala muy parecida a donde solían administrarme químicos para mejorar ciertos aspectos de mis sentidos y, a través de un aparato que incrustaron en mi brazo, conectaron mis signos vitales con los de Demian.
―Está siendo sometido a algún tipo de tortura ―anunció una Valquiria cuyo nombre tenía entendido que era Estefanía―. Lo atraparon.