8 - ¡Despierta!

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A la mañana siguiente me desperté y abriendo un ojo vi a Robert tirado en el suelo en posición de estrella de mar.

- ¿Rob? -me extrañé al verlo dormir placidamente- ¿Puedo saber que haces en el suelo? ¿Y sin camiseta?

No se movió así que bajé de la cama para asegurarme de que estaba vivo.

- Robert, cielo.

Seguía sin responder ni mover ni un músculo.

- ¿Estás vivo? -dije tocando su cara con un dedo repetidas veces.

¿Qué le pasaba? ¿Estaba drogado? Solo quedaban las medidas desesperadas, un clásico. Me dirigí a la cocina y llené un vaso de agua fría. Al volver se la tiré por encima.

- ¡Dios mío! -grité desesperada- ¡Despierta! Empiezas a darme miedo.

Al ver que no reaccionaba a nada, subí al piso de arriba y llamé a Jake que estaba sentado al borde de la cama vistiéndose.

- Jake, necesito tu ayuda ahora -le estiré del brazo para llegar a las escaleras.

- Prins, espera. ¿Que te pasa?

- Robert no se despierta -llegamos al salón.

- ¿Por qué está mojado y en el suelo?

- Lo de mojado es que le he echado agua para despertarle y lo del suelo no lo sé -empezaba a tener miedo-, se lo he preguntado pero no responde.

- Quizás os subió el alcohol a media noche y por eso no lo recordáis.

- No me digas eso. Pasaron cosas raras anoche, si estabamos borrachos a lo mejor pasó algo más -empezaba a ponerme nerviosa.

- Tranquilízate, quizás cuando despierte recuerda algo.

- ¡No me tranquilizo! -me había pasado con él sin querer- Lo siento, me he puesto nerviosa.

- No pasa nada -dijo abrazándome-. Te entiendo.

Notamos que Rob se movía y ambos le miramos asombrados.

- ¡Está bien, se mueve! -me arrodillé junto a él.

- Espera, vamos a subirlo a la cama.

Asentí de la cabeza y le agarré de los brazos mientras Jake lo hacía de las piernas.

- A la de tres lo levantamos. Una, dos y tres.

Lo alzamos y colocamos su cuerpo encima de las sábanas blancas y arrugadas.

- Perdón por el suelo mojado.

- No importa. Estabas nerviosa.

- Gracias por entenderlo, pero yo lo he mojado así que yo lo friego.

- De acuerdo, la fregona está en el armario de la cocina.

Fui a la cocina en busca el mocho. Y al volver vi a Jake sentado en la cama junto a Robert.

- Despierta, tío -decía mientras le apretaba el brazo cariñosamente-. No es posible dormir tanto, son las dos del mediodía.

- Que delicado eres con él, eso es un amigo de verdad.

- Los chicos también tenemos sentimientos, aunque muchas chicas lo ignoran -a lo que los dos soltamos una sonora carcajada.

Seguí fregando el suelo, fui a la cocina a por papel y al volver a la cama sequé los marcados abdominales de Robert y su precioso pelo castaño. Jake se fue a su habitación a terminar de vestirse y yo envolví en un abrazo el cuerpo aún húmedo de Rob. Al sentir mi cálido aliento en su cuello, abrió sus tremendos ojos verdes que me miraron fíjamente entrecerrados.

- Hola preciosa.

- ¡Robert! -lo sujeté más fuerte que antes.

- ¡Ay! ¿Por que me duele la espalda y estoy húmedo?

- Después te lo explico -sonreí ante la idea de que estaba despierto.

- Vale -me sonrió.

- Oye ¿Tu recuerdas algo de lo que paso anoche?

- Eso es lo que te iba a preguntar yo.

- Y al menos ¿recuerdas por que estabas en el suelo?

- No lo sé. Quizás alguien nos viera y puede decirnos lo que pasó.

- ¿Te refieres a Fanny y Klaws?

- Puede ser.

En ese momento llegó Jake con unos vaqueros y una sudadera azul.

- Está despierto. Por fin.

- Sí -afirmé-. ¿Tu no viste nada anoche que nos pueda ayudar a saber lo que pasó?

- No. Pero Klaws y Fanny estan en la cocina haciendo la comida porque con las horas que son ya no desayunamos.

- ¡Bien tengo hambre! -exclamó Rob.

- Y ya que estáis preguntarles si vieron algo que os ayude.

- Vale -agradecí.

Plegamos la cama y recogimos las sábanas.  Después fuimos a por los platos de espaguetis que habian preparado y los llevamos a la mesa. Minutos mas tarde empezamos a comer.

- ¿Ya te encuentras mejor Fanny? -me preocupé por mi amiga.

- Estoy genial. Klaws me cuidó muy bien. Me tuvo un poco mimada.

- Eres mi princesita -replicó este-, tengo que cuidarte.

- Se cuidar de mí misma -le espetó.

- Perdón si he dicho algo que te moleste.

- No es nada -dijo restandole importancia.

Ninguno entendiamos por qué se había puesto así con el comentario pero intentamos no recordarlo.

- Ya que estáis los dos juntos -dijo Robert-, ¿alguno de vosotros vio algo de lo que hicimos Prins y yo anoche? No nos acordamos de nada y me he despertado en el suelo con dolor de espalda.

- Si has pasado la noche en el suelo es normal que te duela la espalda -razonó Stefanny.

- Es cierto -la apoyó Klaws-. Y si quereis saber lo que pasó, revisar las camaras.

- ¡No me acordaba! -se sorprendió Jake-. Nuestro padre puso cámaras en casa por si entraban a robar. Se puede acceder a los videos desde el ordenador.

- Hay una en el pasillo y otra en aquella esquina del techo -señaló Klaws para que mirásemos-. Seguro que captaron algo.

Seguimos hablando y cuándo terminamos de comer, revisamos las cámaras con el portátil de Jake.

- ¿A parir de qué hora no recordais nada?

- Desde que nos dormimos -respondí.

- ¿Y que hora era esa?

- Mas de las cuatro -dijo Rob.

- Aquí estáis -dijo ampliando una imagen.

Aparecíamos nosotros riendo por el bulto extraño de aquella noche. Las siguientes imagenes fueron de Robert y yo durmiendo un rato y después nos vimos envueltos entre las sábanas y moviéndonos, no se nos veía, solo las sábanas ondeando sobre nosotros nos daban pistas de lo que pasaba. Y no podía ser, seguro que no era lo que parecía, no podía serlo. Después nos vimos a nosotros saliendo del salón y a los 10 minutos volvimos y Robert ya no llevaba la camiseta. ¿Que habríamos hecho en ese tiempo en el que no se nos veía?

Ahora me dejas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora