𝐷𝑂𝑆

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En la Tierra era de día; y el líder infernal estaba caminando completamente de negro sujetando el puño de un paraguas negro encima de su cabeza con unas gafas de sol del mismo color y un traje negro formal con zapatos negros. Él va subiendo las escaleras blancas de un edificio blanco así que destaca de entre todos los humanos. Por su manera de vestir, y la manera en que se protege del sol, ya saben que es un demonio chupa sangre. Muchos de los que pasan por sus lados se alejan de él con miedo, y eso solo hace sonreír al líder infernal.

Ese entra al edificio que en realidad era una exhibición de animales, así como un zoológico, pero estos estaban detrás de paredes de cristal. Las paredes del lugar eran de un color mostaza tenúe corriendo a crema con unas losetas blancas en el suelo con manchas negras como decoro. Sergei Mew se sienta en uno de los banquitos colocado en medio de todo el pasillo de exhibición. Sin quitarse las gafas de sol y ya la punta del paraguas acostada sobre el suelo. Usando ahora el puño del paraguas de reposo para ambas de sus manos unidas sobre una a la otra.

—Y los humanos llaman al infierno horrible: este lugar sí que no tiene moda.— Sergei Mew murmura todo escéptico con el decoro del lugar, y un búho encuernado (patillas aladas puntiagudas tiradas hacia atrás) marrón vuela hacia él por todo el pasillo hasta posicionarse al lado de Mew en la butaca. El tosco búho de ojos redondos amarillos cierra sus alas después de aterrizar. El demonio chupa sangre lo mira.

—Debería dejar de volar así por los pasillos, Reglamentario

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—Debería dejar de volar así por los pasillos, Reglamentario.— Llama el líder infernal con su elegante voz.

—Los humanos ya me toleran, Sergei Mew. De hecho ¿sabes lo locos que están ahora? Ya no le temen a nada. Ven algo, se asustan, y siguen adelante.— Suspira el búho con cansancio. —Mente revolucionaria.— Él niega con la cabeza en su queja. El líder infernal ríe un poco. El Reglamentario, así mismo como dice su nombre, era el Rey de La Oscuridad. Ese que reinaba en las profundidades del inframundo. Solamente que se escondía en forma de búho en un museo de exhibición para hablarles a los chupa sangre que lo visitaran (mayormente a Sergei Mew) porque esas eran sus únicas criaturas que habitaban en la Tierra de los mortales.

—La noche de batalla se acerca de nuevo.— Dice Sergei Mew.

—Sí.— Suspira su Rey supremo, o bueno, el Reglamentario.

—¿Nada cambiara? ¿Pelearemos como siempre?

—¿Ya te cansaste de eso, Sergei Mew?— Pregunta el Reglamentario.

El demonio suspira agotado. Cansado de lo mismo. Se frota la nuca. —En realidad, no, Reglamentario...— Dice antes de mirar al Reglamentario con una sonrisa cínica. —Esta vez surgirá algo grande.— Dice el vampiro completamente orgulloso de la cacería que propone para este año. No le ha dado detalles al Reglamentario así que el búho le sigue mirando con un rostro bastante confundido.

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Cuando Sergei Mew salió por las puertas de ese museo exhibicionista, reafirma su espalda y deja de caminar, mira al cielo por pura casualidad. Viendo las nubes con mucha confianza; en una sonrisa de labios algo estúpida.

Los Oscuros • MewGulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora