𝑆𝐼𝐸𝑇𝐸

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El beso se sentía magistral. Hacía que ambos se sintiesen en algo mucho más hermoso que el cielo. Era extraño sin duda alguna; como la mente podía sentirse en el paraíso solo con el más pequeño roce de labios. Se sentía bien. Demasiado agradable. Muy cómodo. Algo recogidito pero tan suave como una almohada.

Sergei Mew apartó su rostro suavemente. Viendo como aquel inocente ángel tenía los ojos cerrados con sus labios algo abultaditos. Eso hizo sonreír al demonio y reír en bajo... Antes de sucumbir de nuevo al arrepentimiento de lo que estaba haciendo. Ya no quería seguir con el plan. Su plan le incomodaba.

—No. Deberías besar a otra persona.— Sergei Mew le cuenta todo arrepentido negando su cabeza hacia el ángel y alejándose. El ángel frunce el ceño pero no deja de sonreír incluso cuando abre sus ojitos.

—Pero... Te quiero besar a ti--

—Creéme. No quieres eso. Todo esto... Conocerte, hablar contigo, no debería haber hecho eso. Fue una estúpida idea.

Sergei Mew parece debatir consigo mismo. Dándole la espalda al ángel con angustias. Restregando su cabello con una mano para echarse todos sus cabellos hacia atrás. El ángel deja de sonreír. Sus alas decaen con tristeza. —No entiendo, Sergei Mew.— El ángel dice con una voz decaída. El demonio suspira. Relajando sus hombros con desganés. Él mira sobre sus hombros con sus amenazantes colmillos agrietados. Expresando su enojo frustrado.

—No necesito de ti, ángel. Fuiste un desperdicio en mi tiempo.— Gruñe el demonio sin realmente ser honesto en sus palabras. Se puede denotar pues no quiere enfrentar al pequeño ángel cuyo corazón se rompía en pedazos.

—Yo.... Yo pensé que la estábamos pasando bien--

—Fuiste un iluso.— Gruñe el demonio con su voz demoniaca cargada de furia. Sonando tenebrosa y sombría. Al ángel se le llenan de lágrimas sus ojos.

—Pero es que no hace sentido. Desde el comienzo sabía a lo que me metía contigo; era peligroso, sí. Estaba asustado. Y tenía miedo. Pero luego te reíste conmigo, me mostraste un hospital al cual prohibes de ataques, pienso que eres una buena persona. Me arriesgue a confíar en ti y puse mi vida en tus manos... Porque somos amigos ¿no?

Él pregunta con sollozos en una sonrisita triste. Cubriendo su pecho con dos puñitos. —Somos amigos. Dijiste que serías mi amigo.— Sigue tratando de convencer el ángel con una voz rota. El demonio se siente fatal y aún no voltea a verlo. Su mentón se tensa demasiado, y por primera vez en mucho, sus ojos se cristalizan con sentimientos honestos respecto al ángel. Él no hablaba. Solamente se escuchaban los sollozos del ángel con sus lágrimas resbalando por sus cachetes.

Sergei Mew se da la media vuelta para mirarlo sobre su hombro con tristeza. El demonio chupa sangres se siente mal. Verdaderamente mal. Y horrible se sintió al ver aquella personita que irradia rayitos de sol a su paso, estar llorando bajo la luz de la noche.

—Fue todo una ilusión.— Es lo que dice el demonio mientras que en sus pensamientos dice lo que verdaderamente quiere decir: «No llores.» —Lo imaginaste todo.— «Por favor, no llores.»

—Nada fue real.— «No quiero...» —Solo fue una farsa.— «herirte más...»

Esas palabras hacen que el angelito rompa en llanto. Cabizbajo. El demonio desaparece con su súper velocidad.

Los Oscuros • MewGulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora