Acariciaba y besaba todo el pecho y abdomen del menor sin dejar ninguna marca y sin morder
Solo era Volkov disfrutando del cuerpo de su pareja, disfrutando de sus suspiros cuando sus manos paseaban por su espalda y por su pecho
Lo único que iluminaba esa oscura habitación era la luz de la luna. Una tenue luz maravillosa, donde solo podian ver sus rostros y poco mas de sus cuerpos y aquello les encantaba
Prendas fuera, ahora solo querían sentir sus cuerpos juntos, hacer el amor mientras se volvían uno mismo, Bueno... sus almas ya estaban entrelazadas, desde que se conocieron eran uno
El calor corporal aumentaba cada vez que se acercaban mas a satisfacer su hambre de placer. Se miraron a los ojos, sintiendo y notando el amor que se tenian
— Te amo tanto... — Confeso el peligris, avergonzandose como si de un adolecente experimentando su primer amor se tratase, Horacio amaba como era Volkov a la hora de demostrar su amor
Siempre sus mejillas se tornaban de un color rosado, bastante notorio por su tono de piel
Y aunque ahora no podia apreciar ese tono rosa en sus mejillas, sabia que estaba ahí, lo besó como si fuese el ultimo beso que podrian compartir, no era asi, tenian el resto de sus vidas para amarse y besarse todas las veces que quieran, para hacer el amor cada vez que tengan ganas, no era el fin del mundo, no era el fin de su amor, esto recién era el comienzo de una gran aventura juntos
Finalmente la union de sus cuerpos se dio, gimoteando por la sensacion de su sexo juntarse
Pequeñas lagrimas de placer se acumulaban en las perlas bicolores de Horacio, Volkov con su mano posada en su mejilla las iba secando. Le encantaba todo de su pareja, como Gemia para el, como cada vez que entraba en el le brindaba un placer inexplicable, solo por ser el, solo por ser Horacio
El amor reinaba en esa habitacion, una obra maestra que cualquier pintor estaría encantado de representar
Las cortinas abiertas mientras el acto donde profesaban su amor y excitación se daba, la pasión con la que se besaban, las tiernas frases de amor que se escuchaban, todo era sumamente perfecto
Los gemidos cada vez eran mas altos, muy cerca de llegar al orgasmo por cada embestida proporcionada
Entre palabras bonitas, jadeos y gemidos se corrieron al mismo tiempo, callando los gemidos finales en un beso apasionado
Una vez sus respiraciones fueron calmadas el menor hablo con una voz suave y cansada — ¿Hasta que la muerte nos separe?
— Si... Hasta que la muerte nos separe— Beso su morena mano con el reciente anillo de matrimonio que decoraba su mano desde hace unas horas
Pero realmente sabian que ni la muerte los podria separar
Estaban en un pacto que no se podia romper y no les molestaba, al contrario
Amaban estar atados por una hermosa conexion
La union del hilo rojo
Fin~
