El regalo de Volkov | Volkacio +18

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Días de descanso en la casa vacacional

Aquella noche había llegado tarde y las horas de sueño se habían hecho excesivamente cortas pero reparadoras entre los brazos del peligris

Días en los que se encargo del papeleo para dejar libre al mayor en el día de su cumpleaños, aunque bien sabia, Volkov tenia la fama de ni siquiera recordar aquella fecha y sin embargo, esperaba que ese día tuviera una disposición diferente, pequeña serie de regalos y sorpresas que tenía preparadas

Entonces se levantó de la cama y se dirigió hacia el baño, feliz, pero sobre todo ansioso, de verdad que quería que todo saliera bien

Suspiraba ligeramente mientras sus manos recorrían su desnudo cuerpo bajo la fría lluvia artificial de la ducha, cubierto de una capa de espuma, limpiando cada rincón de su tez morena. Pensó en jugar en solitario, tentado con el morado dildo que se escondía entre los productos de aseo

«Egoísta por no compartir tu placer con el cumpleañero»

Pensó, pero era inevitable
Sus dedos ya jugaban a estirar su pequeña entrada y su izquierda envolvía su miembro creando un suave vaivén sobre este

— Mhm~ — Gimoteo cuando logro que sus dígitos entrarán con facilidad, y quizás había culpa, pero no por difrutar, no por su placer, si no, por no invitar a su pareja a disfrutar junto a él

Cerro la llave de la ducha, y aunque su cuerpo había quedado algo sensible por la dulce y placentera preparación, no era nada que no pudiera soportar hasta tener a Volkov acompañado en aquel acto. Con rapidez seco las gotas que deslizaban aún por su cuerpo, dejando su cabello húmedo, y con gotitas que caían de el, poca importancia le dio

Tomo el lubricante que guardaban en la ducha y salio del baño

Observando a Volkov de espalda en la zona del armario, vistiendo camisa color vino y los típicos pantalones formales que llevaba cada vez que iba a trabajar

— Viktor... — Dijo su nombre casi en un suspiro, en un susurro que por muy impresionante que parezca, llego a los oídos de su pareja, quien dio media vuelta para mirarlo

Con su cuerpo desnudo
Incluso, todavía algo húmedo
Erecto
Con un envase de lubricante en su mano

— ¿Horacio? — absurdo tono que utilizo, por que cansado de hacerse el tonto, sabía exactamente lo que el más bajo quería, pedía a gritos de tan solo mirarlo a sus ojos

Paso a paso, se acercó
Tomando el cuello de la camisa para besarlo, acorralandolo hacia el armario

Excitado y encantado de la suave presion que las manos del mayor ejercían en su cadera, entonces el pequeño bote de lubricante cayó contra el suelo

Estaba deseoso de más, desesperado, sus manos sacaban con prisa cada botón de su camisa, mientras los suspiros se colaban entre los húmedos y apasionados besos

— Horacio- — Nombró al contrario, terminando con los besos para recuperar aire — ¿Tanto te apetece un mañanero? — Sonrió sobre sus labios

— Si... Joder Ruso, si

Y los besos continuaron

Hasta que las cosas inevitablemente subieron de tono. con una pierna levantada y apoyada sobre los bajos armarios de la zona, su entrada siendo trabajada con esmero
Lengua, dedos y lubricante

Su cabeza daba vueltas por el calor y el placer, la habitación se llenaba de obscenos gemidos y chapoteos, el miembro del menor goteaba y el de Volkov humedecía su ropa interior, aun apresado entre sus prendas inferiores

— ¿Listo? — Con voz ronca, hablo el mayor

Y la voz del moreno no salía, obligado a asentir y mirar de reojo, maldiciendo en su mente lo sexy que se veía el cumpleañero

Camisa vino abierta, dejando ver sus pectorales y abdomen trabajado, concentrado en sacar su cinturón, el botón de su pantalón y bajar el cierre, sacando su miembro de su ropa interior

Entonces solto un gemido de tan solo imaginarlo dentro suyo una vez más, follando su culo con fuerza y consumido por la lujuria, por el amor y el deseo que le generaba solo por ser el

Lubrico su miembro, condón puesto y lentamente ingreso en el cuerpo de Horacio, ambos gimiendo cuando entro por completo

— ¡Joder! Si q-que empiezas bien los 46 ¿Eh? — Mordió su labio inferior, acostumbrándose a las exquisitas sensaciones que recorrían su cuerpo

Suave y lentas embestidas que en minutos aumentaba de velocidad y fuerza, gemidos que ni se molestaban en ocultar

Fue ahí cuando Volkov una vez más agradecía tener la residencia algo apartada de los vecinos, con la privacidad necesaria para cuando su novio disfrutará de sus ratos de placer sin miedo a ser escuchado por alguien que no sea su ruso

Apretaba su cadera con fuerza, aferrándose a su piel cada vez que volvía a entrar en su apretado interior, estaba encantado

Del cuerpo moreno
De sus gemidos
De su figura
De su calidez
Del amor y el deseo que le hacía sentir

Fue entonces, que abrumado de placer, comenzó el vaivén de embestidas irregulares, gimiendo ronco, perdiendo velocidad pero aún, dejando su glande chocar contra el punto dulce del menor, aquel que lo tenía temblando y pidiendo más cada vez que lo alcanzaba

Alcanzó la cima de su placer, y recargando su pecho en la desnuda espalda del menor, eyaculo en su interior, dejando su simiente en el condón que previamente había sido colocado al no hablar sobre el final de aquella ronda

Y segundos después, Horacio pinto de blanco el mueble sobre el cual estaba apoyado

Suspiraba y jadeaban con pesadez. Volkov salió del cálido interior del moreno y con cuidado retiro el condón, creando un nudo y tirándolo al suelo para después, recoger y limpiar todo el desastre que habían hecho

Masajeó el muslo del moreno y lo ayudo a bajar su pierna del pequeño armario, dejando suaves y delicados besos sobre su nuca, su hombro y cuando por fin lo tenía mirando a sus ojos, dejando un beso dulce y suave sobre sus labios, nada comparado a los anteriores

— ¿Te gusto el primer regalo?— Pregunto el de tez morena, dejando su mano pasear sobre pecho y clavículas del mayor, notando la ligera capa de sudor que cubría su cuerpo, escondida por la camisa y pantalones que aún portaba

— ¿Primer regalo?

— Bueno — Tosió falsamente — Déjalo como introducción del día, regalo número 0 — Besito en su mejilla y camino nuevamente hacia el baño, hablando a voz alta para que el mayor escuchará ,— ¡Me voy a limpiar y me voy a la sede, te veo allí!

(...)

— Y NI SE TE OCURRA IR A LA SEDE SIN BAÑARTE Y CAMBIAR DE ROPAS ¿¡EH!? — Grito ya, con la puerta cerrada

Por otro lado, el de tez blanca soltaba carcajadas al escuchar a su pareja, tomando nuevas prendas para ir a trabajar

Amaba a aquel chico
Amaba que sus días sean tan felices por su presencia

Amaba que su primer regalo, no fue el tener sexo con el

Fue poder demostrar su amor una vez más, con cada caricia, cada beso y abrazo que le pudo dar antes de que todo pasará

Ese era su verdadero regalo

La vida junto a Horacio

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Privatters ! VolkacioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora