Shiro entró al hogar de Madara una vez que Tajima se lo permitió, llevaba su armadura puesta.
—¿Madara?—tocó la puerta.
—Pasa...
Entró y vio al azabache sentado, al lado del futon, se arrodilló a su lado y coloco su mano sobre el hombro del chico.
—¿Ocurrió algo? Fui al punto de reunión, ni tu ni Hashirama estaban ahí—murmuró preocupada.
—Nos descubrieron.
—¿Que dijiste?
—Nos descubrieron... Y ahora... Nuestro sueño... Ya no se cumplirá.
—Pero... Aun tenemos-
—No—alzó la voz un poco—No tenemos nada, ahora, si lo piensas bien... Es un sueño estupido, aunque lo intentarámos, jamás lo lograríamos.
—Pero Madara... Tu estabas tan contento con la idea de-
—He dicho que ya no hay nada que hacer por ello... Elige un bando, Shiro, vete con Hashirama o... —la tomó de la mano y la observó—O quedate conmigo, a mi lado.
—Madara... —sus ojos se nublaron—Sabes bien a quien voy a elegir...
La tomó por las mejillas, el también tenía los ojos ligeramente nublados.
—Shiro...
—Pero... Por más que quisiera quedarme a tu lado... Yo me iré lejos.
—¿Que?
—Mi clan... Todo mi clan, nos iremos lejos, no vamos a seguir aquí.
—Quédate... Quedate aquí, puedes quedarte en mi casa y-
Shiro lo tomó por las mejillas, dejando un beso sobre los labios del chico.
—Te quiero... Te quiero muchísimo Madara, pero no dejaré a mi familia de lado.
Se levantó y limpio sus lágrimas.
—Perdoname.
El Uchiha la tomó por el brazo, jalandolo hacia él, la abrazó con fuerza.
Posiblemente esa sería la última vez que se vieran.
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