Capitulo 17

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- Annie, gracias- me dice Harry nada más salir de esa sala con la asquerosa de esa periodista teñida.

- ¿Por?

- Por apoyarme.

- Para eso están los amigos

- Lo somos? Quiero decir. ¿Somos amigos?

- Claro, tonto- me río por su forma de actuar.

- Tu tampoco quieres participar no?

- Así es. Sólo quiero tener un año normal.

- Entonces tenemos más en comun de lo que pensaba.

- No me gustan menores- le guiño un ojo y el sonrie-. Ambos somos huérfanos y estamos metidos en todos los problemas posibles.

- No sé si eso último es una habilidad o una maldición.

- Lo segundo- ambos nos miramos y nos reímos.

Esto está bien. Desahogarse, reírse de las cosas malas y buenas.

- ¿Quieres hablar del torneo o de otra cosa?

- Cualquier cosa que no nos haga tener un silencio incómodo- le digo.

Harry Potter es un buen chaval. Es listo y maduro para su edad. No es como otros chicos que he conocido a su edad. El sólo piensa en cosas realistas, en aquellas cosas que sabe que puede alcanzar aunque le cueste mucho. Su meta principal ahora, según me ha dicho, es salir de la casa de sus tíos.

- Hay una canción que dice así el estribillo: Dicen que lo bueno tarda y yo llevo esperando tanto tiempo. Que lo bueno no quiere venir- le digo-. Pero en tu caso vendrá y con tanta fuerza que se quedará para siempre.

- ves el futuro?

- Ojalá. Así habría comprado la lotería- el se ríe-. Una vez alguien me dijo que siempre son las buenas personas las que sufren cosas malas. Yo le dije porque si ya eran buenas personas.

- ¿Que te dijo?

- me dijo: Annie la gente buena sufre ese mal para aprender que no todo es blanco o negro, que es gris. Aprenden a base de dolor y se hacen fuertes- le respondo.

Aún recuerdo el día que Quirón me lo dijo.

- Esa persona es muy sabia- asiento dándole la razón.

- Hacemos un pacto, Harry?

- Cual?

- Que nos ayudaremos en este torneo ya que ninguno quiere estar.

- Me parece bien.

- Si tu te enteras de algo de la prueba y yo también se lo comunica al otro, ¿Va?- el asiente y estrechamos la mano.

Tiene fuerza para ser un enclenque.

Le decimos la contraseña a la Dama Gorda y está nos deja pasar. La sala común se queda en silencio al vernos. Simplemente los ignoro y camino hasta mi habitación. No hay nadie por suerte. Salvo el gato de Hermione.

El mínino se acerca a mi y restriega su cabeza por mi uniforme.

- ¿Pasándome pulgas?- bromeo y el maulla. Lo abrazo y el se deja aunque se queja bastante-. Buenas noches Croshanks

El gato se queda a mi lado durmiendo y eso me da paz. Cierto los ojos rendida por el día tan duro que ha sido hoy.

Destellos de todos los colores. Un camino hecho de setos y una respiración agitada inundan mi visión.

Me despierto y aún es de noche. No puedo respirar o al menos me falta el aire.

Un gato maulla y me calma a base ronroneos. Miro a las camas de mis compañeras y todas están durmiendo en diferentes poses.

Fred Weasley y la hija de ApoloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora