Capítulo 19

10.5K 849 58
                                    

Aiden y yo giramos la cabeza por primera vez, alarmados por el sonido, y vemos a Catalina por primera vez.

Se le ha caído un vaso de agua, el cual se rompió en miles de pequeños trocitos.

- ¿Catalina? ¿Qué estás haciendo aquí? - pregunta Aiden con cierta sorpresa y decepción.

- Estoy bien, por cierto, no me corté, gracias por preguntar. - dice con molestia.

- ¿Qué es lo que está pasando? - Aiden está tan desconcertado como yo.

Nos quedamos los tres en silencio, entonces es cuando puedo oír la descarga del inodoro.

Sin movernos un centímetro, esperamos a que la persona salga.

Y para nuestra sorpresa, es Nidia quien sale del lavabo. 

Perfecto. ¡Una visita inesperada de Nidia! ¿Qué podría ser mejor?

Yo creo que absolutamente nada.

- ¿Alguien va a decirme qué está pasando? - pregunto casi gritando.

- Maldita sea, ¿Nadie te dijo nada? - pregunta Nidia con cara de pena.

- Iba a sorprenderla hoy, pero resulta que no está sola. - dice Catalina con rabia mientras mira a Aiden.

- ¿De qué estás hablando? - realmente estoy empezando a enloquecer.

- Me dijeron que viniera a planear tu baby shower. - dice Nidia.

- Pensábamos que tardarías más en el hospital. - Catalina está triste por no haber podido hacer la sorpresa.

- Oh, lo siento tanto, de verdad, tuvimos problemas con los paparazzi. - me sabía mal, ellas querían hacerme una sorpresa y yo molesta por sus presencias.

Me siento como la mierda ahora mismo.

Después de invitarlas a cenar y compartir un momento agradable los cuatro y hablar de ideas para el baby shower, las dos chicas se fueron a casa.

Aproveché lo tarde que era para convencer de que Aiden debía quedarse a dormir, para que la prensa no lo encontrara a altas horas de la noche deambulando hacia el palacio.

¿Para que nos vamos a engañar?

Me muero por dormir con él y que me abrace toda la noche.

Me puse el pijama y cuando volví a la habitación, Aiden ya estaba medio metido en la cama, con medio torso desnudo asomando por las sábanas.

Realmente este príncipe hacía que quisiera obedecer todas sus órdenes con solo una mirada.

Rápidamente me metí en la cama con él y abrazados, nos quedamos dormidos. 

El despertador suena a las ocho de la mañana, agarrando a Aiden desprevenido.

- ¿Por qué está la alarma puesta a las ocho? - pregunta con su voz grave de recién levantado y mira al ventanal.

- Oh, hoy tenia mi clase de pre parto, empieza a las nueve. Estaba pensando en si te gustaría acompañarme. -

- Claro, deja que me duche y vamos, no me perdería una clase de como hacer llegar a mi futuro bebé al mundo. -
dice animado.

Con alegría le beso los labios y rápidamente me doy una ducha, para luego salir y vestirme.

Un mono naranja coral un poco holgado para que pueda moverme bien y no me moleste si tenemos que hacer alguna clase de estiramiento.

Me voy a la cocina a preparar algo de desayuno mientras Aiden aprovecha para ducharse.

Es bonito pensar que esta podría ser nuestra vida de casados, si es que eso algún día llega a pasar, al menos es bonito pensar en eso, en hacer una vida juntos, los tres.

Unas tostadas con un huevo encima y un zumo de naranja será lo ideal.

Mientras monto los huevos en el pan, noto como Aiden me abraza por detrás, puedo notar que solo trae la toalla agarrada a su cadera.

- Oh vamos, creo que tienes mucha hambre. - digo riendo.

Al llegar a la clase, toda la confianza que tenía Aiden se esfumó, podía sentir su vacilación.

Al instalarnos en un sitio de la sala, notamos que todos los ojos se posan en nosotros.

 - Bien, clase. Todos podemos ver que tenemos un rostro famoso entre nosotros, por favor, no se queden boquiabiertos. Madres, de espaldas, de rodillas. Padres y compañeros, tomen sus lugares detrás de ellas. - dice la profesora, o también conocida como instructora.

Me siento en el suelo y Aiden se sienta detrás de mi, sosteniendo mi espalda.

- Primero, hagamos nuestros ejercicios de respiración. - dice la instructora, delante de todos nosotros mientras nos enseña como manejar la respiración.

Aprovechando este momento de silencio y de concentración, quiero hacerle una pequeña broma a Aiden.

Aunque ya parece un poco estresado, no puedo dejar pasar esta oportunidad de oro.

 Empiezo a hacer caras como si no pudiera respirar y empiezo a convulsionar en el regazo de Aiden.

- ¿Qué te pasa? ¿Estás bien? ¿Ya viene el bebé? ¿Debería llamar a una ambulancia? - pregunta nervioso y pálido como la nieve.

Viendo su preocupación, dejo de bromear y me quedo quieta, mientras le miro desde abajo, directamente a los ojos y le doy una sonrisa tierna.

- ¡Eso no es gracioso! - exclama mientras se sujeta la parte izquierda del pecho, como si se sujetara el corazón.

Hacia el final de la clase, la instructora hace un anuncio sorpresa.

- Es importante para todos nosotros familiarizar con el proceso del nacimiento. Por eso he traído un video para que todos lo veamos y señalemos los puntos más destacables y como reaccionar en cada momento. - 

- Oh no... Por favor, no. - exclama Aiden con auténtico horror.

Aiden me había estado consolando durante la respiración, pero ahora creo que es mi turno de consolarlo.

La instructora pone el video y todos con más o menos asco miramos el milagro de la vida, tengo que admitir que es un proceso increíble.

Aiden apenas puede mirar el vídeo, y ni siquiera a empezado a salir en bebé.

Una vez que el parto empieza, él gira su cabeza completamente, mientras cierra los ojos con fuerza.

- Está bien, Aiden. Es solo un proceso natural. - digo mientras le acaricio la espalda.

- ¡No hay nada natural en eso! - exclama horrorizado.

Sigo intentando calmarlo mientas le froto la espalda e intento contener la risa.

 Después de la clase, muchas madres vienen a saludar y poder hablar con Aiden, que aún está en shock por lo que vio.

Yo me espero un poco más apartada, no creo que fuera buena idea ponerme en medio y agarrar más atención de la debida.

Después de unos minutos, nos vamos caminando hasta llegar a la pequeña cafetería que está cerca del apartamento, que desde hace unos meses se ha vuelto mi favorita.

La cafetería es rústica, en colores marrones oscuros y negros, en el interior tiene mesas en madera clara, con sillas de hierro forjado en negro.

En el mostrador, arriba tiene la carta escrita en tiza blanca, con un pequeño dibujo de lo que es, al lado.

Me siento y Aiden va a pedir algo para comer. 

Al rato vuelve con dos platos con sándwiches de queso chueddar, un café y una infusión para mi. 

Realmente ha tenido en cuenta que no puedo tomar café, es adorable. 

El bebé de la RealezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora