•Capitulo• 8

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Anna

Me encuentro siguiendo a Aaron por un pasillo en silencio, después de pasar algunas puertas se detiene al final del pasillo.

— Esta va hacer tu habitación y está —señala la puerta de enfrente —. Es la mía — abre la puerta de "mi habitación" y se hace a un lado para permitirme pasar.

Lo primero que veo es una enorme cama con sábanas de un morado muy intenso que estoy seguro que si no fuera por el gran ventanal que hay enfrente de esta, no te darías cuenta de ese maravilloso color.

— Sentate en la cama mientras busco alcohol y vendas para curar tus heridas.

Entra en la puerta que esta a un lado de la cama y lo veo desaparecer de mi vista. Me acerco a la cama y tomo las almohadas con ellas hago un pequeño corral, despacio coloco a Thian en el centro para que no se caiga.

Me acomodo en la cama a un lado de el mirando cada movimiento que puede llegar hacer, siento la mirada de Aaron a mis espaldas y me volteo a mirarlo.

— ¿Por qué no me llamaste? — se acerca a mi y se sienta a un lado y abre el botiquín y empieza a pasar un pedasito de algodón con alcohol, por las heridas de mi cara.

Me quedo en silencio dejando que unas lágrimas caigan por mi mejilla, el toma mi mano y ve el moretón que ya esta entre un violeta y verde, y lo acaricia.

— Llamare al médico, ¿contra que la golpeaste? — me dice mirándola con atención.

— Contra una puerta — me mira con reproche pero no dice nada, se levanta de la cama y saca su teléfono y marca un número.

— Hola Sebastian necesito que vengas a casa trae tu quid de emergencia — sin esperar una respuesta corta.

— ¿A quien llamaste? — lo miro, pero el tiene la mira puesta en su celular.

— Trata de descansar un poco hasta que llegue el médico — levanta la cabeza de su celular y me mira, se acerca y me da un beso en la frente —. Resolver unos asuntos y volveré a ver como estas — me da una sonrisa y sale.

Me quedo intranquila con sus últimas palabras, no quiero que haga una locura por mi culpa... y ademas no quiero que lo lastime a Bruno. No quiero que me odien por decir aquellas palabras pero el va a cambiar yo sé que está solo será una etapa.

Me acomodo a un lado de Thian y rápidamente me quedo dormida, soñando con un niño de ojos verdes.

***

Aaron

Salgo de la habitación, con una conviccion en mi cabeza que nadie podrá sacar. Camino a mi estudio, y me dirijo hasta el escritorio abro el cajón de la derecha  y tomo un arma cuando levantó la mira veo a mi padre y al padre de Anna. Guardó el arma deatrás de mi espalda y la cubro con mi camisa.

— ¿Que crees que haces? — me acerco hacia ellos y paso por su lado, pero no puedo dar ni tres pasos cuando me  detengo al escuchar la vos de mi padre nuevamente —. Aaron te hice una pregunta.

— Ir a buscar a ese hijo de puta, las cosas no se van a quedar así — me volteo a mirarlo.

— Deja de hacerte el héroe — me dice con una pequeña sonrisa —. Ya me encargue de eso, acompaña a Federico a la habitación de Anna. Lo miro molesto pero no soy capaz de decir nada, le hago una seña a Federico que me acompañe y nos vamos dejando a mi padre atrás.

— Está en la última puerta a la izquierda — le dije y me doy media vuelta para buscar las escaleras.

Doy un suspiró cuando por fin estoy afuera de esa casa, tomo rápidamente un cigarrillo y me lo llevo a la boca le doy una rápida calada. Retengo el humo dentro de mi sistema por unos segundos, hasta que lo suelto en un suspiro. Cuando me lo termino se puede decir que ya estoy algo más calmado.

Cuando estoy por encender otro escuchó el timbre, suelto un suspiro y guardo el cigarrillo. Cuando estoy llegando a la puerta, veo como mi nana le da la bienvenida a Noah, me acercó a ellos.

— Al fin llegaste, Anna necesita tu ayuda — interrumpo la conversación que estaban intentado hacer.

— Menos mal que te dije que no te involucraras — me dice en forma de reproché. Mi nana nos mira pero se va sin decir nada.

— Para tu información el destinó quiso que yo me involucrara, mi padre conocé al suyo y bueno acá estamos. Igual esto no es lo que importa Anna necesita tu ayuda.

— Como tu digas, ¿En dónde está Anna? — le hago una seña con la cabeza apuntando las escaleras, me doy vuelta sin esperas una respuesta empiezo a caminar y escucho sus pasos detrás de mi.

Cuando llegamos a la habitación le doy un pequeño golpe antes de entrar, su padre está a un lado de ella. Cuando nos ve rápidamente se limpia unas cuantas lágrimas.

— Lamentó interrumpir, pero el médico ya está aquí — me hago un lado para que Noah pueda pasar. Pasa por mi lado y se acerca a la cama, el padre de Anna se hace un lado pero no sé aleja completamente de ellos.

Me quedo ahí mientras Noah le revisa y le hace unas cuantas preguntas, le cura las heridas y revisa que no tenga ningún hueso roto. Pone varias vendas e informa que su mano no está tan lastimada como parece, le recomienda una poma y es todo.

Se ofre también en revisar a Thian, pero lo encuentra muy sano y saludable. Le dice a Anna que está siendó una gran mamá y sobre todo una gran mujer.

Después de que termines de decirle que pastillas debe tomar si siente dolor todo está listo.

— Gracias por venir doctor — le agradece el padre de Anna.                

— No hay nada que agradecer — dice dedicándoles una sonrisa.

— Bueno te acompaño a la salida — digo de golpe, el me mira con reproché pero no dice nada, se despide de ambos y salimos a fuera de la habitación. Caminamos en silenció hasta que él decide de romperlo.

— No cometas ninguna locura por querér ayudarla, ella es fuerte no necesita que la ayuden — al escuchar sus palabras me detengo en seco.

— Y a ti que te incumbe lo que yo haga o no haga — le respondo dándome girandome de golpe.

— Solo te quiero ayudar, eres mi amigo y no quiero que cometas una locura solo eso — me dice con calma, como siempre.

— Si está bien lo siento estoy algo alterado con la situación — paso mi mano por la frente y suelto un suspiro.

— ¿Que te parece si tomamos algo y hablamos de un poco te sientes? — me dice con una sonrisa mostrándome todos sus dientes.

— Te recuerdo que aún no eres sociologío y te encuentras en servicio — levantó una ceja y una pequeña sonrisa se me escapa.

— Claro como digas, pero no estoy en servicio así que abrete una botella de whisky — pasa su brazo por mi cuello y vamos a mi estudio, soltando uno que otro chiste.

A pesar de TodoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora