•Capitulo Final•

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Anna

Siento una brisa en mi rostro, siento en mi cuerpo el calor del sol dando en mi piel expuesta, escucho con las aves cantan y siento el increíble olor a pasto mojado.

Cuando por fin puedo abrir mis ojos, el rayo del sol hace que los vuelva a cerrar cuando por fin me acostumbró a su brillo me levantó del suelo, miro a mi alrededor y todo se ve increíble como si de un sueño se tratara. Pero algo llama mi atención a los lejos veo un árbol.

Cuando me acercó a el tocó su tronco y una sonrisa se forma en mi rostro, sus hojas son tan verdes, nunca en mi vida había visto algo tan bello y increíble.

— La primaria vez que lo ví, también tenía esa expresión en mi rostro — esa voz yo la conozco, pero veo a mi alrededor y no hay nadie —. Ey acá arriba — siento como una piedrita golpea mi cabeza y levantó mi mirada hacia el.

— Estás acá, como lo prometiste — digo con una sonrisa, lo veo como con agilidad baja de unas de las ramas del árbol y se acerca a mi.

— Claro que sí no iba a romper la última promesa que te hice — lo miro y con algo de miedo tocó su brazo cuando noto que no va a desaparecer, me lanzó a el y lo abrazó fuertemente —. Yo también te extrañe Anna — unas lágrimas caen por mis ojos.

— Nada fue justo, todo lo de nuestra vida no fue justo — pongo mis manos en su mejilla —. Todo esto fue mi culpa — me abrazó a el.

— Esto no es cula de nadie, si la vida se dió así, por algo será y piensa en positivo — me dice limpiando mis lágrimas.

— Pero nuestro hijo Bruno, quedo solo sin sus padres — me mira como solía hacerlo antes, con diversión en sus ojos.

— Mira, no lo dejaste solo planiaste cada detalle y a demás con el siempre estára mi mamá, mi hermano, Carol que es como tu hermana y Matías no se muy bien que hará el para ayudar a nuestro hijo pero se que nunca lo dejara solo — me dice felizmente —. Ya quita esa cara acá no hay nada de que preocuparse — le doy una sonrisa pequeña —. La vida acá es algo distinta a la da allá abajo, pero aveces nos muestran cosas de nuestra familia cosas muy mínimas — camina dándole una vuelta al árbol y lo sigo —. Ya deja de estar tensa esto es el paraíso — me dice con una sonrisa, en un rápido movimiento me toma de la cintura y me levanta unos cuantos centímetros del piso, paso mis brazos por sus hombros y me acercó un poco más a el y nos besamos.

— No sabes cuánto extrañaba esto — vuelve a dejarme en el piso, y siento como una pelota golpea mi pie. Miro a Bruno algo confundida pero el solo sonríe.

— Vamos Anna aún me debes ese partido — al escuchar esa palabras me volteó rápidamente y veo como mi hermano se acerca corriendo a nosotros, me separó de Bruno y me arrodilló en el pasto, cuando llega a mi rápidamente me abraza y yo hago lo mismo.

— Oh, no lo puedo creer, no sabes cuánto te extrañaba — digo en su oído.

— Claro que lo sé, vimos todo desde aquí fuiste muy valiente — me dice limpiando mis lágrimas —. ¿Vamos a ir a jugar? — se aparta un poco de mi.

— Claro que sí, vamos — el agarra la pelota y la patea, corremos ambos atrás de la pelota —. Tu también Bruno, te toca ser el arco — Bruno suelta una risa y sale en busca de nosotros.

Me llamo Anna Blanc y está fue mi vida, te deseo que vivas la tuya como tú quieras vivirla no como los demás quieran que la vivas, te deseo buena suerte.

                                                       Fin...

*Varios años después*
 
Thian

Se siente raro hacer esto, pero bueno les contaré que fue de mi vida y de la de mi familia.

Mi abuela Andrea, se casó con un buen hombre llamado Hugo después de tres años en vivir en España, yo mucho no recuerdo eso pero dicen que fue una gran boda, siguen casados hasta el día de hoy.

Mi tío Ema, termino el secundario en España, pero no siguió estudiando, a cambio de eso se puso una carpintería con ayuda de Hugo. Se hicieron muy conocidos en España, respecto del amor conoció a una Argentina y rápidamente el amor surgió en ellos, hasta ahora tiene dos niñas una se llama Amelia y la otra se llama Magali, son dos adolescentes alocadas para ser sincero, a mi tío le dan gran dolor de cabeza.

Carol se casó con Matías, el amor de ellos surgió a través del dolor y la perdida. Pero se que se aman muchísimo mi tío Matías me contó que gracias a mi tía Carol encontró el verdadero significado del amor. Tiene cuatro hijos, tres niños y una niña, se llaman Nicolás, Mateo, Julián y Victoria. Cuando se juntan con Magali y Amelia, hacen de las suyas y mis tíos se vuelven locos.

Y mi vida fue algo rara pero feliz, no todo el mundo tiene el previlegio de nacer con tres mamás y tres papás, toda mi vida supe que mis padres murieron protegiéndome, pero no fue hasta los quince que me contaron como sucedió todo. Me acuerdo que cuando supe todo me dieron ganas de publicar toda la pruebas que mi mamá había logrado obtener, pero después lo pensé bien y medi cuenta que sería muy idiota de hacer eso y mi padre y madre ubieran muerto en vano.

Cuando termine el secundario, volvimos todos a Argentina. Lo primero que hice al aterrizar fue ir a ver la tumba de mis padres a ambos le lleve una rosa blanca, siempre supe que eran sus preferidas. Me pase todo el día ahí, contándole todo lo que había sucedido en mi vida hasta ese momento y sentí su presencia todo el tiempo que estuve ahí.

Hice la carrera de veterinario en la UBA, y ahí encontré el amor de mi vida, una chica que trabajaba en una cafetería cerca de la universidad, aún sigo con ella. Con ayuda de mi abuela y tíos me puse un consultorio veterinario y mi novia es escritora de grandes novelas. Aún no tenemos hijos pero estoy casi seguro que ya viene uno en caminó.

Mis padres vivieron su vida como pudieron y como les permitieron vivirla, dieron todo para que yo tenga una vida soñada. Y se que me acompañan en cada paso que doy.
Yo estoy viviendo mi vida como creo que a ellos le ubiera gustado que yo la viviera. Aún me queda mucho por recorrer y se que ellos me acompañaran vaya a donde vaya.

                             Fin...

A pesar de TodoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora