3.

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Los siguientes días pasaron con normalidad y mucha rapidez. Tanta que se cumplió un mes desde que mamá y yo llegamos a la ciudad y ni siquiera me di cuenta.

Un miércoles, estando en la escuela, Jason nos invitó a una fiesta en su casa y todos aceptamos.

Saliendo de la escuela, Cass y yo fuimos a mi casa para arreglarnos.
Seguíamos en eso cuando recibí de un mensaje de Jason.

Jason: ¡Hallie!
Yo: ¡Jason!
Jason: La fiesta será en la piscina :)
Yo: ¿Propones que vaya con un traje de baño en el cual voy a permitir que todos puedan apreciar mi hermoso cuerpo? Está bien :D
Jason: LOL, las espero.

—Cassidy —dije seria.

—¿Si? —dijo mirándose al espejo mientras yo me acercaba al clóset.

—¿Cuál quieres? —sonreí y le mostré dos trajes de baño.

—Ni loca me pondré el rosa.

—Bien, entonces el marrón es para ti.

—Alto, ¿es en serio?

—¡Sí, Cass! La fiesta será en la piscina.

—Genial, podrás ver por fin a Jason sin camisa.

—No quiero verlo sin camisa.

—Ajá.

No respondí y después de eso nos cambiamos. Me puse el traje de baño y un vestido encima.
Cass recogió su cabello pero yo dejé el mío suelto.

Salimos de mi casa y fuimos a la de Jason. No tardamos mucho, en realidad nuestras casas estaban muy cerca.
Cruzamos el enorme jardín y tocamos el timbre, unos segundos después salió una chica de servicio.

—Buenas tardes, señoritas, pasen.

Sonreímos y entramos. Caminamos hasta el patio mientras echábamos un ojo a la casa, todo era muy elegante y lujoso.

—¡Hallie! ¡Cassidy! —gritó Jason cuando nos vio.

—Hola, Jay —saludó Cass.

—Hallie, ¿hola? —agitó su mano frente a mí.

—Ah... perdón. Hola, Jay.

—¿Después de más de un mes diciéndome Jason, decidiste volver a Jay?

—Es que no encontré otro apodo o diminutivo y me cansé de buscar.

—Okay, puedes llamarme Jason, Jay, mi amor... —me atraganté con mi saliva y tosí, lo escuché reírse—. Estaba jugando.

Dejé de toser y carraspeé —Jugando, sí.

—Nah, pero no te preocupes, puedes decirme como quieras. Yo seguiré diciéndote Hallie o Hall... o mi amor.

—¡Jason! —sentí las mejillas calientes y él volvió a reírse.

—Ya, okay. Pasen, voy a traerles algo de tomar.

Fue hacia una esquina del patio y Cassidy me golpeó el hombro.

—Te está coqueteando.

—No es cierto.

—¿Con quién más lo has visto portarse así?

Pensé en Danie, pero no lo dije —No me coquetea.

—Claro que sí, y a ti te gusta.

—No.

—Te gusta Jason, acéptalo.

Amores Confusos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora