Capítulo 26

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Eddie no podía dejar de pensar en esa chica, ni mucho menos le agradaba como sus pensamientos tomaban el rumbo hacia Alexa, sin evitarlo hizo una mueca. Negó con tal de ahuyentar todas esas ideas mientras regresaba a donde estaba Bonnie, donde ella lo necesitaba en esos momentos.

Él sabia lo que sentía, el hecho de decir adiós a esas personas que quieres, sin saber si en verdad en un futuro los volverás a ver. La chica no se había movido de su lugar, todavía sollozaba por la partida de Rachel.

-Aquí tienes, un helado de chocolate como te gusta- dijo poniéndole en sus manos el frió vaso

-Gracias

Estuvieron un rato en silencio, apenas la castaña probo el helado, la verdad es que tenia la esperanza de que eso le subiera el animo, pero se sentía mal. El chico no tardo en proponer regresar a casa, al final no tenia caso seguir viendo como la gente se iba y llegaba de diferentes lugares.

El trayecto en la moto fue casi como siempre, un pequeño consuelo para Bonnie, dado que el viento golpeaba su rostro, logrando secar esas lagrimas que lograban escaparse de sus ojos, aferrándose más al torso de su novio.

-¿Quieres compañía?- pregunto Eddie llegando al portón negro de la casa de la chica

-No, deseo estar sola

-Esta bien. Si necesitas algo solo llama ¿De acuerdo?

-Si- susurró mientras recibía un beso en la frente

Entro a la casa, la cual estaba vacía, en esos momentos se alegraba de que sus padres no estuvieran en ella. Llegó a su habitación, recostándose en la cama, abrazó su almohada para comenzar a llorar una vez más.

Tenía en mente que la vida siempre cambiaba y que debía de acoplarse a esos cambios, pero ya había perdido a Anabeth y ahora una de sus mejores amigas estaba en camino rumbo a España, al otro lado del mundo, lejos de ella.

Los recuerdos acudían a su mente, cada buen momento como también aquellos malos en donde se apoyaron mutuamente. No supo cuando se quedo dormida, lo que terminó por despertarla fueron los gritos de su madre para que bajara a comer, pero no tenía ganas de nada.

Bonnie seguía encerrada en su habitación, simplemente abrazando su almohada, ya no lloraba, pero seguía sintiéndose triste. Cerró sus ojos con la intención de tratar de olvidar todo por un momento, pero lo que sintió fueron esos cálidos brazos que necesitaba.

-¿Como sigues?

-Pensé que te vería mañana- susurro con la voz ronca, abrió sus ojos para toparse con los café de él.

-Me quede intranquilo

-Estoy bien

-Volviste a llorar- afirmo, observándola mejor. Sus ojos grises estaban hinchados y rojos- Me mata verte de este modo

-Es mi mejor amiga, y....

-Te comprendo perfectamente- dijo el chico- yo también he dejado a personas que tanto quiero

-Yo....-había olvidado ese pequeño detalle

-Shhhh, estoy aquí- la abrazo con cariño mientras depositaba besos en su melena castaña.- ¿Has comido algo?- negó con la cabeza

-No tengo ganas

-Tienes que comer. Ahora vengo- Eddie se separo de ella pero apenas toco el pomo de la puerta...

-¿Que haces? ¡¿Estas loco?!

-Quizás....

-¿Quieres que mis padres se enteren?- al escuchar eso el chico solo sonrió

Siempre te cuidaré [Edición] [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora