♤●•.Enredoso amor.•●♤

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Pasó 1 semana desde la llegada de México y toda la familia de climas frías se divertía con el latino. El era como si de una bendición se tratara para ellos porque les traía alegría en ese oscuro y desolado lugar, el convivía amenamente con la soviética y le relataba a los niños muchas de sus historias sobre el exterior.

Rusia ya se encontraba más cómodo su presencia porque en el principio se encontraba renuente a convivir con el, sin embargo le tomo cariño y empezó a hablar con el, y el ruso ya no le tomaba mucho en serio en que él le hiciera sonrojar sus mejillas.

"Tal vez sea calentura" pensó el pequeño mientras comían su cena.

La comida fue preparada por el latino quien se dejó un poco llevar con la comida y es que en verdad se quería ganar el cariño de los niños porque les cayó muy bien. En especial con Rusia quien al principio era tímido con el pero poco a poco se fue abriendo y eso se le hizo muy adorable cuando le pregunto si le gustaban los libros.

En fin, todo estaba tranquilo hasta que...

—Hijos les tengo que decir que me tendré que ir mañana a primera hora a una misión— los hijos de URSS dejaron de hacer ruido y prestaron atención a su madre. En cuanto a México el al escuchar lo que dijo se atragantó con un pedazo de carne, se dió unos leves golpes al pecho, tomo un poco de agua y aclara su garganta para seguir escuchando lo que su amada decía.

—¿Tan rápido?¿No puedes posponerlo por unos días más?— dijo un poco decaída Bielorrusia a su madre.

—Me temo que no Bielorrusia, lo siento hijos pero son asuntos de la guerra— dijo URSS triste de alejarse otra vez de sus hijos.

El ambiente se puso melancólico y nadie decía nada, ni siquiera México decía nada. Terminaron de comer, lavaron sus trastes y se fueron a sus habitaciones para ir a dormir a escépcion de la más alta quien se fue a su oficina a alistar unos papeles para el viaje. México aprovecho que los niños se encontraban en su habitación distraídos y entro a la oficina de su pareja.

—¿Cuando volverás?— pregunto el mexicano mientras miraba que guardaba en un pequeño maletín papeles que al parecer son importantes.

—Estimo que en 3 meses. Lo sé, es mucho tiempo pero hubo problemas en las fronteras europeas... México ¿me puedes hacer un favor?— dice la soviética deteniendo su actividad y dirija su mirada al mexicano al lado de ella.

—Si, cuenta.

—Me gustaría que cuidaras a mis hijos por este lapso de tiempo. No tengo a nadie quien me los cuide y ya los eh dejado mucho tiempo solos en este lugar lejos de la sociedad.

Y es verdad, en los tres años que llevan en este lugar tuvo que mantener el lugar desconocido de todos por si algún traidor atacara su punto débil, sus hijos. Ahora ya confía en una persona y esa persona confía en ella así que tenía la valentía de confiarle a sus descendientes.

México comprendió el miedo, angustia y pedido de su pareja acepto.

—Tranquila— abraza a URSS —Todo va a estar bien— le da un pequeño beso en el cachete —Y si, acepto cuidarlos a cambio de que también cuides a mis soldados, al principio estarán sacados de pedo de que yo no esté pero luego ya van a agarrar la onda ¿Ok?