Integrarse a la sociedad

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Debía averiguar que me sucedió, no iba a ponerme a llorar y alterarme, tengo que manejar de la mejor manera esta situación.

Caminé hacia la biblioteca donde siempre pasaba el tiempo con Noah, pero 40 años antes.

Entré, el aroma a lavanda impactó en mis fosas nasales, el suelo estaba cubierto por una gran alfombra negra, y las paredes forradas por un empapelado verde con diseños.

Caminé hacia las grandes estanterías, llenas de libros, hasta llegar a una alejada del público, donde había libros mucho más grandes y forrados por cuero.

Revisé cada uno, hoja por hoja, cuando leía uno de cambios de realidad, mi estomago dio un gruñido, cierto, no había alcanzado a comer en casa de Noah, fantástico.

Busqué en mis bolsillos, para encontrar el número de Louis, era mi única opción, lo dejé en la página que iba, y salí por busca de comida.

Caminé una cuadra, ¿tan difícil es encontrar una tienda en Nueva york?, Oh, cierto, estoy en los 80', todo es distinto. Me costaría acostumbrarme, aunque no planeo quedarme por mucho.

Hasta que encontré una tienda. Entré, la música ambiente era Another One Bites the Dust, Noah la ama, muchas veces bailaba al solo escuchar un poco de la canción.

—Buenas tardes, en que puedo ayudarl...—comenzó a decir la señora de la tienda al escuchar la campanita sonar de la puerta, pero paró al verme.

—Hola, emm, compraré esto—digo dejando un sándwich de mantequilla de maní y mermelada en el mesón. Tecleó algunas teclas rápidamente en la caja registradora—muy antigua cabe recalcar—y me dio un pequeño papel, con dígitos—seria 1 dólar—respondió indiferente, para luego analizarme con la mirada.

Mi ropa era totalmente diferente a la de los 80', y esta señora estaba al tanto de eso.

—Y este fue el último lanzamiento de nuestra querida banda, Queen con la gran canción, Another One Bites the Dust—dijo el parlante de donde provenía la música.

—Esa banda no durará nada—miro al techo, con disgusto.

Ja, si supiera...

Saqué de mi bolsillo trasero un dólar del presente, Psss ¿Qué podría pasar si pago con un billete que aún faltan 40 años para que sea imprimido?

Se lo entregué, ella lo observó en su mano unos segundos, se encogió de hombros y lo guardo en la caja registradora.

Menos mal.

Tomé el sándwich y salí de ahí. Caminé por las calles de Nueva york, saboreando lo que comía, ¡era fantástico!, sin duda la comida era mejor antes.

Llegué para seguir con mi lectura casual, y....

Por las barbas de merlín.

Noah:

Estaba en shock, Elena había desaparecido, no había rastro de ella. Entre en pánico, salí corriendo de mi cuarto, comenzando a buscarla por toda la casa, no pudo haber ido muy lejos... ¿no?

Amelia seguía en lo suyo, notó mi inquietud, y se levantó de su asiento.

—No me digas que teletransportaste a Elena y no sabes ahora donde está— carcajeó.

No dije nada. Eso la asustó, miró mi cuarto y luego mi pálido rostro. Se quedó sin aire al ver que no era broma.

—Noah...—dice preocupada—eso no es bueno, para nada bueno.

—Lo sé—me llevé las manos a la cabeza, pero no me iba a quedar así—Ya sé.

Tomé mis cosas y salí corriendo hacia la biblioteca que está a unas cuadras, debo buscar respuestas lo más pronto posible.

—¿Noah?, ¡Noah! —grita Amelia— uno de estos días éste me va a provocar un paro cardiaco.

Al llegar, fui directo a la sección de ciencia, leí cada libro de teletransportación, buscando respuesta, hasta encontrar en una hoja, un papel pequeño, lo tomé y lo leí.

No... no podía ser posible.

Era el papel que le dio el chico británico a Elena, pero envejecido. Muy envejecido.

Era el número que el chico británico le dio a Elena hace un rato, pero en peor estado, como si hubiese estado décadas en el libro.

Entonces se me ocurrió una idea, tal vez era loca, pero haría lo que fuera para traer de vuelta a mi mejor amiga, cueste lo que cueste.

Busqué una hoja y un lápiz y escribí en él.

—Ahora a esperar —me senté en el suelo, apoyando mi cabeza al estante.

Elena:

En el libro había otro papel sobre él. Lo abrí, y me quedé sin aire.

Elena, soy Noah, tal vez estoy perdiendo el tiempo al hacer esto, pero tengo la esperanza de que funcione, vine a la biblioteca en cuanto desapareciste, en uno de los libros que leía, encontré el número de Louis, pensé que tal vez, viajaste en el tiempo. Sé que es una tontería. Es difícil, pero no imposible.

Tomé un lápiz y escribí detrás de el papel.

—Noah, aquí estoy. No puedo creer que estoy hablando contigo, ¿Qué rayos sucedió?, y respondiendo tu inquietud, si, viaje en el tiempo—escribí.

No paso más de 10 segundos, y ya había una respuesta.

—No puede ser, ¿A cual año?

Tomo el lápiz—1980.

—No me lo esperaba. Mira, hablaré con Louis, el me ayudará a traerte de vuelta, lo que debes hacer, es integrarte en la sociedad. No encuentro otra solución por el momento.

—Esta bien, lo intentaré. Yo puedo, de eso estoy segura.

—Y por favor, ten cuidado.

—Yo también te quiero Noah.

Flashback:

Suspiré— ya debo irme—digo mirando a Noah.

—¿Es necesario que vayas? —me lo preguntaba por milésima vez— Odias las películas de terror.

—Lo sé...

Jane me había invitado al cine, veríamos la película de un payaso asesino. Yo odio esas películas, pero aun así, dije que sí. Lo peor es que debía ir caminando a su casa, y era de noche.

—¿Entonces por qué aceptaste su cordial invitación? —remarcó la palabra "cordial", irónicamente.

—Es mi prima...—jugaba con mis manos—-no quería ser mala. Además no la veo nunca.

—No eres mala, solo tienes sentido común—el suspiro—por favor, ten cuidado.

Siempre que Noah me decía "ten cuidado", significaba "te quiero". Es... un lenguaje que tenemos desde siempre.

—Además, hay tantos psicópatas sueltos por la calle, ¿Qué hago sin mi asistente de experimentos? —me abrazó y comenzó a reír.

—Qué considerado, gracias.

—¿Sabes?, te acompañaré a su casa, no me arriesgaré— se levantó de su cama por su chaqueta.

Río ante su acción.

Fin de Fashback:

Esto era demasiado. Tenía que integrarme en una sociedad totalmente desconocida. Salí de la biblioteca, miraba a mi alrededor, dando vueltas, la música de fondo antigua, las risas de las personas, los colores...

Y así fue como, terminé en el año 1980... accidentalmente.

Un viaje a mi nuevo yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora