El presente

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Después de 40 años, sentí la misma familiaridad en aquella casa roja, seguía siendo un hogar, aún sin mis abuelos.

Hay cosas que no se pueden evitar ni siquiera viajando en el tiempo.

Robert hizo la llamada, mientras yo esperaba en la sala, nerviosa.

—Ya llegarán —dice el —no están muy ocupados después de todo.

—No son... —no me dejó decir la palabra "Abogados", porque me interrumpió.

—Eso lo verás tu misma —dice con su famosa sonrisa, sentándose en sofá.

Luego de unos minutos, escucho la puerta abrirse, acompañado de una voz masculina.

—¡Esta bien! ¡Esta bien! —dice este —¡No pensé que se molestarían tanto si mataba al personaje principal! —exclama colgando su abrigo en el perchero —Hablamos luego, estoy con mi familia.

—Ser escritor famoso es tan agotador —dice entrando a la sala, alargando la palabra "tan", pero es interrumpido por la puerta abriéndose.

—¡Llegué! —exclama Madelaine entrando ruidosamente, sacándose sus famosas gafas de sol —Llegó la persona que todos aman.

—¿Quién te ama a ti? —dice George mirándola, molesto por haberlo interrumpido.

—Mas personas que a ti de seguro —responde esta, quien se sienta a su lado —estaba enviando unos diseños a los talleres, por eso tardé —hizo un gesto de cansancio.

Lo lograron.

—Chicos, Elena debe decirnos algo —dice mi padre, con una sonrisa.

Ambos al verme, cambiaron de expresión. Me miraron...con familiaridad.

—Es idea mía o Elena se parece demasiado a esa Elena... —murmura George, sorprendido.

—Es porque, yo soy esa Elena —dije levantando la mirada.

Madelaine y George quedaron totalmente boquiabiertos, intentando comprenderlo todo.

—Pero... ¿Cómo?, si te conocemos desde que gateabas por todos lados —dice Madelaine, sin quitarme la mirada.

—Hace 4 días, viajé en el tiempo accidentalmente, y llegué a 1980... —dije en un suspiro —donde los conocí a ustedes. Luego de eso, llegué al 2001 con mis amigos, para después, llegar aquí. Pero, todo es diferente.

—¿Por qué diferente? —pregunta George.

—Eran abogados —dije sin más —y muy aburridos cabe recalcar.

George y Madelaine por fin reaccionaron. Robert estaba cruzado de brazos en el sofá, mirando a sus hermanos con una sonrisa.

—Quieres decir... —dice Madelaine.

—Que ella nos salvó la vida —dice Robert, mirándome esta vez.

George se levanta con una sonrisa, para buscar algo en la estantería de libros que estaba en la sala. Sacó un libro, muy largo.

—Te busqué por años, para que leyeras este libro. Esperé qué de alguna manera, en cualquier parte del mundo donde estuvieras, lo encontraras —lo dejó en mis manos, en la portada decía, Elena, la viajera.

En una de las paginas decía: ¿Cómo es posible que una chica, aparezca de la nada, te ayude a seguir tus sueños, y luego desaparezca de la faz de la tierra totalmente?, Solo un ángel logra eso.

Sonreí al leer esas páginas, para luego, recibir un abrazo de mi tío, mejor conocido como mi amigo George.

—Debo mostrarte algo —me dice Madelaine, extendiendo su mano, la tomé y salimos de la familiar casa. A George y Robert no pareció molestarles.

Caminamos como antes, riendo y hablando de cosas aleatorias, como en 1980.

Hasta llegar a una tienda de ropa, muy exclusiva al parecer. En la vitrina, se exhibía una colección, muy colorida y hermosa. Debajo de ella, decía "Elena", con letra cursiva y elegante.

Sonreí y la miré —te lo prometí, ¿no? —dice pasando un brazo por mis hombros, acercándome a ella.

Me alegra que pude ayudarlos, George fue escritor exitoso, Madelaine diseñadora de modas, y Robert, pintor reconocido.

—Quiero ser el nuevo Van Gogh, pero con dos orejas —lo recordé, a aquel chico joven con energía de Golden retriever, que aún conserva.

De alguna manera, este viaje en el tiempo me ayudó a mí, y mi familia.

Fin.

Un viaje a mi nuevo yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora