La solución

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Había despertado, al comienzo, pensé que todo había sido un sueño, pero al ver las paredes rojas, descubrí que no.

Suspiré y me levanté. Me cambié a la misma ropa de ayer y bajé.

—Hola Elena— me saluda Mad, que estaba cocinando el desayuno—¿Cómo dormiste?

—Hola— la saludé— muy bien— le sonreí.

—Los demás salieron, Rob acompañó a George a no sé dónde, y mis padres tenían un caso en Brooklyn.

Inmediatamente tuve un deja vú.

—Está bien— dije sentándome en la barra de la cocina.

Luego de comer, Mad me pregunta:

—Elena, ¿Tienes más ropa? —me pregunta amablemente, mientras retira los platos.

—La verdad es que no, tuve un problema con mi bolso— inventé rápidamente.

—Entonces, nos vamos de compras— dice tomando su abrigo y gafas de sol. Según he notado, le encanta usar gafas de sol.

—Esta bien— se lo agradecía, de verdad.

Fuimos a todas las tiendas de Nueva york, viendo prendas hermosas, comprando muchas de ellas. Madelaine de verdad, era un amor de persona.

Estábamos en la última tienda, habíamos hablando demasiado, de nuestras vidas y muchas cosas.

—¿Qué quieres estudiar? —le pregunto mientras ella miraba unas prendas.

Suspiró— Moda, sueño con eso, pero voy a estudiar derecho— se intentaba convencer a ella misma.

—¿Lo haces por la tradición de los Smith? —le pregunté.

—Si, no me queda de otra. Mejor dicho, no nos queda de otra, George y Robert tienen el mismo problema— dice mirándome, con una mirada triste— quizás el único qué si será feliz de nosotros, sea George.

—¿Te doy un consejo? —le pregunto, ella me mira y asiente.

—Sé feliz, es tu vida, nadie puede interponerse en tus decisiones. Además, estoy segura que serás buena diseñadora— le digo apuntando los outfits que seleccionó para mí—tienes buen sentido de la moda.

—Gracias Elena—me dice con una sonrisa—te prometo, si es que logro ser diseñadora, mi primera colección, llevará tu nombre.

Sentí un calor en el corazón, le dediqué una sonrisa y seguimos con lo nuestro.

Cuando salimos de la tienda, comenzó a sonar su teléfono, muy antiguo cabe recalcar.

—Oh— dice—¿Te molesta si contesto?

—Para nada.

Contestó y, al parecer, recordó algo.

—Claro, voy para allá—corta la llamada y me dirige la mirada.

—¿Debes irte? —le pregunto.

—Si, olvidé que tenia un asunto importante—me dice con lastima—¿Te molesta si me voy?

—Tranquila, tengo que ir a un lugar también—recuerdo a Noah, llevo 1 día sin hablar con él.

—Esta bien—me abraza—nos vemos en casa.

Y se fue. Comencé a caminar en dirección a la biblioteca. Fui al libro para poder decirle lo que ha ocurrido a los chicos.

—Noah, volví. Lo siento si no he hablado, es que, sucedió algo.

Esperé unos minutos, cuando escucho ese ruido proveniente del libro.

—¿Qué paso?

—Encontré a mi padre, me estoy quedando en casa de él. Están todos...

Un viaje a mi nuevo yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora