II Capítulo 1

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La felicidad tiene nombre

Tres semanas se completaron, las expectativas de todas las chicas se estaban cumpliendo como esperaban, o al menos eso dice el guion.

Lena se sentía tan feliz al haber establecido una relación romántica con Kara; Sofía igual de contenta porque todo funcionaba bien con Andrea, que partiría pronto pero eso no es impedimento. ¿Janeh? No, no hay nada de decir respecto a la mayor.

Era la semana de vacaciones, por lo que no iban a la escuela, se quedaban en casa viendo películas absurdas o hablando de cosas irrelevantes, las princesas se esforzaron mucho por volver a estar "bien" como hermanas, fue gracias a Sofía que lo consiguieron.

La ojiverde tuvo un pequeño incidente en un restaurante cuando salió con la princesa menor, realmente se sintió avergonzada.

—Estás sangrando— indicó Kara, señalando la silla en la que se encontraba tu novia

Lena se ruborizó de inmediato ante la falta de tacto que tenía la rubia

—Descuida, yo me encargo— dijo la princesa, poniéndose de pie, mientras se retiraba la prenda superior (una casaca) para dársela a la otra chica, cubriendo el lugar afectado—. Iré a pagar, quédate aquí— indicó para acercarse a la mesera, una mujer bastante coqueta, aunque un poco excesiva para el gusto de Lena

—¿Desea la cuenta, linda?— preguntó la chica

—Sí, por favor— respondió con una sonrisa

La mujer escribió cosas en su computadora, luego regresó su vista a la rubia—Son veinte dólares— comentó

Kara rebuscó entre sus bolsillos, pero no encontró más que una golosina; apenada, se giró hacia Lena para pedirle dinero y claro que se lo dio.

—Sería todo, guapa. Aquí tienes tu recibo— comentó la cajera al recibir su paga—. Espera— pidió, sacando un lapicero de su bolsillo, tomando la boleta y escribiendo algo en ella, y luego entregándoselo a la princesa

—Gracias— respondió la rubia, corriendo de regreso a la mesa, ayudando a que su novia se levantara, tapándola, inmediatamente, con su chaqueta. Para suerte de ambas, en aquel asiento no había rastro de sangre, sólo en la pequeña zona íntima del pantalón de Lena.

Ambas mujeres llegaron al auto, al que subieron.
—Creo que deberías cambiarte...

—¿Crees?— preguntó un poco disgustada

A lo que Kara sólo guardó silencio, tratando de entender, pues Sofía le había explicado que algunas mujeres sufren de cambios hormonales muy fuertes al estar menstruando.

La ojiverde bufó por debajo—Lo siento— dijo al notar la expresión de cara de perrito que tenía su novia, tomándole, posteriormente, la mano

—Está bien— respondió, acercándose para besar aquellos labios carnosos que tanto le encantaban, suavemente y disfrutando de aquel sabor agridulce dejado por lo que acababan de comer.

Lena se separó, para buscar aquel pedazo de algodón que necesitaba tanto, guardando la boleta pero percatándose de algo que, realmente, la enfureció.

—¿Me está jodiendo esa maldita mesera urgida?— espetó con rabia entre los dientes

—¿Qué sucede?— cuestionó Kara, ladeando la cabeza para leer lo que decía en aquel papel

—¿Tú le pediste el número?— preguntó, girando su vista molesta hacia la rubia, mostrándole lo que había en aquella factura

—Mh... no, no recuerdo haberlo hecho.

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