Los primeros días

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Ino se despertó a la mañana siguiente con el sol luciendo intensamente sobre su cara. Se incorporó y una gruesa manta de lana cayó de encima de ella; mirándola confundida por un momento, sonrió en cuanto se dio cuenta de lo que significaba. Girando hacia el otro para agradecerle a su marido, únicamente vio una cama vacía; de hecho, las sábanas ni siquiera habían sido removidas, haciendo obvio que él no había dormido en absoluto. La amplia sonrisa resbaló de su rostro, y se sentó allí en silencio por un minuto, pensando. Por supuesto, él era el Kazekage y tenía que trabajar; ella tan sólo había pensado que quizás ahora que estaban casados, en realidad podrían pasar algún tiempo juntos.

Oh, estaba bien, pensó ella con su habitual actitud optimista. Siempre quedaba la tarde: le cocinaría una maravillosa cena.

Con esos animados pensamientos, saltó de la cama y se preparó para afrontar el día. Después de su habitual rutina mañanera, Ino desempaquetó su equipaje y ordenó la habitación. Gaara no era la persona más ordenada, según notó ella mientras arreglaba la ropa colgada en su armario y cerraba las puertas que él había dejado abiertas.

Una vez que terminó en su... emm... en la habitación de ellos, se llevó a sí misma en un tour por el resto de la casa, dejando la cocina para el final. Era una casa muy agradable, aunque el resto era tan espartano como el dormitorio. Tendría que hacer algo al respecto, ella quería que su hogar fuese hermoso. La cocina era todo lo que el chef dentro de ella podía desear. Preparándose algo para desayunar, examinó lo que había en la cocina antes de resolver qué hacer para la cena.

Ino pasó el resto de la mañana y las primeras horas de la tarde ordenando la casa, y tomando nota mentalmente de los cambios que iba a hacer. Dudaba que a Gaara le importara, vaya, probablemente ni siquiera lo notase. Además, ella no podía vivir en un lugar como éste por mucho tiempo.

Fue sacada de su ensoñación cuando la puerta se abrió. Gaara debe haber regresado a casa temprano, sonrió para sí misma. Brincando hacia la puerta, su cara cayó cuando vio a una mujer de mediana edad con cabello corto marrón entrando en su casa.

- Hola - saludó amablemente la intrusa - Tú debes ser la nueva esposa de Kazekage-sama. Mi nombre es Tsuki, soy el ama de llaves.

Ino asintió muda, en tanto que la morena la pasó de largo y miró a su alrededor conmocionada.

- Parece que ya te has ocupado de este lugar, ¿no? - dijo con una pequeña sonrisa.

Ino se sintió un poco avergonzada. ¿Se suponía que no habría limpiado?

- Lo siento - dijo calladamente - Simplemente no tengo nada más que hacer, en realidad... y me gusta la limpieza.

Para su sorpresa y alivio, la mujer mayor se rió.

- ¿Qué hay para que te disculpes? Es tu casa ¿no? Puedo ver que no necesitarás más de mis servicios. Oh, tan sólo para que lo sepas, normalmente hago el almuerzo del Kazekage el día antes y lo dejo en la nevera. No te preocupes sobre qué hacerle, comerá cualquier cosa.

Ino asintió quedamente, pero una sonrisa fue lentamente haciendo su camino a través de su cara. Le gustaba esta mujer.

- ¿Tienes alguna pregunta para mí antes de que vaya e informe a Kankuro-sama de que mis servicios han terminado? - preguntó Tsuki.

Ino sacudió la cabeza.

- No, pero si alguna vez quieres parar aquí y charlar, apreciaría la compañía - dijo, recuperando su antiguo carácter extrovertido.

- Aquí vamos - dijo Tsuki - Yo sabía que no podías ser tan tímida. Me encantaría charlar contigo en algún momento. ¿Qué tal si vengo mañana por la mañana y te enseño Suna?

UN ASUNTO DE ESTADO ( Terminada ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora