La prisionera

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Gaara quiso partir en busca de Ino inmediatamente. Como fuera, apenas se demoró unos minutos en poner oficialmente a Temari a cargo, mientras él y Kankuro fueron tras Ino y sus captores. Akahana había dicho que eran diez hombres, y al menos de dos de ellos ya se había ocupado Ino. Gaara y Kankuro lo tendrían mejor, incluso si recibieron refuerzos, tal como había sugerido Temari que podrían. Gaara estaba muy confiado de que podría derrotar hasta un ejército, si eso significaba salvar a Ino. ¿Por qué simplemente no le escuchó?

Hubo otros que se ofrecieron a unirse a ellos, por supuesto. Ino había producido un impacto significativo en la aldea en el poco tiempo que estado allí. Otros instructores de la academia, y muchos de los jounin con los que se había aficionado a combatir ocasionalmente, todos expresaron su impaciencia por ayudar. Gaara se negó, se movería más rápido él solo. Y, tal como Kankuro le había recordado, esto podía ser una trampa para sacar a sus mejores luchadores de Suna, dejándola débil e indefensa.

Así que Gaara y Kankuro partieron, siguiendo el rastro de los estudiantes. En su pánico los niños se han perdido un poco, por lo que las huellas estaban dispersas y le llevó a Gaara más tiempo del que hubiera querido alcanzar los cuerpos muertos de Daiki y su compañero. Después de eso, tocó una corta carrera adonde había sucedido la emboscada, pero allí el rastro se había enfriado. Quien secuestró a Ino fue muy cuidadoso cubriendo sus pasos, y Gaara y Kankuro han llegado a un callejón sin salida.

- No voy a volver - dijo un frustrado Gaara resueltamente - No sin ella.

- No te lo estoy pidiendo, Gaara - dijo Kankuro comprensivo - Es mi amiga también. La encontraremos, no te preocupes. Solamente que tomará un poco más de tiempo.

- ¿Y si ella no tiene un poco más de tiempo? - preguntó Gaara, preocupado.

- Gaara, sé que tienes dificultades para aceptar esto, pero Ino puede cuidar de sí misma - le recordó Kankuro.

- Lo sé - dijo Gaara - Pero yo también puedo hacerlo, y eso no me impidió morir, ¿verdad?

Kankuro no supo cómo responder a eso, así que en cambio comenzó a dar vueltas por fuera de la emboscada buscando una pista, cualquier cosa que les indicase la manera en que Ino se había ido.

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Ino estaba en ese momento sufriendo lo que probablemente era el peor día de su vida. Sus manos estaban atadas a la espalda y sus pies estaban deshechos, de manera que incluso si se las arreglaba para liberarse, no sería exactamente capaz de correr en algún lugar. Añadiendo a eso el hecho de que los grilletes continuaban agotando su chakra lentamente, dejándola en una miserable e increíblemente penosa Ino.

Desde luego, Ino no era del tipo que mantiene sus sentimientos para sí misma, por lo que el día de sus captores no estaba yendo mucho mejor. Ella les había chillado, gritado, pateado, mordido, arañado y complicado su avance en cualquier forma que pudo. Al menos hasta que Hachiro (ese saco de basura) le recordó que tenía un límite de tiempo tanto como ellos. Entonces ella se puso sumamente rabiosa. Asustados de acercarse, la pincharon hacia delante con lanzas, obligándola a continuar su interminable travesía a través del desierto.

Ino, siendo Ino, estaba intentando desesperadamente elaborar un plan para escapar. ¿Dónde estaba Shikamaru cuando le necesita de alguna forma? Consideró el poseer un animal y enviárselo a Gaara por ayuda, pero a diferencia de sus compañeros de equipo, él no conocía sus capacidades de jutsu tan bien, y probablemente no lo conseguiría. Además, la cantidad de chakra que se gastaba en mantener ese tipo de conexión a larga distancia, seguramente la mataría mientras estaba atrapado por esos malditos grilletes. En cualquier caso, a diferencia de en Konoha, no había en realidad ningún animal para la tarea en este estúpido desierto.

UN ASUNTO DE ESTADO ( Terminada ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora