La excursión al campo

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Gaara había ido a casa de Kankuro a pasar la noche, para disgusto de su hermano mayor. El marionetista había tenido grandes esperanzas con Gaara e Ino, pero viendo el gesto de estar completamente destrozado en la cara de Gaara, le dejó indudablemente claro que no iba a ser. ¿Había rechazado Ino los avances de Gaara? De alguna manera, no le parecía probable. Había sido evidente para Kankuro y Temari que Ino estaba bastante colada por su hermanito.

- ¿Qué sucedió? - le había preguntado un estupefacto Kankuro.

- Ella se va - fue todo lo que Gaara había dicho antes de voltearse avergonzado, en tanto las lágrimas recorrían su camino por su mejilla.

Por supuesto, esto causó que Kankuro saltase a muchas conclusiones, todas las cuales eran incorrectas.

- ¿Y tú nada más la dejas irse? - preguntó atónito.

- Yo... no sé qué hacer. Me dijo que nunca me perdonaría si iba tras ella.

Ahora Kankuro estaba confundido. ¿Normalmente no se iban las chicas porque querían que fueras tras ellas?

- Gaara, voy a necesitar que empieces desde el principio y me cuentes lo que sucedió.

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Ino despertó a la mañana siguiente brillante y fresca. Bueno, quizás eso fuese un poco mentira. No había podido dormir durante la mayor parte de la noche, y cuando lo hizo fue acosada por las pesadillas. La verdad del asunto es que estaba enamorada de Gaara (perdidamente enamorada), pero no podía estar en una relación con alguien que se negaba a reconocer sus propias capacidades.

Tal vez había sido demasiado dura con él... Conocía su pasado y lo difícil que había sido para él abrirse con ella y todo, pero Ino nunca había sido particularmente buena quedándose callada. Además, había tenido su punto de razón, ¿no? Gaara la dejaba ir a la excursión (lo que era bueno, porque realmente no le habría perdonado si hubiera tratado de controlarla), y cuando regresara sana y salva él vería que ella había estado en lo cierto...

Entonces, ¿por qué se sentía como si hubiera pateado a un cachorrito?

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Gaara estaba plantado malhumoradamente a las puertas de Suna, donde Ino pronto haría su reaparición. Las últimas noches hablar con Kankuro le había ayudado un poco, y si ella efectivamente volvía sana y salva, entonces suponía que podrían dejar todo esto en el pasado; pero si tenía un solo rasguño, la mataría él mismo. ¿Quién se creía ella que era, haciéndole preocuparse así? El día estaba llegando ahora a su fin... ¿dónde estaba?

Había una persistente sensación en medio del estómago de Gaara, que había estado aumentado de manera constante durante todo el día. Sabía que Ino podía cuidar de sí misma, simplemente no quería que tuviera que hacerlo. Además, sabía que él podía cuidarla mejor... ¿por qué ella no comprendía que si algo llegara a pasarle, él nunca jamás podría perdonarse a sí mismo? La amaba. Sí, lo estaba admitiendo para sí ahora. La amaba y ella se había convertido en toda su razón para existir. Sin ella, él estaría vacío...

¿Dónde estaba ella? La pegunta era ahora ocasionada por el pánico en vez de la impaciencia. Ino debería haber estado de vuelta hacía quince minutos, si no antes. Todas las otras clases habían regresado horas atrás, pero supuso que Ino se tomaría todo el tiempo afuera que tuviera, tan sólo por demostrarle que podía. Kankuro y Temari habían venido a esperar con él en la puerta, y Gaara estaba bastante seguro de que solamente estaban allí para asegurarse de que él no hacía nada estúpido.

Justo cuando Gaara estaba a punto de ir a buscarla, vio un grupo de gente dirigiéndose a toda velocidad hacia las puertas. Se relajó visiblemente, ella estaba volviendo a él. La sensación de alivio se evaporó cuando notó el gesto aterrado y exhausto en las caras de los estudiantes. Sus ojos buscaron frenéticamente la figura de Ino, aguardando con desesperación un indicio de su largo y rubio cabello, únicamente para darse cuenta de que ella no estaba entre el grupo que se aproximaba.

UN ASUNTO DE ESTADO ( Terminada ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora